La geopolítica helada: un tablero de ajedrez en expansión en el Ártico (I)

En los últimos años, hemos dedicado muchos artículos a hablar sobre el Ártico y su importancia geoestratégica, y hoy consideramos interesante volver la mirada hacia una zona con más protagonismo y que será el epicentro de disputas e intereses internacionales.
El Ártico, anteriormente considerada una región remota y periférica en el tablero de la geopolítica global, se está transformando en un foco de creciente interés estratégico, económico y ambiental. El deshielo progresivo, causado por el cambio climático, permite la apertura de nuevas rutas marítimas, revelando vastos recursos naturales a los que su acceso es realista y rentable, y exacerbando las tensiones entre las naciones circumpolares y actores extrarregionales.
Con este trabajo pretendemos profundizar en la compleja geopolítica del Ártico, analizando a sus principales actores, las disputas que los enfrentan y las implicaciones para el futuro de esta crucial región.
Existen dos definiciones principales del Ártico. La primera hace referencia a la región del hemisferio norte, donde en el solsticio de invierno no sale el sol y durante el solsticio de verano no se pone. Actualmente es un círculo marcado en el mapa que se sitúa en la latitud 66º 34' (aunque se desplaza ligeramente cada año). Esta zona cubre aproximadamente el 4 % de la superficie de la Tierra. Hay que señalar que no todo este territorio permanece bajo el hielo durante todo el año. El Círculo Polar Ártico es (por describirlo de un modo más burdo) un mar rodeado de tierra. El mar absorbe la radiación solar y retiene el calor, elevando la temperatura de toda la región. Escandinavia y Noruega en particular también se calientan por la corriente del Golfo. El resultado neto es que algunos lugares dentro del Círculo Polar Ártico pueden tener veranos cálidos con temperaturas de hasta 30ºC.

La segunda se refiere a que es una región en la que la temperatura media del mes más cálido es inferior a +10ºC. Esta definición se corresponde aproximadamente con el Círculo Polar Ártico a través de Alaska, Canadá y Rusia, aunque la mayor parte se encuentra dentro de él. En los países escandinavos, esta zona sólo se aplica a una pequeña porción de la parte más septentrional de Noruega. Hay dos grandes protuberancias que se extienden más allá del Círculo Polar Ártico: una se prolonga hasta el mar de Bering y la otra incluye Islandia, Groenlandia y la bahía de Hudson.
Pero, una vez delimitada la zona desde el punto de vista geográfico, surge un tema que, aunque parezca menor, no lo es. Este es el relativo a cómo se define y denomina en el plano geopolítico a esta región; en concreto vamos a tratar lo que se conoce como el “High North”.
El concepto de “High North” ha cobrado una gran relevancia en la geopolítica actual, especialmente en los debates de la OTAN, pero ¿qué significa "High North”?
El “High North”, (Alto Norte en su traducción literal) es un término que describe a grandes rasgos la región ártica, pero no es tan sencillo. El término incluye cualquier tierra o mar situados dentro del Círculo Polar Ártico, pero también cualquier zona adyacente de importancia estratégica, por ejemplo, la brecha Groenlandia-Islandia-Reino Unido (GIUK), una región marítima entre Islandia y el Reino Unido que controla el acceso al Atlántico de cualquier embarcación rusa lanzada desde el interior del Ártico. La frase fue acuñada por primera vez por Sverre Jervell en su libro de 1986 “The Military Buildup in the High North”. Jervell (diplomático noruego) no da una definición en el libro, pero la idea se identifica ampliamente con el Ártico.
En el contexto geopolítico actual es tal la importancia del “High North” que, en la revisión de los planes regionales de defensa de la Alianza, consecuencia de la invasión de Ucrania, uno de ellos está dedicado en exclusiva al área que describe este término. Es más, incluso se ha creado un tercer JFC (Joint Force Command), con base en Norfolk, EE. UU., responsable de las operaciones en la misma.
Es por ello por lo que cuando en los círculos y reuniones de la Alianza se habla del "High North", se hace para referirse a la región del Ártico y las áreas subárticas adyacentes. En resumen, el concepto, que no tiene una definición geográfica estrictamente delimitada, abarca:
- El océano Ártico: incluyendo sus mares marginales como el mar de Barents, el mar de Kara, el mar de Laptev, el mar de Siberia Oriental y el mar de Chukotka.
- Las tierras e islas circundantes: como Groenlandia, Islandia, el norte de Escandinavia (Noruega, Suecia y Finlandia), el norte de Rusia y partes del norte de Canadá y Alaska.

