
Un político amnistía a otros políticos para mantenerse en el poder. Esta es el estado de la cuestión y la cuestión de Estado. El verdadero problema de España. Los leones del Congreso rugen porque la unidad y la igualdad peligran. Corrupción máxima.
La amnistía es la deslegitimación del Estado de derecho, el fin de la separación de poderes, la anulación de los tres primeros artículos de la Carta Magna y el regreso a las democracias populares que cayeron con el Muro de Berlín en el 89. La amnistía es incompatible con la democracia.
La Constitución no permite la amnistía como tampoco permiten la autodeterminación ni la esclavitud. Investir a Sánchez tendrá consecuencias. Su silencio ha sido clamoroso. Quien calla, otorga.
La aventura del candidato Alberto Núñez Feijóo ha terminado. Se prorroga durante 60 días y 59 noches la era Pedro Sánchez Pérez Castejón: entramos en la autocracia, antesala de la dictadura. Cuatro años de mandato serían letales para los españoles.
La matemática parlamentaria no admite dudas. Dos votaciones y el último resultado amañado: 172-177 y 1 nulo. Un tal Puyol, de Junts, voto sí… pero resultó ser nulo diez minutos después de consultas en la Mesa. El VAR parlamentario cargándose el Reglamento. La imparcialidad de la presidenta es manifiesta. ¿Cómo puede considerarse nulo un voto positivo? No cabe interpretación cuando se dice sí. Uno creía haber visto todo en el Hemiciclo, pero la pasada semana asistimos a la inversión de la lógica. Primero, impusieron los pinganillos, luego debatieron la reforma del Reglamento y finalmente lo aprobaron. ¿No es esto un fraude de ley?
Otro ingrediente nuevo en el templo de la libertad: la censura previa para el futuro. La historia le pasará factura al sanchismo.
Ha llegado su hora; se consolida el Frente Popular. El jefe de la oposición se proclamó heredero de la Transición del 78; el aspirante socialista vuelve a las trincheras del guerracivilismo. La amnistía de Manuel Azaña a los golpistas del 6 de octubre del 34 (Companys), la ha transformado el Gobierno social-comunista del doctor en Económicas en un alivio penal para olvidar el referéndum ilegal del 1º de octubre de 2017.
El acuerdo del Parlament entre ERC y Junts exigiendo al Gobierno en funciones que pague por adelantado con la amnistía y en diferido con la consulta de independencia, el “cuponazo catalán”, la deuda histórica de ¡¡456.000 millones de euros y dos huevos duros!! está casi listo. La salida de las FSE del noreste ha tenido una respuesta calculada por PSOE y PSC: diálogo, encuentro, convivencia. Palabras huecas.
Entramos en un tiempo de descuento hasta el 29 de noviembre. O un gobierno de mentiras o repetición electoral.
Me inclino por lo primero: este Ejecutivo en funciones no está legitimado para aceptar esta amnistía y el resto de los chantajes porque es anticonstitucional y porque proclamaron lo contrario en las elecciones. Claro, que Sánchez dirá que no ha mentido, que es un simple cambio de opinión. Como ha dicho Emiliano García Page, Moncloa está negociando con delincuentes constitucionales.
El perdedor imprescindible
El presidente del PP ha perdido la investidura, pero ha invertido en futuro. Ha fortalecido su liderazgo. Su tono ha sido presidencial. No tiene el carisma de Suárez ni la seducción de González. No, no los tiene, pero su retranca gallega y su pegada política en los directos le ha permitido sortear todas las olas en el océano de una tormenta perfecta. Y ha salido indemne. Está muy por encima de la media de los políticos habituales.
Ha nacido una estrella política. Ha aprovechado su momento y su oportunidad. Hemos descubierto a un hombre de Estado. Hasta los huérfanos del CDS, UPyD y Ciudadanos nos hemos sentido integrados en su discurso centrista y moderado.
