
La guerra de Ucrania ha demostrado la gran dependencia de Europa al gas ruso, del cual teóricamente quiere desligarse, algo difícil de aplicar en la práctica. Como resultado, el continente está a la búsqueda de otros proveedores de energía más allá de Moscú. Y aunque ahora parece que Estados Unidos cubre la demanda europea de gas a través de barcos cargados con Gas Natural Licuado, se paga a un precio más caro que el gas proveniente de tuberías, ya sea de Rusia o Argelia (Este último país suministra la mayor parte del gas que se consume en España).
A escala nacional, la necesidad de encontrar un proveedor constante y más importante política y económicamente estable de energía se hace patente cuando se tiene en cuenta que España sólo produce el 0,34% del gas que consume, y que este gas proviene de un solo yacimiento1.
España sin embargo tiene a su lado a un continente que podría ser su salvación energética y por extensión, también la de Europa: África. Y no sólo por Argelia -principal proveedor de gas a España- sino también Nigeria, pujante productor de petróleo y gas y Marruecos donde se está construyendo la mayor planta de energía solar del mundo: Noor 1.
Para conseguir que toda esta energía llegue a nosotros, no sólo se necesitará la creación de tuberías, ya sean terrestres o marítimas, para suministrarnos la energía, sino también estabilizar la región. Esto se refiere a que la mayor parte de la energía que saquemos del continente africano muy probablemente tenga que pasar por el Sahel, región donde la inestabilidad terrorista y la violencia gubernamental muy probablemente dificulten la instalación de las tuberías. Y si bien se puede trasladar las energías del continente por cable submarino, su instalación sería costosa en términos económicos y de tiempo, debido a las largas distancias que tendrían que cubrirse. Es probable que estos dilemas logísticos y de seguridad nos obliguen a corto y medio plazo a seguir dependiendo del gas estadounidense, a expensas de pagar más por él.
Más allá del dilema sobre cómo contrarrestar la amenaza terrorista en una región próxima a España -desafío al cual España debería prestar atención por nuestra proximidad geográfica- hay que potenciar las relaciones diplomáticas con los países africanos suministradores de energía. En este aspecto, de nada sirven crear alarma sobre soberanía marítima y una hipotética contaminación de aguas. Me refiero a las recientes declaraciones de ciertos grupos políticos en Canarias de alarma ante la decisión de Marruecos de realizar prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a las islas Canarias. Prospección no equivale a explotación, con lo que es poco probable que a corto plazo ocurra un vertido de fuel. Además, si no atenemos al pasado, hace diez años también hubo prospecciones petrolíferas -esta vez en aguas canarias- y no se encontró petróleo en cantidades suficientes para explotarlo.
Lo mismo ocurre con Argelia. Si bien es comprensible que encarezca el precio del gas que nos venda a partir de ahora como represalia por el giro promarroquí en el Sáhara Occidental, la decisión de no cortarnos el suministro de gas a condición de que no llegue a Marruecos nos ofrece una oportunidad diplomática inaudita.2 Nuestro país tiene el potencial de mantener buenas relaciones con dos socios claves, uno en el plano energético y otro en materia de seguridad y migraciones sin necesidad de optar exclusivamente por uno. Si la diplomacia española es capaz de mantener el delicado juego diplomático con Marruecos y Argelia bajo control, es bastante probable que el suministro de gas a Argelia aminore nuestra dependencia del gas estadounidense, como hemos dicho antes más caro y lejano para Madrid que el gas argelino. Además, lograríamos mantener buenas relaciones con Marruecos, con la posibilidad de lograr inversiones en la pujante industria de las renovables alauís, además de mejorar la cooperación en la lucha antiterrorista y el desafío migratorio.
En conclusión, el conflicto de Ucrania ha puesto de manifiesto la excesiva dependencia de Europa al gas ruso, activando la búsqueda de proveedores alternativos. Por ahora, Estados Unidos parece cubrir la demanda, aunque a un precio más elevado y a una lejanía más grande que el gas ruso. Para España, África se presenta como una oportunidad para evitar su dependencia del gas estadounidense. Países como Marruecos, Argelia y Nigeria ofrecen fuentes de energías fósiles y renovables a nuestras puertas. Para lograr que estos países nos suministren su energía, hay que hacer frente de manera eficaz a la amenaza terrorista en el Sahel, por donde pasarán las tuberías que suministrarán la energía del continente. En el caso de la energía proveniente del Argelia y Marruecos, España ha de dejar a un lado discursos alarmistas sobre hipotéticas contaminaciones provenientes de prospecciones petrolíferas y explotar la ocasión de poder mantener buenas relaciones con Argelia y Marruecos. Unas buenas relaciones con ambos países nos permitirán mantener un flujo de gas más barato que el estadounidense y potenciar la lucha antiterrorista y políticas migratorias sin necesidad de degradar las relaciones con una de las partes.
Aprovechemos la oportunidad que nos da África en el terreno energético.
Referencias:
1 España produjo sólo un 0,3% del gas que consumió en 2021 y paga el doble al comprarlo por barco que, por gasoducto, El Mundo, abril de 2022, https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medioambiente/2022/04/26/62668c52fdddffae0c8b45c1.html
2 Argelia advierte a España: ni una gota de gas argelino a Marruecos o se rompen los contratos, El Confidencial, abril de 2022, https://www.elconfidencial.com/espana/2022-04-27/argelia-avisa-espana-cortar-gas-desviar_3415627/