Túnez con un fuerte incremento de positivos y decesos por COVID-19 en los últimos días se enfrenta a una tercera ola complicada con el inicio del mes sagrado del ayuno o Ramadán, que arranca la próxima semana.
Un mes de abstinencia diurna pero también de consumo desmesurado durante la noche, que normalmente supone un alza de los precios y que se caracteriza por las visitas y las reuniones familiares, con una alta tasa de movilidad del país.
Una tradición que no encaja con la grave situación epidemiológica que atraviesa la nación norteafricana, como señaló la directora del Observatorio Nacional de Enfermedades Nuevas y Emergentes, Nissaf ben Alaya.
"La situación epidemiológica en Túnez es muy peligrosa. Los indicadores relativos a la propagación del virus se han deteriorado de forma notable", afirmó la experta, citada hoy por la prensa local.
Según sus datos, el número de contagios se ha disparado un 22% en las últimas semanas mientras que la tasa de mortalidad es 75,3 personas por cada 100.000 habitantes.

La culpable es la llamada "cepa británica", que según Ben Alaya ha causado miles de ingresos en hospitales de 17 provincias y 95 municipios, ya saturados de pacientes.
De acuerdo con las estadísticas del ministerio de Sanidad, el pasado sábado tres de abril se detectaron 1.709 casos y se produjeron 1.480 ingresos hospitalarios, 352 en unidades de cuidados intensivos y 111 con respirador.
Ante este ascenso, Ben Alaya subrayó la necesidad de acelerar el ritmo de vacunación y se quejó de las flexibilidad en la aplicación de las restricciones y el control fronterizo.
Según cifras oficiales, desde que a mediados de marzo arrancara la campaña de vacunación, apenas 80.000 de los 11 millones de habitantes del país han recibido las dosis.
De acuerdo con el protocolo establecido, los primeros en recibirla son los enfermos crónicos y los sanitarios en primera línea, aunque a estos últimos se ha decidido no inocularles las 98.400 dosis de AstraZeneca que llegarán en el marco del mecanismo de solidaridad internacional COVAX por dudas sobre su efectividad, explicó a la prensa el subdirector de Unión Nacional de Profesionales de la Sanidad, Alaeddine Rouissi.

Túnez ha recibido en el último mes varios cargamentos de vacunas: primero 30.000 dosis de la rusa Sputnik V, con la que arrancó la campaña, 200.000 de la china Sinovac y 93.600 de Pfizer-BioNTech, lo que le convirtió en el primer país en áfrica en recibir la vacuna alemano-estadounidense.
El país norteafricano prevé igualmente recibir 1,3 millones de dosis adicionales antes de junio a través de la iniciativa de la Unión Africana, la mayoría de AstraZeneca, y negocia con laboratorios internacionales para poder llegar los cinco millones de vacunados al final de 2021.
El Ministerio de Sanidad recordó el martes que la vacunación se aplica conforme a las prioridades nacionales y a través de la plataforma digital "EVAX", en la que ya se han inscrito más de 500.000 personas que irán recibiendo un mensaje de texto con su cita médica.

Según cifras oficiales, el número total de contagios confirmados supera los 257.000 y el de decesos asciende a 8.890, la gran mayoría desde la apertura de fronteras en junio de 2020, cuando los positivos apenas llegaban a 1.200 y los fallecimientos a medio centenar.