Feijóo ha dejado estas dos preguntas claves en el hemiciclo: amnistía ¿sí o no?, referéndum ¿sí o no? En el banco azul, el presidente en funciones seguía callado como un muerto. La respuesta es sencilla: amnistía, sí; referéndum, también. El proyecto revolucionario sigue en marcha.
El líder popular ha presentado un programa de gobierno ajustado a la realidad en un país donde un 25% de los ciudadanos no llega a la mitad de mes. Ha ofrecido seis pactos de Estado y ni siquiera se ha aceptado el acuerdo por la sequía en una España muerta de sed. Hasta Cuca Gamarra estuvo bien en sus dos intervenciones defendiendo a su jefe y a sus 137 compañeros de viaje. Su alegato final, no tiene desperdicio: sí a la dignidad, a la igualdad, a la libertad y sí a España. Don Alberto sigue siendo la gran esperanza de cambio para 8,5 millones de españoles.
Tiempo de Sánchez
A todos los representantes del PSOE se les ha olvidado la palabra amnistía. Prohibido mencionarla como la palabra crisis en la época de Zapatero. Hasta que le estalló en la cara mientras nos insultaba en un hotel de cinco estrellas llamándonos antipatriotas. La cuenta atrás ha comenzado. El mal está hecho. Y visto el debate no parece que el líder popular haya perdido el tiempo.
Vergonzoso lo que se ha visto en la televisión de Roures, amo de la señal y de la realización de la sesión parlamentaria. La imagen del Congreso ha sido penosa. Se ha cansado de sacar los aplausos de la bancada popular a su primer militante y ha eludido exponer las caras de Bélmez del banco azul. Las expresiones del presidente en funciones han confirmado que todo le resbala. Absolutamente todo. Su actitud es impropia de un demócrata.
El rey de España, acosado en las redes sociales desde hace 15 días, recibirá de nuevo a los portavoces parlamentarios que se dignen acudir a La Zarzuela para encargarle al candidato del PSOE que forme nuevo gobierno. ¿Con cuántos votos? Ese mismo día -quizás el miércoles- rompa ese silencio cómplice con sus compañeros de viaje hacia el abismo y se dirija a la plebe “urbi et orbi” como el “presidente pueblo”. Como Chávez y Maduro. Sin preguntas, claro.
Tratará de convencernos que ha comenzado la “era misericordiosa” de su virreinato y que los asesores jurídicos de ERC, Junts, Bildu y los “40 de Ayete” (de Sumar) le han asegurado, con Enrique Santiago del PCE y guía de las FARC que la amnistía cabe en la Constitución. Y que luego harán que quepa el referéndum.
Preparémonos para una campaña de propaganda sin precedentes por tierra mar, aire y el espacio sideral. Y el que discrepe, será un fascista de extrema derecha y no podrá entrar hasta el 2050 en el reino del progresismo. Si no eres progresistas estás muerto políticamente.
Progresistas como Puigdemont, reconvertido en socialdemócrata; progresista como Ortúzar, del rancio PNV, (“Dios y leyes viejas”), como el charnego reconvertido Rufián (ERC) o como a la señora de Bildu (Mertxe Aispurúa) condenada por apología de terrorismo. Un equipo de progresistas de primera al estilo del macarra vallisoletano Óscar Puente, que calificó al PP de narcotraficantes y a Aznar de ser el instigador del atentado del 11-M. ¿Es Puente un nieto del “Homo Antecessor”?
Que se lo pregunten al alcalde de Madrid, J.L. Martínez Almeida, increpado por el concejal progresista Daniel Viondi en el pleno del Ayuntamiento, amenazándole con tres cachetes porque “se estaba equivocando”.
Viondi es compañero de baloncesto del presidente. Lleva 15 años viviendo del erario público y por su vehemente carácter -Lobato dixit- le permitieron amenazar a un diputado podemita en la Asamblea de Madrid con esta advertencia siciliana: “Te voy a arrancar la cabeza”. No le bastaba con cortársela de un tajo. Falta saber tras su destitución dónde lo recolocará Sánchez por los servicios prestados. ¿En la Moncloa? ¿En Ferraz? ¿En Correos? ¿En la SEPI? ¿En la RFEF? ¿En el CSD? Atentos al BOE. Puente, Viondi, Tito Berni… este es el nuevo PSOE del pueblo.
