Previsiones de crecimiento 2023 (Banco Mundial y FMI)

África económica

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2023: África viene arrastrando en mayor o menor medida no solo a raíz de la pandemia del Covid-19, sino recientemente debido a la invasión de Ucrania por Rusia, una triple crisis alimentaria, energética, y económica.

Después de la notable recuperación en 2021(PIB +4,3%) tras el impacto de la COVID-19, las economías africanas experimentaron una ligera desaceleración en 2022 (3,6% según datos del banco Mundial. 3,8% según el BAFD: Banco Africano de Desarrollo) debido a diversas dificultades. Sin embargo, siguen siendo resistentes con una perspectiva estable -debiera estabilizarse en torno a un 4% para 2023-2024 según el BAFD-. La ralentización del crecimiento se debió a una combinación de factores que incluyen la multiplicación de los impactos del cambio climático, la persistencia de los riesgos relacionados con COVID-19 en África y en todo el mundo, y las repercusiones de las tensiones geopolíticas debido al aumento de los conflictos, la inseguridad en el continente y la invasión de Ucrania por Rusia. Estos choques internos y externos han dado lugar a una volatilidad significativa en los mercados financieros mundiales, alimentando las presiones inflacionarias, el aumento del costo del capital y servicio de la deuda, interrupción de las cadenas de suministro globales, especialmente en alimentos y energía, además de haber erosionado la demanda en los principales mercados de exportación de África, incluidos Europa, Estados Unidos y China, sus principales socios comerciales.

1. Inseguridad alimentaria en África

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Edmond Dingamhoudou, Banco Mundial. https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2019/12/17/food-security-in-chad-the-successful-involvement-of-refugees-and-host-communities-in-horticulture

La primera pregunta que nos debemos de hacer es: ¿La inseguridad mencionada es un asunto de falta de alimentos o más bien de la incapacidad de individuos y organizaciones a proveerlos? Hay una serie de condicionantes que dan respuesta a esta pregunta uno de ellos podría ser la pobreza estructural y los contextos sociopolíticos que hacen que el acceso a la alimentación sea difícil y los regímenes alimentarios desequilibrados1. Que decir de la conjunción de los efectos del cambio climático sobre el continente (calentamiento/sequias) así como el fuerte crecimiento demográfico todo ello indudablemente afecta directamente a la disponibilidad de alimentos en el largo plazo. Desde luego esas manifestaciones de carácter político diciendo que África es el futuro granero del mundo están muy lejos de la realidad.

Esta realidad hoy se traduce en que el cambio climático está intensificando la inseguridad alimentaria en África subsahariana, donde la guerra de Rusia en Ucrania y la pandemia también están provocando la escasez de alimentos y los altos precios. Los fenómenos meteorológicos, que destruyen cultivos e interrumpen el transporte de alimentos, son desproporcionadamente frecuentes en la región. Un tercio de las sequías del mundo ocurren en el África subsahariana, y Etiopía y Kenia actualmente experimentan una de las peores sequías en al menos cuatro décadas. Países como Chad también se ven gravemente afectados por lluvias torrenciales e inundaciones. El aumento de la pobreza y otros costos humanos resultantes se ven agravados por efectos macroeconómicos en cascada, incluido un crecimiento económico más lento2. 

El indicador más relevante es el de la desnutrición. En 2021 este indicador afectaba a una población de más de 278 millones de habitantes en África, es decir un tercio de las personas afectadas por ello en el mundo mientras en América Latina y Caribe son 56,5 millones y 425 millones en Asia.

Una de cada cinco personas en África (el 20,2% de la población) se enfrentaba al hambre en 2021, en comparación con el 9,1% en Asia, el 8,6% en América Latina y Caribe, el 5,8% en Oceanía y menos del 2,5% en América septentrional y Europa. Tras incrementarse entre 2019 y 2020 en la mayor parte de África, América Latina, el Caribe y Asia, la prevalencia de la subalimentación siguió aumentando en 2021 en la mayoría de las subregiones, pero a un ritmo menor.

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Uno de los factores que mayormente influye en la desnutrición alimentaria es el débil nivel de ingresos siendo el primer obstáculo de una alimentación adecuada. África es en efecto la región del mundo con la mayor proporción de pobres, muy por delante de otras regiones.

Africa Subsahariana contabiliza el 40% de habitantes que disponen de menos de 1,90$ diarios (en paridad de poder de compra de 2011) proporción mucho más importante que en Asia Meridional y Oriente Medio.

