Turquía gana terreno como el socio más atractivo para África

El país otomano busca establecer su presencia e influencia estratégica en el continente africano y cumplir sus ambiciones geopolíticas mediante la cooperación diplomática y militar
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, el presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, y el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - PHOTO/Presidencia de la República de Turquía
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, el presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, y el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - PHOTO/Presidencia de la República de Turquía

Tras años enfocando su política exterior hacia Europa, Turquía lleva tiempo desarrollando su estrategia de autonomía para amplificar su peso a nivel internacional, realizando un determinante y trazado giro hacia África como el nuevo rumbo decretado bajo el mando del presidente Recep Tayyip Erdogan. Desde un inicio, el énfasis estuvo en las armas de poder blanco, como fue la asistencia humanitaria a la hambruna en Somalia en 2011 o su participación en la guerra civil de Libia en 2019.

Buscando diferenciarse del resto de modelos de las potencias occidentales y potencias emergentes, sigue una línea estratégica y pragmática de métodos de cooperación diplomática, militar y de mediación en conflictos africanos.

Debido al progresivo debilitamiento y retirada de potencias claves en la región, como Francia y Estados Unidos, se ha creado un vacío que Ankara pretende disputar ante el protagonismo de China y Rusia para erigirse como la mejor opción para los países del continente africano que atraviesan una patente crisis de seguridad debido al ascenso de movimientos insurgentes y grupos terroristas, como la influencia regional del Estado Islámico, Al-Shabaab en Somalia, Boko Haram en Nigeria y el LDR en Uganda, así como las tensiones internas que requieren de representantes que intervengan para garantizar la búsqueda de soluciones, como ocurre en la situación en el Cuerno de África.

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, el presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, y el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - PHOTO/Presidencia de la República de Turquía
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, el presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, y el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - PHOTO/Presidencia de la República de Turquía

El país transcontinental cuenta con una amplia gama de acuerdos de cooperación en materia de defensa a lo largo de todo el continente, desde África Occidental con Nigeria y Ghana, a África Oriental con Ruanda, Kenia, Somalia, Libia y Etiopía. Además de ser un éxito estratégico para el país, es también una oportunidad para el desarrollo de su industria de defensa, especialmente en lo referido a los drones, y un avance para las exportaciones.

Para los países africanos, la propuesta de Turquía como socio versátil más allá del área de defensa es significante. En la rama política está siendo recibida como la única representación de un actor que realmente se preocupa por los intereses y conflictos de la región y que es ajeno al pasado colonial del que se busca distanciar, herramienta que le da al país euroasiático un valor emblemático y una mayor aprobación popular. Asimismo, el triunfo de estas nuevas relaciones es debido a la exhaustiva introducción de Ankara en diversos proyectos en el sector del desarrollo, la infraestructura y la educación.

Precisamente, el foro diplomático anual en Antalya, el pasado mes de abril, fue una oportunidad trascendental para la expansión de la nueva propuesta turca y la apertura de canales de comunicación directos con los líderes del continente. La alta asistencia de funcionarios demuestra la aceptación a esta nueva alternativa, a pesar de que se mantiene una fuerte conexión a las viejas alianzas que no se pretenden contradecir, como son las relaciones con Francia en determinados países.

<p>El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - REUTERS/HASNOOR HUSSAIN </p>
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan - REUTERS/HASNOOR HUSSAIN 

Otro de los factores de atracción hacia la República turca es su implicación en las crisis globales como el conflicto entre Rusia y Ucrania y la situación de inestabilidad de Siria, todas situaciones que Erdogan ha calculado para incrementar su presencia como actor polifacético, y posicionándole como un posible mediador que ofrezca respuestas a las necesidades africanas. Además, esto ha facilitado que Turquía sea un país visibilizado como un socio igualitario a diferencia de otras potencias.

Ciertamente, los países del continente están optando por un alineamiento múltiple y diversificado que reduzca la dependencia. Turquía, por su lado, está aprovechando está amplia aceptación para introducirse en diversos campos de entrada, siendo consciente de que, a pesar de la fragmentación e inestabilidad interna, África es una llave de entrada al nuevo mundo en un panorama con cambiantes influencias y de ahí la respuesta al porqué de su acercamiento con el norte de África, que presenta a dos rivales regionales como Marruecos y Argelia, y al fortalecimiento de sus relaciones con los dos extremos del continente.

El presidente turco Tayyip Erdogan y el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi pasan revista a una guardia de honor durante una ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial en Ankara, Turquía, el 4 de septiembre de 2024 - REUTERS/MURAD SEZER
El presidente turco Tayyip Erdogan y el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi pasan revista a una guardia de honor durante una ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial en Ankara, Turquía, el 4 de septiembre de 2024 - REUTERS/MURAD SEZER

Turquía lleva un juego estratégico en el que ha introducido una narrativa en la que se presenta como Estado afro-euroasiático como medida para acercarse y aminorar tensiones con África. Todo ello, bajo el liderazgo de una presidencia que busca avivar la herencia otomana y que retrata el nacionalismo turco en defensa del anhelo de cumplir sus ambiciones de convertirse en un actor político dominante. Erdogan está llevando a cabo está formula al mismo tiempo que el país se ve sumido en una situación de crisis interna política con la oposición, bajo el estallido de fuertes protestas sociales, así como bajo una grave recesión económica determinada por la deuda.

Indudablemente, Erdogan es un astuto personaje que conoce las dinámicas que mueven el orden internacional y que no duda en apostar en búsqueda del beneficio mayor, a pesar del delicado contexto en el que se encuentra sumido.