Algunos medios han tenido un poder de influencia enorme en la población

Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

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Las democracias necesitan un sistema de difusión de información amplio y libre.

Las nuevas tecnologías han transformado nuestra sociedad mejorando nuestro estilo de vida, gracias a la digitalización, que nos brinda una gran cantidad de oportunidades. En el ámbito comunicativo y periodístico, proporcionan una infinidad de posibilidades informativas, de fuentes y de relatos, que se nos ofrecen desde la red sin necesidad de intermediarios.

En este nuevo contexto mediático, se produce un proceso de desintermediación, o contacto directo entre productores y consumidores, aumentando el acceso a todo tipo de contenidos, pero no la capacidad de comprenderlos o transformarlos en conocimiento. Como resultado se produce un bucle de realimentación, donde medios tradicionales y redes sociales coinciden. Es una burbuja construida sobre la falsa premisa de que las redes sociales son representativas de la opinión pública, ya que estas son el espacio donde se configura dicha opinión.1 Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

Las democracias necesitan un sistema de difusión de información amplio y libre, que permita al ciudadano elegir la información que consume, alejándose de un sistema de adoctrinamiento que eduque al ciudadano determinadas ideas. Pues un sistema de prensa libre es uno de los elementos más importantes para medir los niveles democráticos de los países. 

Dicho esto, es inevitable reconocer que algunos medios han tenido un poder de influencia enorme en la población, y que lo han ejercido de acuerdo con su propia agenda política, incluidos algunos partidos políticos que los han utilizado para ganarse adeptos y diseminar su mensaje. Para que exista el concepto de prensa libre debe existir la posibilidad de acceder a medios de información de muy diverso enfoque, que se basen o no en las ‘grietas’ que toda sociedad mantiene, o que tengan una línea editorial transversal. 

A pesar de ofrecer esta libertad de información, aparece también la propaganda política como herramienta clave para influenciar la opinión pública. También un elemento fundamental en la democracia para que cualquier candidato o grupo pueda publicitar sus ideas y, por tanto, pueda ser elegido por aquellos ciudadanos que se sientan identificados o crean que dichos planteamientos defienden sus intereses. A pesar de ser una herramienta electoral de información, esta es utilizada en determinadas ocasiones por países terceros para desestabilizar la opinión pública.  Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

La opinión pública en los sistemas democráticos

La opinión pública consiste en el patrón de los diversos puntos de vista y posicionamiento sobre un tema en concreto. Los individuos intentan no desviarse de las creencias mayoritarias de la sociedad para evitar la marginación de sus opiniones y comportamientos, reflejando de esta manera la opinión pública. 

Según Herbert Blumer, una sociedad está compuesta por diferentes grupos funcionales como asociaciones, corporaciones o sindicatos siendo estos grupos orientados a intereses específicos. Estos grupos intentan influenciar a otros grupos estratégicos formados por legisladores e individuos que toman decisiones que afectan a los individuos. Es decir, los grupos funcionales crean esta opinión que será apoyada por la mayoría de la sociedad, dando lugar a la opinión pública.

Para poder ver reflejada la opinión pública es esencial que predomine la libertad de expresión en las democracias. La digitalización, la exposición de datos personales y el acceso a la información, sumado a las libertades democráticas como la libre opinión, crea un espacio que brinda a los usuarios de las redes sociales posibilidades infinitas para acceder a la información, compartir y divulgarla. De esta manera, podemos encontrar una inmensa cantidad de noticias, veraces o no, que están a nuestra disposición, sin la existencia de un intermediario que regule el tráfico de información, en la mayoría de los casos. En este contexto aparecen grupos con unos objetivos específicos, orientados a crear una opinión mayoritaria, que busca confrontar a los individuos de la sociedad contra el régimen para intentar desestabilizarlo.  Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

Para las naciones occidentales, 2016 será recordado particularmente por la decisión del referéndum del Reino Unido de abandonar la Unión Europea ("Brexit") y la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos. Estos resultados electorales no solo representaron serios desafíos a las normas políticas establecidas, sino que también expusieron serias líneas divisorias entre diferentes grupos de ciudadanos, aumentando la polaridad de la sociedad.