Mientras tanto, el señor Sánchez comparece ante sus conmilitones europeos para decir que “pronto habrá gobierno socialista-comunista porque el resto es todo extrema derecha” ¿Hay algo más ultra que su amigo canastero Viondi? A quien hace doce años le envió un post a lo Rajoy-Bárcenas: no decía resiste, sé fuerte sino “dale duro”. Él sabrá a quien.
Y, paralelamente, corre la voz de que PP-VOX generan división, violencia, ruptura de la sociedad, enfrentamiento… Sánchez sigue la doctrina de Puebla contaminando el lenguaje e inculcando el odio. Incluso son capaces de aprobar por Decreto Ley el derecho a odiar. Una nueva conquista para la mayoría social progresista.
Hay que provocar más tensión que nunca para que traguemos la pócima de la amnistía en dosis de 24/7 como hizo Zapatero desde el 2004 al 2011.
El fantasma del “sí es sí”
La gravedad de las negociaciones del Gobierno con los delincuentes constitucionales no tiene límites ni líneas rojas. Todo vale para seguir en el poder. Ya ha pagado por adelantado, la puesta en marcha de los “pinganillos en el congreso”. (Solo se traduce al castellano, el idioma común). La orden de Marlasca para que Europol saque de sus listas a los terroristas de CDR. Puigdemont ha conseguido que el ministro de AAEE, de cuyo nombre no quiero acordarme, se arrastrase ante los socios de la UE para que se permita utilizar el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales del Parlamento y el Consejo “pagando nosotros todos los gastos, naturalmente”.
La amnistía es un paso más en la rendición preventiva ante los separatistas y terroristas que culminará simultáneamente en referéndum en el País Vasco y Cataluña. Toda la presión para los jueces y magistrados del Tribunal Supremo, del CGPJ y del TC. Lo del Tribunal de Garantías, con Conde Pumpido a la cabeza, no admite dudas: dirá que todo es constitucional. En el Supremo, tanto el PNV como los golpistas catalanes, ya han pedido como medida urgente y necesaria las “puñetas” y la cabeza del juez Llarena, instructor de la causa del 1-0.
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ya ha declarado que la amnistía es un problema político, no jurídico. Así defiende el Ministerio público el estado de derecho. Otro amigo íntimo de Garzón y señora.
Con estos mimbres y con la tramitación de proposición no de ley, la amnistía no gozará de los dictámenes previos del Consejo de Estado, de la Abogacía del Estado, del TS y del Consejo General del Poder Judicial.
Sin controles, Pedro Sánchez embarrará todo el terreno mediático y jurídico para que la amnistía salga adelante sin escuchar ni a González ni a Guerra. Pero la gravedad de esta iniciativa va más allá y tendrá efectos colaterales imprevisibles. Luego les llamarán “efectos indeseados”.
Podríamos encontrarnos con que muchos internos carcelarios podrían acogerse a la medida y pedir indemnizaciones. Bildu exigirá que sus presos sean considerados “presos políticos” y que salgan de la cárcel de inmediato.
Quien se atrevió a derogar los delitos de sedición, a rebajar los de malversación de fondos públicos, quien indultó a los golpistas, ahora sostiene que lo sucedido el 1-0/2017 que culminó con la proclamación de la independencia de Cataluña durante 8 segundos, nunca debió judicializarse. “Solo se trató de una crisis política”, argumenta ahora después de calificarlos de secesión. Y, por tanto, necesita soluciones políticas. Esta es la falacia, la mentira principal del bombardeo propagandístico para justificar su traición y su felonía.
