La República Islámica jugaba un doble juego, intentando no alienar a sus aliados tradicionales en Afganistán y al Gobierno en Kabul a la vez que asistía a los talibanes
De Irak a Afganistán, de Túnez al Líbano, el paso por las urnas no ha resuelto los problemas de los ciudadanos; como consecuencia, la democracia pierde legitimidad