Es la pobreza quizás más que la disponibilidad de alimentos, lo que explica lo profundo de la inseguridad alimentaria ya sea grave o moderada. Cuanto más pobre sea la población mayor proporción de personas se encontrarán con dicha inseguridad.

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Existen otros factores de aumento de la desnutrición en África; en este caso me refiero a las crisis y a los conflictos.

La información obtenida entre la base de datos de UCDP/PRIO (Armed Conflict Dataset)3 y los de la FAO demuestran la correlación existente entre la progresión de la desnutrición y la intensidad de los conflictos.

Según nos dice la FAO entre 2015 y 2020 la prevalencia de la desnutrición ha aumentado de un 28% en los países africanos con conflictos de alta intensidad, contra una progresión de un 4% en aquellos países con conflictos de menos nivel y de 0,6% en países africanos sin conflicto que se reconozca.

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FEISAL OMAR/ REUTERS - Las secuelas de un ataque militante islamista, Mogadiscio, Somalia, agosto de 2022

Otro factor para tener en cuenta es la autonomía alimentaria frente al reto demográfico. Ya sabemos del aumento demográfico que tendrá lugar en África de aquí al 2050. Un 60% del aumento de la población mundial se dará en el continente africano. África deberá satisfacer una demanda de alimentos que puede que sea superior a un 160% a la que existe hoy4. Un primer reto debiera ser el encontrar empleos decentes para la población joven rural, la agricultura, y la agroalimentaria debieran ser oportunidades que se debieran aprovechar. Es también prioritario la búsqueda de una cierta autonomía alimentaria que estratégicamente suponga una seguridad de aprovisionamiento con el fin de no depender del exterior para ello. Por todo ello la lucha contra la inseguridad alimentaria en África debe transcurrir por una mayor soberanía con una menor dependencia de las importaciones y por una política agrícola y comercial más favorable para sus agricultores.

2. Crisis energética

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La electrificación total de AFRICA es un reto mayor para este continente en donde la población va a seguir en aumento.

En los dos últimos años, el panorama económico mundial ha cambiado drásticamente. La pandemia del Covid-19 desestabilizó la economía mundial y sigue provocando interrupciones en la cadena de suministro que tienen efectos duraderos en los plazos y precios de los proyectos. En particular, la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 ha disparado los precios mundiales de los alimentos y el combustible, perjudicando a los hogares, las empresas y los consumidores de los alimentos, afectando ello a hogares, industrias y economías enteras, principalmente las economías en desarrollo, donde la gente menos puede permitírselo.

La demanda mundial de petróleo y gas cayó durante el inicio de la pandemia del Covid-19, para volver a tambalearse con la reactivación de las principales economías en una mayor incertidumbre causada por la invasión rusa de Ucrania. Todo ello se suma a un consenso mundial de que los sistemas energéticos mundiales debían llegar a cero de emisiones netas a mediados de este siglo para reducir la gravedad del aumento de las temperaturas y el cambio climático.

Desde 2021, África ha tenido 25 millones de personas más sin electricidad: culpa de la pandemia de Covid-19 y luego de la crisis, lo que puso fin a diez años de progreso, según señala el África Energy Outlook 2022 de la Agencia Internacional de Energía (AIE), “Habíamos visto muchos desarrollos positivos en Ghana, Kenia, Ruanda ... pero la tendencia está cambiando. Alrededor de un 4% más de africanos ahora viven sin electricidad en comparación con 2019”, dijo a la AFP. Fatih Birol, director de la Agencia. “Y cuando miro hacia 2022, con los altos precios de la energía y la carga económica que significa para los países africanos, veo pocas razones para ser optimista.»

En la actualidad, 600 millones de personas, es decir, el 43% de la población total africana, carecen de acceso a la electricidad, la mayoría de ellas en el África subsahariana.

Algunas consideraciones para tener en cuenta:

  • Más de 600 millones de africanos no tienen acceso a la electricidad
  • El consumo de electricidad per cápita en África subsahariana es el más bajo del mundo, con 370 kilovatios hora (kWh) por año, en comparación con 6500 kWh (Europa) y 11 000 kWh (EE. UU.)5.
  • El acceso universal a la energía es crucial para lograr los ODS, incluida la erradicación de la pobreza (ODS 1) y la resiliencia climática (ODS 13)
  • El principio de una transición energética justa en África debe tener en cuenta las emisiones pasadas y cómo dan forma a las trayectorias de emisiones futuras
  • Con un 46 % en 2020, la proporción de fuentes de energía fósil en la combinación energética de África es relativamente modesta en comparación con la participación en otras regiones del mundo.6

