¿Qué tienen que ver China y Rusia con Venezuela?

<p>Nicolás Maduro, en una conferencia de prensa con los medios internacionales tras las elecciones presidenciales, en el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas el 31 de julio de 2024 - AFP/FEDERICO PARRA</p>
Nicolás Maduro, en una conferencia de prensa con los medios internacionales tras las elecciones presidenciales, en el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas el 31 de julio de 2024 - AFP/FEDERICO PARRA
¿Qué factores desencadenan los cambios de liderazgo en un país? ¿Son las protestas en Venezuela un signo de cambio potencial o meros preludios de más violencia y represión? ¿Cómo influyen los golpes de Estado históricos en nuestra comprensión de la situación actual en Venezuela? ¿Y cómo encaja todo esto en la dinámica geopolítica más amplia de China y Rusia contra Occidente? Para responder a estas preguntas, debemos explorar las múltiples dinámicas que conducen a los cambios de liderazgo y aplicar estas ideas al contexto venezolano

La situación de Venezuela refleja una batalla estratégica más amplia en el hemisferio occidental. Los aliados de Nicolás Maduro, entre ellos China y Rusia, le han proporcionado armas, tecnología para refinar petróleo y miles de millones en préstamos, respaldándole en sus enfrentamientos con Occidente. Venezuela es fundamental para las ambiciones de China en las Américas, ya que proporciona acceso a recursos, mercados y opciones militares estratégicas. La coalición de China, Rusia, Irán y Corea del Norte (CRANK) apoya a Maduro, socavando los esfuerzos internacionales para forzar su salida mediante el aislamiento diplomático y las sanciones económicas, y debilitando el poder de tales medidas a nivel mundial. Rusia ha prometido un importante apoyo financiero y militar, mientras que China ha sido el principal acreedor de Venezuela y el mayor comprador de petróleo, comerciando a través de terceros para eludir las sanciones estadounidenses. 

Venezuela se ha enfrentado a una prolongada crisis política y económica, con Maduro acusado de fraude electoral, prácticas antidemocráticas y corrupción. Las elecciones presidenciales de 2018, ampliamente condenadas como fraudulentas, consolidaron el poder de Maduro pero aumentaron la oposición. Las elecciones de 2024 han agravado aún más las tensiones, con acusaciones de manipulación de votos y supresión de candidatos de la oposición. Las protestas reflejan un profundo descontento con la mala gestión económica del Gobierno y los abusos de los derechos humanos, exacerbados por la expansión de centros de detención como el Helicoide. 

El examen de ejemplos mundiales de golpes de Estado revela factores críticos para evaluar la situación de Venezuela. El apoyo y la unidad militar, la legitimidad política, el descontento público, el control de los canales de comunicación y las reacciones internacionales son fundamentales. En Venezuela, las señales sugieren la posibilidad de un golpe, pero el éxito depende de varios factores. El Gobierno de Maduro se enfrenta a acusaciones internacionales de fraude electoral, lo que socava su legitimidad, pero las divisiones internas dentro del Gobierno y el ejército son necesarias para un desafío formidable. Económicamente, la hiperinflación, la escasez de alimentos y el deterioro de los servicios públicos erosionan el apoyo público, creando un terreno fértil para un golpe impulsado por el descontento generalizado. 

El malestar social es otro factor crítico, con protestas persistentes que indican una posible inestabilidad. La oposición organizada y las protestas a gran escala podrían indicar a las facciones militares o gubernamentales la necesidad de un cambio. Los informes sobre el despliegue de soldados Wagner por parte de Maduro ponen de relieve su determinación de mantener el poder. La lealtad de los militares es crucial, y las deserciones y declaraciones públicas de los líderes son señales de advertencia significativas. Los cambios en el comportamiento de las fuerzas de seguridad, como el aumento de la represión o la reticencia a sofocar las protestas, podrían indicar un debilitamiento del poder. Los precedentes históricos muestran que el descontento militar combinado con el apoyo público al cambio puede catalizar golpes de Estado, lo que requiere unidad y acciones decisivas. 

En última instancia, el destino de Venezuela puede depender menos de la dinámica interna y más de cómo China y Rusia configuren Sudamérica. Con las elecciones estadounidenses, la guerra en Ucrania y los compromisos de Estados Unidos con Israel, