Los fanáticos religiosos crean ‘patrullas de la castidad’ para amedrentar a las mujeres en Irán

Por Luz García Pueyo
Foto: Una joven iraní se quita el velo para desafiar las normas asfixiantes impuestas por el poder teocrático y autoritario del país. 
 
La sociedad iraní vive unas profundas contradicciones internas. En las ciudades, una parte importante de la juventud y de la clase media le han dado la espalda al régimen autoritario y teocrático que lleva 35 años imponiendo por la fuerza sus ideas retrógradas. Irán es un país complejo y diverso y muchos de sus intelectuales y creadores artísticos demuestran a diario que quieren vivir en una sociedad moderna y plenamente insertada en el siglo XXI. El sector más liberal del sistema se ha dado cuenta  que el clamor popular a favor de profundas reformas es una realidad que no se inventó la CIA ni alientan oscuras fuerzas desde Occidente.  Pero las resistencias al cambio siguen siendo importantes y en muchos casos son brutales. Las denominadas ‘patrullas de la castidad’ son un ejemplo  violento y  ridículo de esa resistencia al cambio de algunos hombres y mujeres enfermos de machismo y fanatismo religioso. 
 
Grupo paramilitar
Creadas por un grupo paramilitar  para amedrentar a las mujeres y procurar que  vayan “bien cubiertas”, las ‘patrullas de la castidad’ son una respuesta brutal del sector más radical y anclado en el pasado del régimen de Teherán. Ese sector critica la supuesta debilidad del Gobierno del  moderado Hasan Rohaní. El objetivo de las patrullas paramilitares es advertir a las mujeres que violen las normas de “decencia”. Los fanáticos tienen miedo, porque el número de mujeres y hombres que desafían la estupidez medieval de los gobernantes iraníes y de sus matones uniformados no para de crecer. Desde comienzos de este pasado verano,  las jóvenes iraníes más modernas se permiten un tímido  ‘destape’, es decir que se ponen un velo más transparente o de otro color que no sea el negro y van vestidas de manera más relajada. Los más conservadores, entre los que hay también mujeres, no lo aceptan y han llegado a manifestare públicamente a favor del respeto al código islámico impuesto por clérigos mayores y en algunos casos bastante incultos. 
 
Control de la moral
Es en este contexto que el grupo paramilitar  Ansar-e Hizbulá organiza esas patrullas callejeras para controlar la moralidad de las mujeres, sobre todo de las jóvenes. Esos matarifes de la inteligencia y de la belleza quieren mujeres tristes y vestidas de negro en las calles de Teherán y de otras ciudades y pueblos del país. El grupo cuenta con el apoyo del ayatollah ultraconservador Ali Jamenei, líder supremo del país. Las ‘patrullas  de la castidad’ son grupos de hombres y mujeres  que van de paisano y tienen potestad para detener a quien les dé la gana. Son unas 3.000 mujeres y 1.000 hombres que, según ellos, quieren “disfrutar del bien y prohibir el mal”. Están convencidos de que en la República Islámica de Irán nadie puede burlarse de las normas, aunque éstas sean absurdas y opresoras. El secretario general de Ansar-e Hizbulá, Abdolhamid Mohtasham, lo dejó muy claro al decir que el objetivo de los matones callejeros es “aplastar a aquellos que extienden la corrupción” puesto que “se sienten envalentonados gracias al clima de tolerancia del Gobierno” que ha provocado “un equivocado desequilibrio” en la sociedad en la que “el peso de los corruptos ha cambiado en detrimento de los religiosos”.  
 
Contra la apertura
“La operación en Teherán será extensiva y el volumen de operaciones será alto”, advirtió  orgulloso, Mohtasham, que también anunció que la iniciativa se extenderá al resto del país. Resulta que esta iniciativa surgió  después de que el presidente Rohaní, que ganó las elecciones tras prometer reformas y mayores libertades individuales, reconociera en un discurso que no es posible imponer a la población un comportamiento social único.  El ministro del Interior, Abdolreza Rahmaní-Fazlí, aseguró  que la Policía  responderá como corresponda a estas patrullas no autorizadas. “El Ministerio de Interior es el responsable de asegurarse de esa cuestión y tendrá una respuesta apropiada ante estas medidas”, destacó el ministro. Queda por ver quién ganará la batalla, si los fanáticos medievales o los moderados.