Al mismo tiempo, han surgido las llamadas "noticias falsas", creadas en su totalidad o en su mayoría con un estilo muy similar al de los informes de noticias que suelen publicarse en línea y, a menudo, atendiendo por separado tanto a los individuos con opiniones políticas de izquierda como a los de la derecha.

Desde hace dos años, el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) trabaja en la monitorización y detección de campañas de desinformación. La estrategia de detección y actuación contra la desinformación surgió alentada desde las instituciones europeas para combatir las campañas atribuidas principalmente a Rusia. Este departamento detectó campañas de desinformación de gran injerencia extranjera que pretendían afectar a la soberanía nacional española. Las elecciones norteamericanas de 2016 o el referéndum del Brexit son algunos de los antecedentes por los que se puso en marcha esta estrategia de ciberseguridad.

En 2016, Estados Unidos eligió a Donald Trump como presidente y el Reino Unido abandonó la Unión Europea (Brexit). Ninguna de estas decisiones democráticas fue inocente, sino la consecuencia de campañas de desinformación de corte populista.  Con intereses económicos o/y políticos, estas pretenden quebrar la credibilidad de los procesos y de las instituciones democráticas. Mientras que el "Trumpismo" ha polarizado y dividido más la sociedad de EE. UU., la UE ha visto partir al Reino Unido.  Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

La lucha de la UE contra la desinformación se acentúa tras el Brexit

Un ejemplo clave de la política de la posverdad es el referéndum del Brexit. Dos factores clave marcaron el comienzo de esta nueva forma de política en el Reino Unido: 1) los cambios tecnológicos asociados con las redes sociales, conduciendo a la población a adquirir sus noticias en línea, donde cualquier persona puede publicar sin verificar la exactitud de las afirmaciones; 2) una creciente desconfianza en las instituciones democráticas, las élites políticas, la experiencia y los guardianes de los medios tradicionales que conduce, a su vez, a una pérdida de confianza en el conocimiento experto establecido, dejando a la población dispuesta a depender de información proveniente de fuentes cuestionables.2

Según un Eurobarómetro publicado hace año y medio, el 88% de los europeos consideraba que la “desinformación se expandía fácilmente por las redes sociales porque las noticias falsas apelaban a las emociones de los ciudadanos”; el 84% consideraba que buscaba un impacto en el debate público y el 65%, que están diseñadas para generar beneficios a quien las crea. Según una resolución aprobada por la Eurocámara, Rusia, China, Irán y Corea del Norte están detrás de la desinformación detectada en Europa.

Varias investigaciones de la Eurocámara demuestran que cuentas con origen en Rusia publicaron 45.000 mensajes sobre el Brexit durante las últimas 48h de la campaña del referéndum, mostrando la vulnerabilidad del proyecto europeo ante la desinformación. 

Tunisia puts Ennahda official under house arrest, colleague saysPor ello, las instituciones europeas apoyan la creación de redes de fact-checkers. Además, han desarrollado una serie de iniciativas durante 2018, para definir una estrategia europea contra la desinformación que enfatiza la responsabilidad de las redes sociales en la denuncia de los contenidos falsos. 

La influencia de las redes sociales en las campañas electorales. La victoria de Trump en EE.UU.

Uno de los elementos más subrayados en la estrategia de la campaña de Trump, y más innovadores con respecto a campañas anteriores, es la importancia que dio a las redes sociales como primer canal de comunicación, abandonando parcialmente los medios tradicionales.

El fenómeno sobre la desinformación comenzó a ganar visibilidad en 2016 durante la campaña electoral en Estados Unidos, especialmente cuando algunas noticias falsas empezaron a ser más compartidas en Facebook que las noticias reales. Además, el escándalo de Cambridge Analytica levantó sospechas sobre la campaña electoral estadounidense e impulsó la concienciación de la ciudadanía. 

