Bahréin e Israel dejan de lado sus diferencias por el foro sobre Oriente Medio

Alex Erquicia
Pie de foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, junto a su equipo, incluido Jared Kushner (segundo por la derecha), en una reunión con el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Khalifa, en Riad, Arabia Saudí, el 21 de mayo de 2017. REUTERS/JONATAN ERNST
A menos de cinco días de la celebración del foro económico que sus organizadores han llamado "Paz para la Prosperidad", en el que se presentará la parte no política del nuevo plan de paz para Oriente Medio, el país anfitrión Bahréin ha asegurado que al evento podrán acudir periodistas de Israel.
El evento, que se produce con la escalada de tensión con Irán de fondo, lleva a que algunos países árabes pongan de lado sus relaciones diplomáticas con Israel con el fin de apaciguar a Estados Unidos. Uno de los motivos es el propio Irán ya que en los últimos meses Israel y algunos países del Golfo han dado un impulso diplomático a sus relaciones con el objetivo de forjar una alianza contra el 'nuevo' enemigo común, Teherán.
En la cumbre que se celebrará los próximos días 25 y 26 de junio en Manama, capital de Bahréin, organizado por Estados Unidos, se presentará la parte económica del nuevo plan de paz para israelíes y palestinos centrado en atraer inversiones a Palestina (Cisjordania y la Franja de Gaza). De esta manera buscan evitar las cuestiones políticas más delicadas que han estancado históricamente estos procesos entre palestinos e israelíes que, de todas maneras, son una piedra angular para cualquier acuerdo. (El borrador del programa de la cumbre "Paz sobre la prosperidad" se puede consultar aquí).
Por primera vez en su historia, Bahréin permitirá que periodistas de seis diferentes medios de comunicación israelíes ingresen al país la próxima semana para cubrir la conferencia e informar sobre el terreno en el Reino. Bahréin no tiene relaciones diplomáticas ni económicas con Israel. Para algunos observadores, esta decisión es un gran logro para el equipo de la Casa Blanca dirigido a preparar el plan de paz, dirigido por Jared Kushner, que lleva dos años preparando el mismo y buscando la normalización gradual de las relaciones entre Israel y los estados del Golfo.
Para otros, no se trata de una noticia que altere las dinámicas existentes. "Es algo que tiene precedentes, replica exactamente el zeitgeist post-Oslo. Aunque con una advertencia increíblemente importante: no hay ningún acuerdo o incluso una oferta de paz digna a la vista en la que los palestinos podrían buscar confort", aseguró en un tuit Itxaso Domínguez de Olázabal, coordinadora de Oriente Medio y Norte de África de la Fundación Alternativas.
Pie de foto: El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. AFP/ THOMAS COEX
Por su parte, Jason D. Greenblatt, asesor de Donald Trump y enviado especial para las negociaciones en Oriente Medio celebró la noticia en Twitter asegurando que "hay quienes trabajan para mejorar las vidas de israelíes, palestinos y otros en la región, y para ver si se puede lograr la paz. Bahréin es uno de esos países. Los Estados Unidos aprecian mucho los esfuerzos de Bahréin".
La decisión no sorprende tanto dado el acercamiento que se está produciendo entre los dos países recientemente. El ministro de Relaciones Exteriores de Bahréin, Khalid bin Ahmed Al Khalifa, dijo en febrero al periódico Times of Israel que su país "eventualmente" establecerá relaciones diplomáticas con el Estado judío. Un vídeo, probablemente filtrado por los israelíes, mostraba como en febrero Al Khalifa expresaba su deseo de que confrontar a Teherán es más urgente que resolver el problema palestino quién en más de una ocasión ha defendido el derecho de Israel a defenderse.
EEUU ha buscado profundizar alianzas con los países de la región para sacar adelante la nueva propuesta. Su cercanía con Israel no se lo ha puesto fácil porque Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, dos pesos pesados de la región, tampoco reconocen a Israel, pero sí acudirán a la cumbre de Manama. Israel solo tiene relaciones diplomáticas con dos países árabes, los vecinos Egipto y Jordania. La mayoría ellos parecen estar dispuestos a mirar en otra dirección con el fin de avanzar en una posible solución al conflicto, pero, sobre todo, con el objetivo de enfocarse en el enemigo común iraní.
Hace unos días, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, confirmó la participación de israelíes en el foro económico de Bahréin de la próxima semana, sin especificar su rango, y aseguró mantener contactos "en secreto" con países árabes. La cumbre sucede en un momento en que en el plano nacional Israel se está jugando mucho con el país en una crisis política que ha llevado a que se convoquen, de nuevo, elecciones para el próximo 17 de septiembre tras el fracaso de Netanyahu de formar Gobierno. "A la luz o en secreto tenemos contactos con muchos líderes del mundo árabe y hay amplias relaciones entre israelíes y estados árabes, la mayoría", declaró hoy el jefe del Ejecutivo israelí.
La decisión de Bahréin sorprende a la vez que refleja su deseo de ganar relevancia internacional incluso a costa de ningunear a sus aliados árabes, los palestinos. Se produce poco después de que una delegación de Israel que iba a asistir a una conferencia en Bahréin a mediados de abril se retirara y después de que los bahreiníes realizaran una extensa campaña contra la visita, según informó Reuters.
Pie de foto: El secretario general para la OLP, Saeb Erekat, durante una conferencia de prensa el 30 de enero de 2019. REUTERS/MOHAMAD TOROKM
Las autoridades palestinas se oponen frontalmente al plan de paz que prepara Trump y aseguran que no han sido invitados a consultas durante todo su proceso. Consideran que consideran que EEUU no puede ejercer de mediador en el histórico conflicto, en especial tras las distintas medidas adoptadas por el presidente estadounidense en contra del consenso internacional en la zona desde que asumió la presidencia (como el reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado de Israel). El Gobierno de Trump, además, tomó la decisión de dejar de apoyar con fondos a la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA), que muchos creen tiene que jugar un papel en cualquier potencial solución.
Los palestinos, además, han intentado persuadir al resto de países árabes a boicotear el encuentro, algo que no les ha dado muchos frutos. Líbano anunció la semana pasada que no acudiría a la cumbre porque los palestinos no participan en él. Por su parte, el secretario general para la Organización de la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, instó a los países de la comunidad internacional a no asistir al foro de Bahréin, por el mismo motivo. En un principio, Egipto, Jordania y Marruecos han confirmado su asistencia al foro económico.
La ONU confirmó la presencia de su coordinador adjunto para Oriente Medio, Jamie McGoldrick. Además del "número dos" de la ONU para Oriente Medio, el diplomático es el coordinador humanitario para los territorios palestinos ocupados.
Las expectativas sobre el nuevo plan de paz para israelíes y palestinos que Washington pretende poner en marcha son mixtas. "El problema económico de los palestinos no es la falta de dinero; Es una falta de libertad. La libertad requiere un gobierno soberano", escribía esta semana el académico Bernard Avishai en New Yorker.
Lo que está claro es que la fuerte oposición a la ocupación israelí de los territorios palestinos que los países árabes mantenían se ha ido diluyendo hasta llegar al momento actual en el que acuden a una cita que busca soluciones al histórico conflicto en Oriente Medio sin la necesidad de que esté presente su aliado, y uno de las piezas clave en lo solución, los propios palestinos.
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El nuevo plan de paz de EEUU para Oriente Medio se presentará en Bahréin (21 de mayo de 2019).
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