Opinión

Ucrania: otra Guta para los Cascos Blancos

photo_camera Bombardeo Ucrania

La historia del mundo siempre fue cíclica. La actual crisis de Ucrania es un buen ejemplo.

Recientemente, un investigador de la infame agencia Bellingcat, Christo Grozev, habló sobre la intención de las Fuerzas Armadas rusas de lograr una victoria simbólica en Ucrania antes del 9 de mayo (Día de la Victoria en Rusia) para cumplir los deseos del presidente ruso Vladímir Putin. Añadió que el Ejército ruso está preparado para hacer grandes esfuerzos para conseguirlo, incluso utilizando tácticas terroristas y municiones prohibidas, incluidas las armas químicas.

Viniendo de Grozev, una persona que estuvo directamente involucrada en la investigación de la controversia en torno al ataque químico de 2018 en Guta, Siria, esto es una escalada del conflicto ucraniano. En Guta, Bellingcat y los Cascos Blancos aportaron pruebas falsas del uso de armas químicas contra miembros de la oposición y civiles por el Gobierno sirio dirigido por Bachar al Asad. Sobre la base de las pruebas presentadas, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas ha abierto una investigación. La falsificación se perfeccionó a la perfección y los Cascos Blancos lograron su objetivo deseado. Como resultado, la comunidad internacional ha declarado a Bachar al Asad culpable del uso de armas químicas. Es poco probable que esta estrategia quede excluida de la caja de herramientas de la parte interesada en la escalada de la crisis ucraniana. Dadas las grandes pérdidas en el lado ucraniano y el asalto ruso en curso, sería útil un plan probado para obtener apoyo internacional.

Sobre todo porque las fuerzas armadas ucranianas se encuentran en una situación difícil, ya que las armas y las municiones importadas no les han permitido contener eficazmente al enemigo a raya durante mucho tiempo. En la situación actual, sólo la indignación internacional podría salvar a las autoridades ucranianas. Si se encuentra a Rusia culpable de utilizar armas ilegales, la OTAN se vería obligada a intervenir. Los representantes de los países miembros de la Alianza Atlántica han declarado en repetidas ocasiones que la ruptura de la prohibición de las armas químicas es la “línea roja” que Rusia no puede cruzar. Sin embargo, tal violación jugaría a favor de Kiev e inclinaría la balanza a su favor.

Además, el 25 de abril, el representante permanente adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitriy Polyanski, declaró que los miembros de los Cascos Blancos ya han viajado a Ucrania. Este es otro factor preocupante que puede servir como prueba de las intenciones de Kiev.

El hecho es que ya se han hecho acusaciones contra Rusia, pero no han tenido éxito, por no decir otra cosa. Los medios de comunicación ucranianos intentaron difundir información sobre el supuesto uso de armas químicas por parte de las Fuerzas Armadas rusas contra el Batallón Azov en Mariúpol. Las acusaciones fueron recogidas por varios medios de comunicación occidentales antes de que la campaña fracasara por la escasa base de pruebas, o quizás por ser demasiado precipitada.

Sin embargo, los Cascos Blancos pueden convertirse en el instrumento que Kiev necesita para lograr su objetivo. Ucrania no puede ganar la guerra sobre el terreno, pero puede ahogar a Rusia en olas de sanciones internacionales. Es lo mínimo que puede hacer. Ucrania utilizará cualquier método disponible para ganar.