The New York Times y The Observer realizaron una investigación conjunta revelando que en 2014 la compañía se hizo con una base de datos de uso académico y la explotó sin permiso para elaborar estrategias electorales durante las elecciones de Estados Unidos, tratándose de uno de los mayores hurtos de información de la historia de Facebook. Dos años después, Cambridge Analytica, que todavía estaba en posesión del material, dio servicio a la candidatura presidencial del republicano Trump, que ganó las elecciones de noviembre de 2016. Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

Cambridge Analytica consiguió los datos a través de un psicólogo de la Universidad de Cambridge, el ruso americano Aleksandr Kogan, que, tras lograr tener permiso de Facebook para pedir datos a sus usuarios, y financiado con 800.000 dólares por Cambridge Analytica, recabó datos como identidades, localizaciones y gustos. A su vez, la aplicación le permitió llegar a la información de los amigos de aquellos, multiplicando hasta 50 millones de usuarios el alcance. Sin embargo, según el comunicado de Facebook firmado por su vicepresidente Paul Grewal, el psicólogo Kogan violó las políticas de protección de datos de Facebook compartiendo esta información con Cambridge Analytica.

Tras las revelaciones sobre la desmantelada agencia, Facebook bloqueó aplicaciones que recolectaban datos de sus usuarios y sus contactos. En cambio, según el profesor de la Universidad de Texas, Samuel Woolley, que está a cargo de un departamento de investigación de la propaganda, actualmente los candidatos políticos y grupos de activistas usan sus propios métodos, igual de potentes o más que los utilizados durante las elecciones de 2016.

Su equipo examinó mensajes y encontró que la aplicación de Trump, y en menor medida la de su rival demócrata, Joe Biden, y otros grupos políticos, recogieron datos para personificar la comunicación vía SMS, correo electrónico o redes sociales. Algunas aplicaciones extrajeron información también de sus contactos y rastrean su ubicación y actividades, como compras o asistencias a iglesias. Las campañas pueden combinarse con terceros, desde comerciantes de datos o registros públicos, para dirigir mensajes muy precisos a personas o grupos específicos.3 Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

La desinformación se acentúa durante la incertidumbre provocada por la COVID-19

Aprovechando la falta de información verídica y las situaciones de incertidumbre o de crisis, recientemente se ha producido un aumento global de la difusión de información falsa que ha inundado y contaminado la comunidad científica y la opinión pública. 

La desconexión entre el consenso científico y la opinión pública sobre temas de salud y seguridad empeora progresivamente a medida que la polarización de la sociedad aumenta, siendo un entorno óptimo para determinados grupos que propagan teorías falsas, atentando contra la libertad de las personas. En este contexto, la crisis de salud pública que emerge debido al coronavirus (COVID-19) también está comenzando a sentir los efectos de la desinformación. 

 Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión públicaAl igual que el coronavirus, la desinformación se ha extendido por todas partes, ahogando las fuentes oficiales de información, conduciendo en última estancia a una mayor propagación y una mitigación ineficaz de la transmisión del virus. En los últimos meses, las publicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC) han sido considerablemente eclipsadas por noticias falsas y teorías de la conspiración.4

A medida que COVID-19 se convierte en una crisis de salud pública, múltiples teorías sobre el origen del virus se han afianzado en internet. Además, estas han contribuido a la confusión sobre cómo reducir la transmisión y la exposición al virus, como por ejemplo incitando la utilización de remedios caseros. La ingesta de vitamina C y el consumo de ajo están siendo aclamados como remedios milagrosos a pesar de la falta de pruebas. 