Para lograr el acceso universal a la electricidad para los casi 1.300 millones de africanos, de los cuales unos 600 millones están fuera de la red, sería necesario inyectar una inversión anual de 32.000 a 40.000 millones de dólares en la cadena de valor de la energía. Un estudio, realizado bajo los auspicios del New Deal on Energy for Africa del BAFD, destaca un déficit de financiación de entre 17.000 y 25.000 millones de dólares con las principales economías del continente como es el caso de Egipto, Nigeria y Sudáfrica representando alrededor del 33 %. de este déficit. La economía más desarrollada de África, Sudáfrica, está lidiando con la peor crisis energética en años. Los apagones en Sudáfrica le cuestan al continente entre el 2% y el 4% de su producto interno bruto anual, según los hallazgos del estudio del BAFD.

Las necesidades de inversión en energía de África son inmensas

Para cumplir sus objetivos energéticos y climáticos, África necesita $ 190 mil millones en inversión por año entre 2026 y 2030, dos tercios de los cuales serán en energía limpia, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Lo cierto es que la pobreza energética en África se debe entre otros aspectos a una planificación inadecuada y a unos deficientes marcos regulatorios para la electrificación, a empresas públicas de bajo rendimiento, a falta de inversión en infraestructura y un mantenimiento deficiente de los servicios públicos existentes.

Manifestaciones 

Abiyán, al final del Africa CEO Forum, una cumbre económica que reunió a 1.500 líderes empresariales y políticos…

El presidente de Níger, Mohamed Bazoum, estimó que los países africanos fueron "castigados" por las decisiones de los países occidentales de poner fin a la financiación de proyectos relacionados con los combustibles fósiles este año. "Seguiremos luchando, tenemos recursos fósiles que deben ser explotados". A finales de mayo, los países del G7 se comprometieron en particular a poner fin a toda financiación internacional de proyectos relacionados con los combustibles fósiles sin técnicas de captura de carbono a partir de este año. "¡Que se permita al continente africano explotar sus recursos naturales!" Todavía es inconcebible que quienes explotan el petróleo y sus derivados desde hace más de un siglo impidan a los países africanos desarrollar sus recursos”, añadió a su lado su homólogo senegalés Macky Sall.

El alza de los precios de la energía y sus efectos sobre la seguridad energética podrían igualmente afectar a la productividad y la competitividad de las empresas africanas. Alrededor del 80% de las empresas africanas experimentan cortes de energía, significativamente más que el 66% del Asia Meridional y el 38% de Europa.

Además, es más probable que los cortes de energía sean más largos en África que en otras que en otras regiones. Estas pérdidas intermitentes de energía obligan a las empresas a incurrir en costes adicionales para generadores diésel de reserva y a comprar combustible, lo que se traduce en la consiguiente pérdida de ventas, productividad y competitividad. Mientras que la pérdida media de ventas en África es del 7,6% al año, las empresas de países como la como la República Centroafricana pierden hasta el 25% de su facturación debido a los cortes de electricidad. El impacto incluye no sólo la pérdida de facturación de las empresas, sino también la pérdida de empleo y de ingresos fiscales.

El aumento de los precios de la energía también repercute en el sector social, educación, sanidad y otros servicios sociales. En el sector sanitario, millones de africanos mueren cada año de enfermedades transmisibles y no transmisibles debido a falta de acceso a una energía fiable para las instalaciones sanitarias. En Ghana, el riesgo de mortalidad aumenta un 43% por día de corte de energía por más de dos horas7.

Los gobiernos deben volver a examinar sus necesidades de inversión en energía y abordarlas a través de fuentes de financiación nacionales e internacionales.

3. Crisis económica

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Plaza de las Naciones Unidas, Uagadugú, Burkina Faso / Helge Fahrnberger

Según las previsiones de algunos organismos FMI, Banco Mundial BAFD, Agencia Francesa de Desarrollo, PNUD, etc.  La recuperación iniciada en 2021 seguirá previsiblemente su camino en 2022 y 2023 pero ello no podrá paliar las secuelas de dos impactos sucesivos como fueron la pandemia del Covid-19 y más recientemente la invasión rusa de Ucrania.

La dificultad de predecir está en función de la naturaleza del futuro que ya de si es impredecible. Hay muchas voces que se pronuncian y al final muchas de ellas cuando llegan tiempos de recesión callan o desparecen. Pues bien, predecir África es una prueba mayor para economistas, entre otros aspectos porque la fiabilidad estadística es muy relativa y en algunos casos inexistente.8 ¿Se pueden conocer las verdaderas tasas de crecimiento del PIB en África? Con algunas excepciones (Sudáfrica y Botsuana), no es sencillo clasificar a los países africanos según su nivel de PIB per cápita o evaluar su crecimiento económico. Habría que cuestionarse el carácter excepcional de la fase de crecimiento de la última década, tan cacareada por los economistas.