Y una vez aclarado el concepto, clave para entender el creciente interés en la región, mencionaremos los factores clave de este:
- El cambio climático: el calentamiento global disminuye la masa de hielo del Ártico, permite que los rompehielos sean más eficaces y abre nuevas rutas marítimas, o, para ser más precisos, permiten transitables con seguridad durante más tiempo (como el Paso del Noroeste y la Ruta del Mar del Norte). Igualmente, retirar el hielo de algunas zonas facilita el acceso a recursos naturales.
- Recursos naturales: lo que hasta hace no demasiado eran estimaciones, ahora ya es una realidad constatada. La región contiene importantes reservas de petróleo, gas natural, minerales, tierras raras y recursos pesqueros.
- Importancia estratégica: ésta viene dictada por la geografía. La zona se ubica justo entre grandes potencias (Estados Unidos, Rusia y China), es la ruta más corta entre ellas y de enorme importancia para el despliegue de sistemas de defensa y alerta temprana.
- Rivalidad geopolítica: la actual carrera y creciente competencia por recursos de todo tipo, especialmente los imprescindibles para la tecnología, y los intentos de incrementar la influencia en la región han llevado a una mayor atención de actores estatales y no estatales.
- Implicaciones para la seguridad: el cambio en el entorno ártico plantea nuevos desafíos de seguridad. La mayor actividad marítima, la competencia por los recursos y la militarización de la región preocupan, pues se genera una creciente sensación de inestabilidad, y la posibilidad de un conflicto es mayor.
- Impacto ambiental global: la región ártica desempeña un papel crucial en el sistema climático global. El deshielo de los glaciares y la liberación del gas metano atrapado en el permafrost tienen implicaciones significativas para el aumento del nivel del mar y el cambio climático a nivel mundial. Esto hace que el interés por la zona no se circunscriba solo a aquellos países que tienen acceso geográfico directo a la misma.
El deshielo como catalizador del cambio geopolítico
Durante siglos, el Ártico y parte de las regiones circundantes han permanecido inaccesibles por las implacables condiciones climáticas y la capa de hielo permanente. El aumento de las temperaturas globales ha disminuido la masa helada en algunas épocas del año. Este fenómeno climatológico, junto a otros de diversa índole, ha desencadenado cambios que han impactado directamente en el perfil geopolítico de la región, situándolo entre los puntos clave del planeta.
Los principales actores en el tablero del “High North”
Hay ocho naciones árticas: Canadá, el Reino de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, la Federación Rusa, Suecia y Estados Unidos. Son aquellos países con territorio en el Círculo Polar Ártico y todos son miembros del Consejo Ártico, organismo creado en 1996 para fomentar la cooperación en la zona.
De entre todas ellas, Rusia es el país que cuenta con la costa ártica más extensa y una larga historia de presencia en la región, considerando a su vez al Ártico como una zona de importancia estratégica vital, invirtiendo allí significativamente en infraestructura militar y civil con la finalidad de asegurar sus intereses económicos (principalmente hidrocarburos y la Ruta del Mar del Norte), y por la importancia que tiene para la proyección de su poder. Rusia ha reabierto bases militares de la era soviética, modernizado su flota del norte y realizados ejercicios militares regulares en la región, lo que genera preocupación entre otros actores.