Si bien muchos de estos son inofensivos, algunos tienen el potencial de ser muy peligrosos. Un producto que ha ganado tracción en las redes sociales consiste en mezclar una solución de clorito de sodio con ácido cítrico, lo que genera una solución de dióxido de cloro. Las instrucciones indican que se debe consumir este poderoso agente blanqueador, que promete acciones antimicrobianas, antivirales y antibacterianas. La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos ha emitido advertencias severas contra esto, ya que causa vómitos intensos, hipotensión potencialmente mortal e insuficiencia hepática aguda.5 

 Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión públicaEs importante que, en situaciones de gran envergadura, como por ejemplo una pandemia mundial, los gobiernos sean transparentes y transmitan información clara y honesta al público. La confusión pública deja a los ciudadanos sin preparación para combatir una crisis de salud pública. En momentos como este, el mensaje de los líderes gubernamentales debe ser coherente para que el público pueda recuperar la confianza en los funcionarios públicos. La aparición de este virus ofrece una oportunidad para que el público y los profesionales de la salud luchen en unidad contra esta amenaza común. 

Conclusiones: la lucha contra la desinformación

Los órganos oficiales deben gestionar, educar y abordar adecuadamente las preocupaciones de los ciudadanos. De esta manera, existe la oportunidad de superar el nivel de desconfianza que ha surgido por los movimientos anticientíficos de los últimos años. Además, se debe luchar contra la desinformación desmantelando estas fuentes de propagación falsa que atenta contra la salud pública. 

La Comisión Europea emitió en abril de 2018 su Comunicación sobre “La Lucha contra la desinformación en línea”, en la que abogaba, entre otras medidas, por la creación de un ecosistema en línea más transparente, fiable y responsable. Esta perspectiva sobre la desinformación en la UE serviría para “proporcionar un marco de cooperación eficaz entre las partes interesadas relevantes, incluidas las plataformas, los anunciantes, los medios y la sociedad civil, para garantizar el compromiso de coordinar y aumentar los esfuerzos para combatir la desinformación”; y el apoyo a un periodismo de calidad incluyendo iniciativas de capacitación, nuevas tecnologías y plataformas colaborativas basadas en datos. Nuevos métodos para desestabilizar las democracias: atacar a la opinión pública

Según Guy Berger director de Políticas y Estrategias sobre Comunicación e Información de la UNESCO, la respuesta es mejorar el flujo de información veraz y garantizar que se cumpla su demanda. “Los Gobiernos, para contrarrestar los rumores, deberían ser más transparentes y divulgar más datos de manera proactiva”.6
Para contrarrestar la desinformación, la agencia usa en Twitter las etiquetas #ComparteConocimientos, #PiensaAntesDeCompartir y #PiensaAntesDeHacerClick. Al mismo tiempo promueve la idea de que los derechos a la libertad de expresión y de acceso a la información son los mejores recursos a los peligros de la desinformación.

"Las mentiras flagrantes se extienden en internet a un ritmo aterrador", ha asegurado Antonio Guterres, secretario general de la ONU. Un análisis reciente encontró que más del 40% de las publicaciones sobre COVID-19 en una de las principales plataformas de redes sociales fueron publicados por bots, programas automatizados disfrazados de personas. Guterres destaca a ese respecto la relevancia del trabajo que recae en los periodistas al indicar que ayudan a la población a tomar las decisiones adecuadas ante la enfermedad.

Referencias

1 “Opinión pública e infoxicación en las redes: los fundamentos de la post-verdad”
2 Hannah Marshall, Alena Drieschova “Post-Truth Politics in the UK's Brexit Referendum”
3 “Cambridge Analytica ya no está, pero las campañas de Biden y Trump emplean otros métodos” France 24 (https://www.france24.com/es/20201012-cambridge-analytica-ya-no-est%C3%A1-pero-las-campa%C3%B1as-de-biden-y-trump-emplean-otros-m%C3%A9todos)
4 “Noticias falsas, desinformación, otra pandemia del coronavirus” (https://news.un.org/es/story/2020/04/1472922)
5 “FDA warns consumers about the dangerous and potentially life-threatening side effects of Miracle Mineral Solution”.  (https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/fda-warns-consumers-about-dangerous-and-potentially-life-threatening-side-effects-miracle-mineral)
6 “Coronavirus: the spread of misinformation” (https://link.springer.com/article/10.1186/s12916-020-01556-3)

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