El liderazgo del gigante asiático en tecnología empieza a inquietar a sus competidores

El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

El gigante asiático puso en marcha hace décadas una estrategia denominada tecnonacionalismo. China planifica la inversión en investigación y desarrollo junto con sus grandes empresas tecnológicas para depender menos del extranjero. Ese vínculo entre los sectores público y privado, unido a un plan para influir en los mercados internacionales, ha permitido un gran crecimiento tecnológico en el país. Ahora el liderazgo de la República Popular en tecnologías como el 5G sorprende e inquieta a sus competidores.

El tecnonacionalismo, como término, hace referencia a una estrategia de desarrollo tecnológico basado en estrechas alianzas público-privadas, en las que el Estado no solo es un importante inversionista en las áreas de investigación y desarrollo (I+D), sino que además adquiere protagonismo activo al actuar como ente planificador. Así mismo, es observable en esta estrategia, un progresivo retorno al proteccionismo tecnológico y económico propio de los modelos nacionalistas de desarrollo del siglo XX. El tecnonacionalismo es un concepto que comenzó a dar que hablar en medio de la guerra comercial que protagonizan Estados Unidos y China desde 2018 con la imposición de altos aranceles a las importaciones chinas dentro del país norteamericano.  El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

Históricamente, el Estado chino se ha involucrado de forma activa en el desarrollo tecno- científico del país. Este intervencionismo, adquiere unos valores propios en el contexto chino, donde los vínculos entre el sector público y el privado son más fuertes que en Occidente, al tiempo que se asocian a ciertos valores de la identidad nacional. Ya desde el maoísmo, el Partido Comunista Chino (PCC) buscó innovar en el contexto geopolítico de la Guerra Fría, dedicando la mayor parte de la inversión a la energía nuclear. La llegada de Deng Xiaoping y la consiguiente liberalización de la economía reorientaron el desarrollo tecnológico hacia lógicas de mercado. A partir de entonces, los líderes sucesores han mostrado una clara determinación a la hora de escalar en el dominio de la producción de tecnologías de alto valor añadido y depender cada vez menos de las potencias extranjeras. La llegada de Xi Jinping ha acelerado esta tendencia, buscando un mayor grado de autonomía ante escenarios adversos como la Guerra Comercial con Estados Unidos o la pandemia de la COVID-19. Estos últimos años, China ha conseguido incluso posicionarse líder mundial en tecnologías estratégicas como la IA y el 5G entre otros. El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica 

El factor cultural ligado a la identidad nacional está también presente en una estrategia tecnonacionalista. La innovación tecnológica está estrechamente relacionada con las condicionantes sociohistóricas que atraviesan un país en un momento determinado. En el caso de China se distinguen dos etapas claves: el periodo maoísta y el posterior a Mao. Mientras que Mao priorizó un desarrollo tecnológico más enfocado a las masas y menos a la búsqueda de poder en la arena del comercio internacional, los líderes que le sucedieron obraron por dotar a China de un músculo tecnológico competitivo, innovando en tecnologías estratégicas y con una mayor orientación de mercado 

Con todo, China no es el único país con una estrategia tecnonacionalista. Estados Unidos, Japón y los tigres asiáticos (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán) han implementado programas similares desde mediados del siglo XX. En estos países, el Estado puede financiar el desarrollo tecnológico y mitigar el coste de cualquier fracaso a las empresas que operan en su territorio. Muchas de las corporaciones punteras en el sector tecnológico han tenido fuertes lazos con el aparato estatal y su industria militar. Es el caso de Silicon Valley, en California, la sede de empresas tecnológicas como Apple, Google o Facebook, producto de la unión de capital público y privado estadounidense, o de algunas empresas de la ciudad china de Shenzen, como Huawei, que tiene vínculos con el Ejército chino. El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

China ha impulsado la inversión en diferentes áreas para convertirse en una de las primeras potencias en IA para 2030, situando esta tecnología como una parte integral de la estrategia tecnonacionalista. Además, las autoridades chinas ven en la IA un catalizador para mejorar las industrias manufactureras y de servicios para alcanzar a las economías avanzadas. Para cumplir dichos objetivos, los planes y proyectos de IA desarrollados por China en la última década son innumerables. Expertos en el campo sostienen que China será la primera potencia mundial gracias al desarrollo de la inteligencia artificial, que marcará un cambio disruptivo en el orden mundial. Esto se debe a la ventaja que tiene China en la obtención y el uso masivo de datos, clave en el entrenamiento de los algoritmos En el nuevo Índice de Exposición Mundial de China del Instituto Global McKinsey (2019), se expresa que la dependencia de China al mundo en el comercio, la tecnología y el capital han caído en términos relativos. De forma opuesta, la dependencia del mundo a China ha aumentado. Esto refleja el reequilibrio de la economía china hacia el consumo interno y la independencia tecnológica.  El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

Sin embargo, en la carrera por liderar dichas tecnologías, la potencia asiática tiene ciertas limitaciones. En el caso del 5G, pese a liderar a nivel mundial el desarrollo de patentes, con Huawei como buque insignia, China tiene una dependencia crítica de la importación de semiconductores, un componente que ha focalizado los ataques de Estados Unidos a sabiendas de la debilidad estructural que sufre el país asiático. En relación con la IA, aunque China tiene una de las principales ventajas en esta tecnología al contar con acceso a una cantidad de datos mayor que ningún país, la falta de capital humano disponible, como también la limitación de producción nacional de semiconductores, suponen un lastre para adelantar a Estados Unidos.  El tecnonacionalismo chino, la herramienta para la hegemonía tecnológica

De este modo, China está aumentando su capacidad de desarrollar tecnologías disruptivas, aunque todavía no se ha traducido en un aumento de su capacidad tecnológica general, debido en gran parte a su inconsistente capacidad institucional y de infraestructura. En la próxima década, la ofensiva tecnonacionalista se prevé que será el centro de la estrategia de China, tanto para modificar su modelo de crecimiento a nivel interno, como para seguir luchando para convertirse en la primera potencia del mundo.

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