Los “beneficiados” por este alivio penal, podrían ascender a unos 5.000 delincuentes sin contar los etarras y los militantes del Ejército guerrillero del Pueblo Gallego Libre. Las grietas que dejará abiertas el texto permitirán salir a la calle con cuentagotas a centenares de delincuentes como sucedió con la Ley del sí es sí, reformada gracias a los votos del PP.
Hace un rato escuchaba a un catalibán exigir en voz alta la amnistía política para Puigdemont y los suyos (también alcanzará a Junqueras y amigos) pretextando las amnistías fiscales del PP y del PSOE.
La pregunta directa a don Pedro queda escrita ya en el aire: ¿habrá amnistía también para pederastas, narcotraficantes, violadores en manada y maltratadores? ¿Incluirá a Rubiales, Griñán y Villén, el de los prostíbulos andaluces?
¿Por qué no incluir a los distribuidores de Fentanilo, esa droga barata que ya ha llegado a Málaga, Barcelona y Madrid? Se vende a igual precio que en Estados Unidos y Canadá, a tres euros la pastilla.
Escribió don Benito Pérez Galdós que lo previsto no ocurre nunca. No conoció a don Pedro Sánchez, también Pérez y Castejón. El presidente siempre sorprende, ora investido ora en funciones.
Un debate desigual
Debo de reconocer que me tragué el debate entero. En parte por deformación profesional -he vivido en el Congreso y en el Senado casi dos décadas- y en menor medida por comprobar la degradación de nuestra democracia. El retroceso es evidente.
El hallazgo de Feijóo nos reconcilia con el mejor periodo de nuestras vidas. Nada podemos esperar de las izquierdas de este país. Creía que estaban ancladas en la caída del Muro, pero no, me equivocaba; siguen en la revolución de las 17 pasadas por La Habana, Caracas y Buenos Aires. No tienen remedio mientras Yolanda, la de los cohetes, siga arrodillándose, claudicando ante los nacionalismos insaciables.
Al señor Núñez la manifestación del día 24 en Madrid le infundió alas para aprobar con nota esta primera asignatura en el Congreso de los Diputados.
El discurso inicial del candidato fue correcto. Mejoró en las réplicas a sus oponentes. Acertó a contestar en el mismo paquete al PNV y a Bildu. Despreció con elegancia a los abertzales. La frase más valiente se la dedicó a los herederos de ETA. “No acepto sus votos; para Sánchez”. Destapó la decadencia de los meapilas peneuvistas.
A ERC y Junts los laminó desmontando sus mentiras hasta el extremo de que Rufián y Nogueras, respectivamente, fueron incapaces de gastar sus 10 minutos de réplica.
A destacar las dos intervenciones del diputado de UPN Alberto Catalán. Digno sucesor de SergioSayas y Carlos García Adanero. Valiente. Un látigo para los bilduetarras a los que acusó de llevar terroristas en sus listas en los comicios de mayo.
Abascal y Feijóo firmaron la paz para la legislatura. Ya era hora tras el espectáculo de Aragón, Extremadura y Murcia. El líder de VOX estuvo especialmente duro con Sánchez - “usted es el presidente más corrupto de la democracia”-, le espetó, aunque fueran retiradas por la presidenta.
La portavoz de Sumar es un paquete. Perdió la mayor parte del tiempo mostrando una foto en blanco y negó de los padres de la Constitución donde no había ninguna mujer. Dio paso a Enrique Santiago, comunista de toda la vida, que sí habló de amnistía. Para dogmatizar que cabe en la Constitución. Pareciera que escuchábamos a Fidel Castro en su decadencia. O peor aún: que estábamos asistiendo al Politburó de los tiempos de Estado. Las plañideras podemitas Belarra y Montero van descubriendo quién es la Yoli, la de la sonrisa etrusca, gran defensora de la corrupta Cristina F. de Kirchner.
La ausencia del presidente en funciones ha sido una provocación sin precedentes. Despreciar a su oponente hasta humillarlo y ultrajar a las instituciones es lo propio de este tirano de San Miguel sin un comino de nobleza. Los gritos de ¡cobarde, cobarde! se los ganó a pulso mientras quería desaparecer en el interior de su móvil. En dos palabras: un sabotaje parlamentario. A pesar de su chulería no pudo reventar el debate con su silencio. No ha sido suficiente. Lo pagará más tarde que nunca. No se lo vamos a perdonar. “De ninguna manera”, como diría Ayuso.