Las cifras producidas en África “presentan márgenes de error tales que su uso y su interpretación plantean problemas”. Sin embargo, muchos economistas “relegan la producción estadística a un estatus secundario” y “la falta de atención a las condiciones de su producción conduce a menudo a conclusiones económicas erróneas”. Esto da como resultado “ficciones estadísticas”, que además son “mantenidas a sabiendas” por un “manto de silencio”. Porque "para mantener el teatro de las apariencias, los organismos internacionales y los economistas actúan 'como si' las cifras fueran verdaderas y objetivas".

En términos de cuentas nacionales, que en particular proporcionan estimaciones del producto interno bruto y el crecimiento económico de cada país, hay un ejemplo como lo es la mejora reciente en la metodología para compilar las cuentas nacionales en Nigeria, lo que se traduce en una casi duplicación de la estimación del PIB de este país, que se ha convertido gracias a esta revisión contable en la primera potencia económica del África subsahariana por delante de Sudáfrica.

Dicho esto, podemos avanzar algunos datos.

Si nos centramos en el crecimiento económico, el PIB por habitante ha tenido una evolución mucho más lenta en África que en otras regiones del mundo. El crecimiento demográfico que ha evolucionado más rápidamente en el continente +2,5% entre 2015 y 2020 contra el 1,1% a nivel mundial ha sido una de las causas de esa menor evolución. Las predicciones de los economistas dicen que África recuperara su nivel anterior a la pandemia del Covid-19 a partir de este año 2023.

La recuperación que será variable también estará en función de las distintas estructuras económicas de los países.

Hay que distinguir entre las economías exportadoras de petróleo, otras economías extractivas, y economías turísticas9. Y añadiríamos aquellas economías que no están dentro de estas tres categorías que podrían constituir el grupo de economías diversificadas.

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En el seno del continente, la recuperación a partir de 2021 se ha dado principalmente en las economías más diversificadas estructuralmente más preparadas a recuperarse en caso de choques externos. Presentan tasas de crecimiento más elevadas y más estables en el largo plazo que las aquellas más concentradas en los mercados de materias primas debido a que están menos expuestas a las fluctuaciones de esos mercados o la llegada de turistas. Las previsiones (solo son previsiones) de los distintos organismos apuntan a una tasa de crecimiento para las mismas de 4,8% en este año 2023.Estamos hablando de Senegal, Níger, Ruanda, Costa de Marfil, Benín, y Togo.

Las economías exportadoras de petróleo10, así como las de otros recursos extractivos tuvieron un crecimiento sostenido durante los años 2000. Pero entre 2015 y 2019 fue relativamente inferior por la caída de los precios de las materias primas. Solo a partir de 2021 aprovechando la recuperación mundial su crecimiento fue del 3,1% en 2021 con una ligera mejora en 2022. La economía de los países exportadoras de minerales fue más dinámica con tasas de crecimiento del + 5,2% de media en 2021 pero con una caída de este en 2022 +2,9%. Finalmente, aquellas economías muy dependientes del turismo sufrieron caídas en el mismo importantes debido a la crisis sanitaria (-7,7% en 2020) según el FMI solo podrían recuperarse en este año 2023 para llegar a niveles del +3,4%.

Africa atraviesa en estos momentos como sucede en otras regiones los efectos adversos de la inflación. A nivel continental se estima que llegaría a un 10% en 2022 de media anual según las publicaciones del FMI y todavía es susceptible de volver a revisarse. Son precisamente los países de bajos ingresos cuyos productos alimenticios representan una parte importante del consumo los que más resienten de esta inflación importada.

Tampoco podemos olvidarnos del estado de endeudamiento de las economías africanas.

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Según una reciente declaración de la directora del FMI, Kristalina Georgieva, el 15% de los países de renta baja ya están en crisis de deuda, y el 40% se dirige hacia una. ¿Cómo puede el FMI crear nuevos modelos para resolver el problema de la deuda y contribuir al desarrollo de estos países?

“El endeudamiento de los países africanos depende tanto de factores externos como internos. Por lo tanto, cada situación debe examinarse caso por caso, lo que explica los diferentes retrasos en el tratamiento de los expedientes. La resolución del expediente de Chad es un testimonio de la eficacia del marco común. Además, se espera que el expediente de la deuda de Zambia avance en la buena dirección en los próximos días”11. 

