El espíritu de convivencia

Presentación del libro de Juan Luis Cebrián - PHOTO/ANTONIA CORTÉS
Presentación del libro de Juan Luis Cebrián - PHOTO/ANTONIA CORTÉS
“El efecto Sánchez. Ética y política en la era de la posverdad” es el último libro del exdirector de El País, Juan Luis Cebrián.  

Lo ha publicado el escritor mexicano Ricardo Cayuela en su joven editorial Ladera Norte. El lector se va a encontrar en esta obra una selección de artículos publicados en dicho periódico entre 2018 y 2024 en los que aborda cuestiones actuales y de enorme preocupación como la ambición de poder de Sánchez, la independencia en Cataluña, los nacionalismos, la crisis institucional, la fragilidad democrática, la prensa… También una mirada más internacional: la guerra de Ucrania o la situación política de Estados Unidos o de América Latina. 

Esta semana, la librería Antonio Machado de Madrid acogía la presentación de “El efecto Sánchez”. Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del PP, y el académico Félix de Azúa, como ustedes saben, uno de los intelectuales fundadores de Ciudadanos, se sentaban junto a Juan Luis Cebrián para hablar del libro, también de política y del rechazo a las ansias de poder del presidente Pedro Sánchez. 

Reconozco que, al ver la invitación, pensé en lo mucho que estaba cambiando todo para que nada menos que Cebrián, al que nadie tacharía de ser un hombre de derechas, eligiera a estos compañeros de mesa para algo tan importante como presentar su obra. Curioso, porque la propia Álvarez de Toledo también se preguntó qué pensaría Jesús Polanco, el que fuera presidente del Grupo Prisa, y la persona a la que el autor dedica su libro, al verla ahí sentada. Ella misma contestó: “Que Cebrián se ha vuelto loco”. 

Si todos los que “se han vuelto locos”, y entrecomillo esa cuerda locura, por los mismos motivos que Cebrián, es decir, por querer libertad de expresión y de prensa, un país unido, que los que delinquen cumplan la ley, la igualdad entre comunidades, el derecho a informar, una división de poderes real, una justicia justa y un largo etcétera, estuvieran en los antiguos llamados manicomios, necesitaríamos muchos millones para construir nuevos espacios donde meterlos.

En el año 2017, Cebrián se jubiló, y, como él mismo reconoció, dejó de tener esas cautelas que son imprescindibles dependiendo de dónde y cómo se esté, y comenzó a disfrutar de una libertad “como nunca”. Sus artículos, muchos de ellos recogidos en este libro, así lo confirman. Las ansias de poder de Sánchez a costa de lo que sea, su falta de transparencia, su querer controlar a la prensa… “su traición al espíritu de la Transición” resonaron en este acto, donde también se recordó que el mundo “está gobernado por idiotas, tanto de derechas como de izquierdas”. Idiotas… muy peligrosos, añadiría yo. Basta con abrir los ojos y hacer un recorrido por los distintos países. Pero esa gran libertad de Cebrián también ha tenido sus consecuencias, porque el que fuera fundador de un periódico esencial en un momento clave en la historia de España, fue cesado por la actual directiva el pasado mes de abril como presidente de Honor.

Palabra directas y contundentes las de Cebrián que ya hemos escuchado de otros socialistas de antaño, cada uno a su manera, como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina…, aquellos que supieron de verdad lo que era conquistar una democracia tras más de cuarenta años de dictadura, los que vivieron el exilio y la persecución, los que apostaron por el futuro, por una sociedad justa, los que supieron que sólo al superar rencores, odios y venganzas podría construirse un mañana mejor. 

Ojalá, y pronto, el optimismo que dijo tener uno de los periodistas más importantes de la Transición se haga realidad y se cumpla ese deseo dicho en voz alta en la abarrotada Librería Antonio Machado: “Hay que recuperar el espíritu de convivencia”.