En su nombre, el silente envió a Oscar Puente, exalcalde de Valladolid y veterano “macarra” como le ha calificado Pablo Iglesias. ¿Este discurso lo habrá escrito usted?, le dijo con retranca Núñez Feijóo. Don Óscar no fue un puente sino un muro. Con este trabajo sucio tiene asegurado escaño en las listas de enero.
Se notaba que el relato había sido elaborado en la Factoría Moncloa con mentiras de todo a cien. Su tono agresivo -casi violento- adelanta el talante por el que va a discurrir esta XV Legislatura. Todos somos fascistas y ultraderechistas para estos leninistas de fin de semana.
Feijóo reconvirtió su fracaso en un éxito de la ética y la dignidad. Ha puesto más cara la investidura sanchista.
Investidura exprés
La Moncloa acelerará todo lo posible los tiempos; esta semana será decisiva y la del macropuente del Pilar dará un respiro. Creo sinceramente que, en contra de lo que han tratado de visualizar ERC y Junts, la presión sobre el PSOE es ficticia. Una macromentira a tres bandas.
Llevan negociando desde el 23 de Julio y todos están en el mismo barco. Gobierno y Frente Popular. A ninguno les interesan las elecciones porque los golpistas han sacado los peores resultados de su historia. Es solo una excusa para presentarse el 1 de octubre en las calles de Barcelona reivindicando que la ensoñación independentista sigue en pie para que les sigan apoyando ANC y Ómnium Cultural mientras reciben subvenciones millonarias.
La mera tramitación parlamentaria de la amnistía -llámese como se llame- posibilitará la investidura con los votos de todos, incluido el PNV.
Este es el momento más grave para la democracia española. Sánchez está fuera de control. Su objetivo es el mismo: impedir la alternancia en el poder. Tenemos un magnífico jefe de la Oposición. Un líder muy por encima de la media. Solvente. De fiar. Ahora que ha afianzado su liderazgo, tiene que limar su cúpula directiva. Y apelar a la calle. El 24 en Madrid. El 8 de octubre en Barcelona. Convoca la Sociedad Civil Catalana (SCC), los constitucionalistas. Y cuando se conozca el texto de la amnistía y el del referéndum, acudiremos a ganar las rúas y las plazas para no perder los derechos y los deberes conseguidos con la Constitución del 78. El espíritu de la Transición está vivo.
Alberto Núñez Feijóo ya no siente la soledad del corredor de fondo. Y ha aprendido en sus trece primeras horas en el Hemiciclo que la política es un maratón permanente.
Apostamos por una España de ciudadanos libres e iguales frente al virus revolucionario de los años treinta y la vuelta a las democracias populares. Entiéndase comunismo, muerte y miseria. El sanchismo, ya lo definió el propio creador solo contiene maldad, manipulación y mentiras. Mucha maldad, mucha manipulación muchas mentiras.
No pensemos que Europa acudirá en nuestra ayuda si los sublevados lo volvieran a hacer. Ni el PE ni la Comisión moverán un dedo por la unidad de España.
Sabemos que don Pedro Sánchez es capaz de todo. Incluso de romperla después de decirnos que siempre ha defendido la unidad. Siempre, es demasiado tiempo para el secretario general socialista.
Entre las democracias populares (dictaduras) y la Constitución, nosotros optamos por este camino. Como comuneros castellanos defendemos la igualdad y la justicia porque “nadie es más que nadie”.
Estamos seguros de que el segundo candidato no va a cambiar de socios. Porque él es el primer accionista del procés. Señor Sánchez: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto”. (Juan 13:27).
Antonio REGALADO dirige BAHÍA de ÍTACA en:
aregaladorodriguez.blogspot.com