El contraste ideológico americano

Noor Ammar Lamarty

Que una alcaldesa americana sea negra o lesbiana es historia, pero no debería sorprendernos. Ser negra o ser lesbiana no es una obviedad, pero la lucha por la visibilización  y el respeto de dichos colectivos es ya imprescindible para las sociedades que quieran dar un paso adelante con respecto a las libertades individuales y los derechos civiles. Lo curioso no es eso, sino que este hecho suceda bajo el mandato gubernamental de un presidente cuyas medidas desde que reside en la casa blanca no son para nada en favor a los derechos sociales, sino que gozan de un carácter racista, de apoya “la supremacía blanca estadounidense”, así como la separación de los padres de sus hijos en las fronteras cuyas familias habían cruzado ilegalmente bajo el lema de “Tolerancia cero” a todos los inmigrantes ilegales o incluso a los solicitantes de asilo legalmente.

Cuando Trump ganó las elecciones y  nos preguntamos como era posible que uno de los países más poderosos del mundo diese un paso de retroceso tan grande en principios de libertad, tolerancia e integración social, desde fuera no entendimos que tras la presidencia de Obama el Gobierno de EE.UU diese un giro de 180 grados. Ahora nos preguntamos cómo eso es posible en segunda escala y en el caso inverso. Lori Lightfoot es socia del destacado despacho de abogados Mayer Brown, y ahora pasará a tener funciones tales como atajar la crisis de pensiones, el alto índice de delitos y la violencia de pandillas, pero estos no son los motivos que la han convertido en alcaldesa si no su promesa de transparencia hacia los ciudadanos así como la igualdad entre todas las etnias que conviven en la ciudad de Chicago, blancos, hispanos, afroamericanos que esperan que no sólo el trato sea igualitario sino también la distribución de los presupuestos entre los barrios marginados y olvidados por sus predecesores.

Lightfooot es una esperanza puesta en el camino para todos los vecinos de Chicago, que la han convertido en alcaldesa con una mayoría de votos, totalmente impecable. Acabado el continuismo de la corrupción que tan descontentos tenía a los ciudadanos de Chicago, esta mujer de 56 años, es la nueva alcaldesa de la tercera ciudad de los Estados Unidos, y probablemente la ciudad que peor lleva la relación entre ciudadanos y policía. La fama de brutalidad y violencia de estos últimos les precede y es uno de los problemas cruciales de la ciudad, dado que los ciudadanos los consideran más potenciales ocupantes violentos en los varios en los que abundan los inmigrantes y les tachan de tener actuaciones con motivaciones racistas.

La ciudad de Chicago comprende que hace falta alguien realmente consciente de que la población de color sufre constantemente una policía indolente que lejos de ser proteccionista ante el albur de las pistolas que ya es dominante en muchos de los barrios de la ciudad, supone una segunda amenaza para las vecindades más vulnerables. 

Lightfoot representa a los que necesitan un cambio real en políticas de trato hacia las personas de color. Tras la muerte del adolescente negro Laquan McDonald, a manos de un policía blanco Jason Van Dyke, que le pegó 16 tiros por la espalda y ya abatido en el suelo le siguió disparando. Fue un crimen retratado que dio la vuelta al mundo, y valió de reflejo para lo que no puede seguir sucediendo a manos de los policías cuyo comportamiento es agresivo y ciertamente inhumano en situaciones que no son de peligro para el propio cuerpo de seguridad y que estos últimos sólo utilizan para sembrar el terror y el pánico en la vecindades. Laquan McDonald, fue un inocente con un final trágico, pero la clara prueba de la prevalencia y el poder abusivo de quienes deberían ser los protectores de los propios vecinos, y son sin embargo los detractores…

Chicago ha decidido votar a Lightfoot porque el racismo y el abuso de poder por parte de los que lo tienen son absurdamente injustos y suponen la incordia de la convivencia entre diferentes personas de color, por la actitud violenta de unos y la defensiva de otros. No hay paz que se pueda garantizar donde la propia policía haga distinciones entre personas blancas y personas de color ya sean afroamericanas, hispanas, racializadas árabes etc... 

En  otras palabras el racismo, el odio y la tolerancia cero sembrados por Trump recoge sus frutos en menores esferas, y son muchos de estos policías y demás abusadores de poder quienes se han visto legitimados por las acciones al por mayor que este presidente ha tomado, lo que hoy se traduce en que  tal es la desesperación por la necesidad de un cambio que es una mujer negra y perteneciente a estos colectivos a la que se le ha concedido el voto y en la que se ha confiado para el cambio.

Lo que no debemos olvidar es que Chicago, como todas las ciudades sufre las consecuencias directa o indirectamente de las injusticias sufridas por todos sus vecinos, sea cual sea su color o ideología. La injusticia, salpica a todos. El racismo es una enfermedad a curar mediante leyes y acciones efectivas. EE.UU está reaccionando contra la ola y desprecio generada por la “supremacía blanca” y por consiguiente el abuso de poder de quienes creen ostentar esta condición. Podemos creer que Lightfoot es el ejemplo del comienzo a la contrarreforma de Trump y sus medidas discriminatorias y supremacistas. Los americanos necesitan todo lo que garantice la dignidad de todos sus habitantes, sean de donde sean, sean como sean. Ojalá todos fuesen conscientes. 

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