Canadá, por su parte, reclama un vasto sector del Ártico, incluyendo partes del Paso del Noroeste. Su estrategia se centra en la soberanía territorial, la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible de las comunidades indígenas. Paulatinamente, y especialmente desde los acontecimientos de Ucrania, ha reforzado su presencia militar en la zona, aunque a una escala menor que Rusia, tratando siempre de enfatizar la importancia de la cooperación internacional. La cuestión de la soberanía sobre el Paso del Noroeste, que Canadá considera aguas internas y otros actores como una vía marítima internacional, no deja de ser un punto de tensión clave.
A través de Alaska, Estados Unidos también es una nación ártica. Su enfoque se ha centrado históricamente en la defensa y la investigación científica. Sin embargo, debido al creciente interés por los recursos y las rutas marítimas, Estados Unidos ha comenzado a prestar mayor atención a la región, actualizando su visión estratégica sobre la zona e incrementando significativamente su presencia militar. La principal limitación para EE. UU., aunque parezca sorprendente, es la falta de una flota de rompehielos moderna que le permita aumentar su libertad de movimiento e incremente la capacidad de proyectar su poder.
Noruega comparte frontera con Rusia en el Ártico y gestiona el archipiélago de Svalbard, un territorio desmilitarizado con un estatus especial. Su estrategia se basa en un equilibrio entre la explotación de recursos (principalmente petróleo y gas en el mar de Barents), la protección del medio ambiente y la cooperación internacional. Noruega siempre ha mantenido una postura cautelosa pero firme en sus interacciones con Rusia en la región.
El Reino de Dinamarca tiene una presencia significativa en el Ártico a través de Groenlandia, tan de actualidad tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, la isla más grande del mundo, que goza de una amplia autonomía y las islas Feroe. Groenlandia posee importantes recursos minerales y su potencial económico está despertando un creciente interés. Dinamarca se centra en la cooperación científica, la protección del medio ambiente y el apoyo al desarrollo sostenible de Groenlandia. Lo que suceda con ésta en el futuro, pues no se debe olvidar que hay un movimiento independentista en la isla, podría reconfigurar el panorama geopolítico ártico.
Junto a las naciones árticas, otros actores extrarregionales han mostrado un interés creciente en el Ártico, y entre ellos tenemos a China, Reino Unido e incluso Japón, a los que hay que sumar entidades supranacionales como la UE.

El Reino Unido, “el vecino más próximo del Ártico” (como se autodenomina el Gobierno británico por ser el país con territorio más próximo al Círculo Polar Ártico, pero no dentro de él), ha mostrado tradicionalmente un profundo interés en la región, junto con los Países Bajos, hasta tal punto que durante la Guerra Fría configuró un gran elemento de sus fuerzas navales y la totalidad de sus fuerzas anfibias en el “High North”, y aún hoy continúa realizando ejercicios rutinarios en Noruega, incluso dentro del Círculo Polar Ártico.
El papel de China, tantas otras veces tratado en estas páginas, es más que relevante. China se autodenomina un “Estado casi ártico” y ha expresado un gran interés en las oportunidades económicas y científicas que ofrece la región. Su estrategia se centra en la investigación científica, la inversión en infraestructura (especialmente en Rusia), y la promoción de la "Ruta de la Seda Polar" como una extensión de su Iniciativa de la Ruta de la Seda y el Collar de Perlas. La creciente presencia china en el Ártico ha generado preocupación entre las naciones circumpolares, que desconfían de sus intenciones a largo plazo y su potencial influencia.
También merece la pena mencionar a los tres países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania. Ninguno de ellos está en el Círculo Polar Ártico, pero es difícil imaginar un escenario en el que estalle un conflicto en Escandinavia y los Estados bálticos no se envuelven en él y viceversa.
Así pues, el concepto “High North” se revela como algo flexible y puede utilizarse para abarcar tanto el Ártico como las regiones adyacentes. No se puede obviar que no sólo las naciones árticas tienen intereses en la región y que estamos refiriéndonos a la que probablemente sea, potencialmente, desde el punto geopolítico, la región más determinante del planeta, pues en ella convergen los intereses de todas las potencias y actores relevantes.