Se prevé que la deuda externa soberana siga siendo elevada, con vulnerabilidades persistentes. Según estimaciones, la deuda externa soberana africana ha disminuido ligeramente hasta el 67% del PIB en 2022, frente al 68% en 2021. Este ratio sigue siendo superior al nivel prepandémico del 61% del PIB en 2019, pero podría estabilizarse en torno al 65% en 2023 y 2024 Sin embargo, la estabilidad del ratio de deuda está sujeta a una incertidumbre considerable debido a las crecientes necesidades de financiación asociadas al aumento de las facturas de importación de alimentos y energía, el elevado coste del servicio de la deuda debido a las depreciaciones del tipo de cambio y los riesgos de refinanciación.

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(PERFORMANCE MACROÉCONOMIQUES ET PERSPECTIVES DE L’AFRIQUE. BAFD enero 2023)

La elevada carga de la deuda, derivada de los malos resultados de los ingresos limita la capacidad del sector público en África. Por tanto, restablecer la sostenibilidad de la deuda podría, por tanto, ampliar el espacio fiscal, pero requerirá una reestructuración de la deuda.

O incluso una reestructuración total en el caso de algunos países. Reconociendo el interés tanto de los deudores como de los acreedores en una resolución rápida y ordenada de la deuda, el G20 ha dado un paso importante para facilitar la reestructuración de la deuda externa oficial a través del Marco Común de Deuda. Pero los importantes retrasos y desafíos exigen medidas urgentes y audaces para acelerar la aplicación del Marco Común a fin de garantizar una resolución más rápida de las crisis de deuda.

Conclusión

Las necesidades de financiación del continente siguen siendo sustanciales ya en 2021 el FMI las cifraba en unos 400mil millones de USD$ para el periodo 2021-2025, una cifra quizás por debajo de lo que se prevé teniendo en cuenta la inflación y las necesidades de gastos del continente para reducir la inseguridad alimentaria, y los costes crecientes ligados al cambio climático.

Referencias:

  1. La inseguridad alimentaria en Africa AFD la economía africana 2023.Edicion la Decouverte.
  2. Renovación África: septiembre 2022 14 de septiembre de 2022 Por:  Laurent Kemoe, Cedric Okou, Pritha Mitra y Filiz Unas. Naciones Unidas.
  3. https://ucdp.uu.se/downloads/ UCDP/PRIO Armed Conflict Dataset version 22. conflict-year dataset with information on armed conflict where at least one party is the government of a state in the period 1946-2021. Davies, Shawn, Therese Pettersson & Magnus Öberg.
  4. Schmitt B.2021” Como asegurar la disponibilidad alimentaria en Africa e aquí al 205”
  5. El consumo de energía es menor en África que en otras regiones comparables, en parte debido al bajo nivel de seguridad energética del continente, donde la producción no es suficiente para satisfacer la creciente demanda. En 2019, el consumo de electricidad per cápita fue de 550 kWh en África, frente a los 2 300 kWh de Asia. La gran disparidad en materia de seguridad y consumo energéticos entre los países de renta baja -principalmente no exportadores de petróleo-, por un lado, y los países de renta alta, por otro, también podría atribuirse al nivel de subvenciones energéticas.
  6. Fuente AfDB African Economic Outlook 2022
  7. PERFORMANCE MACROÉCONOMIQUES ET PERSPECTIVES DE L’AFRIQUE. Enero 2023 Banco Africano de Desarrollo
  8. En 2013, el Economista jefe para África del Banco Mundial publicó un artículo con un título rotundo sobre el estado de las estadísticas en África: "Africa's Statistical Tragedy" (Devarajan, 2013). Este título está inspirado en el artículo homónimo de Easterly y Levine…. El autor pinta allí un retrato muy oscuro. Más allá del diagnóstico, se interesó por las razones de esta situación, resultante según él de la falta de capacidades dentro de las instituciones estadísticas africanas, una vaga gobernanza de responsabilidades en el área de las estadísticas, una falta de estabilidad financiera por parte de los Estados y un efecto de desestructuración de la financiación de los donantes en este ámbito; un análisis paradójico cuando conocemos el importante papel que juega el Banco Mundial en materia de estadísticas en África
  9. AFD Françoise Rivière y Matthieu Morando.
  10. Los países exportadores de petróleo son aquellos cuyas exportaciones netas del mismo representan al menos un 30% de las exportaciones totales. Las economías de aquellos países ricos en recursos naturales no renovables representan al menos un 25% de las exportaciones totales.
  11. Catherine Pattillo, directriz adjunta del dpto de Africa en el  FMI.

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