Cuando Asia ya se estaba recuperando de la pandemia, y era Europa, con España e Italia a la cabeza, el epicentro del virus, a mediados de marzo, los números de contagios y muertes por la COVID-19 en América Latina eran de 2.999 casos y 55 decesos. Pero a finales de abril, el número de infectados en la región ya superaba los 200.000 y los fallecidos los 11.000.
El tiempo parecía jugar a favor de los Gobiernos de la región. Veían lo que estaba pasando en Roma, Madrid, Londres, París…, pero, aunque algunos Ejecutivos como el argentino promovieron un temprano confinamiento, las limitaciones de los países latinoamericanos en cuanto a recursos hicieron que enfrentar el coronavirus fuese una tarea difícil.

Sobre estos inconvenientes y las posibles soluciones para la salida de la crisis social y económica que ya está golpeando la región tras la de índole sanitaria, debatieron cuatro expertos en la región en un debate organizado por el Real Instituto Elcano y moderado por Rafael Estrella, vicepresidente del mismo, el pasado 30 de abril.
Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano; Jorge Sicilia, economista jefe del banco BBVA; Susana Malcorra, decana de la Escuela de Asuntos Globales y Públicos de IE Universidad y exministra de Relaciones Exteriores de Argentina; y Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe, conversaron sobre los retos y los interrogantes que se abren debido a esta crisis y las opciones de recuperación, teniendo en cuenta la heterogeneidad de la región.
“En una crisis de esta naturaleza se juegan los liderazgos políticos”, señala Malamud. En las últimas semanas, los dirigentes latinoamericanos han mostrado diferentes formas de afrontar la pandemia. “Podemos dividir en tres grupos cómo los países han afrontado la crisis: los que lo han hecho mal: Jair Bolsonaro (presidente de Brasil), Andrés Manuel López Obrador (presidente de México), Nicolás Maduro (presidente de Venezuela) y Daniel Ortega (presidente de Nicaragua); luego están los que lo han hecho regular, como el presidente del Salvador, Nayib Bukele, Lenin Moreno en Ecuador o Díaz Canel en Cuba; y un tercer grupo que está gestionando bastante bien la crisis, como Luis Alberto Lacalle en Uruguay o Alberto Fernández en Argentina”.
Gestionar esta crisis en un contexto marcado por la debilidad del aparato del Estado y las administraciones públicas, con una sanidad bastante diezmada, sobre todo en cuanto al número de médicos, camas y unidades de cuidados intensivos, es complicado. La ex canciller argentina, Susana Malcorra, añade a estos problemas la falta de cooperación entre los Estados latinoamericanos. “Existe una importante fractura ideológica en la región, que no está permitiendo llevar a cabo unas políticas comunes”. Y es que aún no se ha habilitado, por ejemplo, como sí se ha hecho en la Unión Europea, una mesa donde “puedan compartir experiencias, conocimiento e información sobre el desarrollo del virus en los países”.
Esta falta de cooperación viene de lejos en la región. “Ha habido un par de reuniones del Foro para el progreso en América del Sur (Prosur), pero ni Mercosur ni la Cedac han hecho mucho”, apunta Malamud.

En el plano económico, esta crisis va a tener consecuencias mucho más acusadas que la crisis de 2008 y la crisis de la deuda latinoamericana de 1981, según Jorge Sicilia, del banco BBVA. “El nivel de incertidumbre es extremo, y las previsiones son peores que en las crisis del 81 y de 2008”.
En la gran recesión de hace una década, América Latina estaba viviendo una época de apogeo y de buenos resultados económicos, “gracias al ‘boom’ de los ‘commodities’, como el petróleo o la soja”, pero, ahora, la situación es completamente diferente. Los países latinoamericanos llevan unos años sumergidos en profundas crisis económicas, unidas a incertidumbres políticas como en Chile o Bolivia.
Además, la menor demanda de exportaciones, ya que tanto Estados Unidos como China, que son los principales compradores, van a ver una recesión en su economía y, por lo tanto, van a demandar menos; el duro golpe al turismo, especialmente en Centroamérica, donde es una de sus principales fuentes de ingreso; y la fuerte caída de los precios del petróleo y la reducción del envío de remesas, dibujan un futuro poco esperanzador. “No se van a recuperar los valores de PIB de antes de la crisis”, augura Sicilia.

Otro de los temas que preocupan es la cantidad de personas que dependen de la economía informal y que, por lo tanto, “necesitan salir de sus casas para llevar un plato de comida”, apunta Malcorra. “Más del 40% de la población vive en la informalidad, y en Perú es el 70%”, añade Malamud.

Y es que, aunque las medidas de confinamiento son las mejores para evitar una propagación del virus, en la mayor parte de los países latinoamericanos supone un esfuerzo enorme para la ciudadanía, que además suelen compartir casa con una gran cantidad de personas. Por ello, y desde la secretaría de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Gallach asegura que es de vital importancia “hacer frente a la economía informal que debilita tanto el mundo económico de los países”.
La secretaria de Estado asegura que desde el Gobierno ya se están poniendo en marcha mesas de diálogo y programas para cooperar con los países de América Latina, siendo la brecha digital uno de los asuntos clave, además del refuerzo de la gobernanza y de las instituciones.

Las consecuencias de esta crisis aún están por ver, pero Malcorra ya pone de manifiesto la preocupación de la deriva autoritaria que algunos gobiernos están llevando a cabo para el mayor control de la población, “las tensiones sociales que ya se estaban desarrollando, además de la presión por la crisis económica y hace que algunos gobiernos de la región se inclinen por medidas más rígidas y con una mayor severidad de recortar las libertades y derechos”.

Una mayor cooperación interregional y un refuerzo en la gobernanza democrática y en las instituciones, serán, para los cuatro invitado al debate, las claves para salir más fortalecidos de esta crisis, que ya pasa de ser únicamente sanitaria.