
Desde la antigüedad se ha dicho: “Toda la verdad, nada más que la verdad”.
Que el señor Abdelaziz Koukas me permita basar mi artículo en la entrevista que concedió a uno de los sitios web el 4 de noviembre de 2023, bajo el título: “El colapso del periodismo es un reflejo del colapso de los valores... y los políticos son controlados por el dinero”.
El lenguaje utilizado a través de los periódicos y en la enseñanza es uno de los factores esenciales en los países que se respetan a sí mismos y a sus ciudadanos. En Marruecos, aún hoy en día, persiste la incertidumbre sobre qué lengua de enseñanza adoptar, desde la independencia del país en 1956 hasta el presente. La cuestión de la arabización y la unificación fue una preocupación genuina tanto para los ciudadanos como para los políticos, ya que era esencial para el futuro del país. Es importante señalar que nuestra nación fue colonizada por Francia en la región central y por España en el norte y sur.
Con la independencia de Marruecos en 1956, y por razones que sería extenso explicar aquí, fue la lengua del colonizador francés la que prevaleció. Las políticas de arabización y unificación que siguieron llevaron a la eliminación de todos aquellos que recibían educación en español y en árabe.
El francés se ha convertido en el único idioma hablado y dominado. Aunque soy del norte y mi lengua materna es el bereber (rifeño), el dialecto que aprendí de pequeño fue el de Tetuán. Estudié en colegios públicos que enseñaban en francés y árabe. En este sentido, es importante destacar que nosotros, los marroquíes, tenemos una diversidad lingüística que solo requiere un entorno democrático para ser discutida y enriquecida.
En la actualidad, las escuelas públicas están marginadas y las privadas han captado la atención de los niveles más altos del ámbito público. En Alemania, la principal potencia económica de Europa, parece que solo existe y se privilegia la educación pública, desde la guardería hasta la universidad. Ya sea el hijo de un ministro o de un recolector de basura, asisten a la misma escuela. Para no sobrecargar este artículo, volvamos al tema que nos ocupa: el lenguaje de los periódicos y la enseñanza.
El idioma francés sigue siendo dominante en el país hoy, a pesar de 67 años de independencia. Los sectores económico, financiero y comercial se gestionan en francés, y muchos de quienes gobiernan el país se consideran predominantemente francófonos. Aún nos enfrentamos a los desafíos del pasado y nos hacemos la pregunta: ¿vamos a “francesizar” la enseñanza o vamos a introducir el idioma inglés? Es una discusión delicada.
El tema requiere debate, pero lo percibo como parte de la lucha política en nuestro país. Los gobernantes favorecen el francés, algunos intelectuales optan por la “lengua materna del país”, es decir, la “darija”, mientras que otros prefieren el árabe. Cada uno tiene sus propios puntos de vista y opiniones sobre este asunto, y todas las opiniones merecen respeto. La cuestión del idioma es esencial. Al igual que ustedes, yo también tengo mi opinión sobre este tema.
Compartiré con ustedes mi pequeña experiencia, tanto de antaño como la más reciente. En su momento, fui sindicalista en la Confederación Democrática del Trabajo (en el sector bancario) junto a Abdelkerim Benatiq. También ocupé el cargo de secretario general en el banco rural “Crédito Agrícola”. La mayoría de los comunicados sindicales estaban redactados en francés. Los altos cargos del banco solo hablaban francés y otros idiomas extranjeros. En cuanto a los empleados y directivos del sector, la mayoría trabajaba en francés. Con el tiempo aprendimos que era mejor escribir en francés para que el primer gerente pudiera leer directamente el comunicado sindical, sin tener que pedir a sus colaboradores cercanos que lo tradujeran.
En 2018, a la edad de sesenta años, tuve la oportunidad de matricularme en la Facultad de Derecho. Cuando me preguntan a qué me dedico, respondo que estudio Derecho. Sin embargo, al añadir “Derecho en francés” (más bien, en lengua francesa), la reacción de mi interlocutor cambia y su interés aumenta, a pesar de que los estudiantes que cursan Derecho en árabe tienen una excelente formación y muchos de ellos recurren a estudiar libros en francés y consultar referencias en esta lengua.
Es importante decir la verdad, toda la verdad, como el acusado. La lengua francesa sigue siendo dominante en Marruecos hoy, ya sea en el periodismo, la enseñanza o la administración, salvo en casos raros.
Para que la información llegue a quienes toman las decisiones, es necesario utilizar el idioma francés. Al comunicarse con la gente común, se debe emplear el idioma árabe. En última instancia, es esencial plantear la pregunta difícil pero también importante: “¿Qué cree que se debería hacer?”. Esta fue la última pregunta de la entrevista, pero es mejor leerla como lo hice yo.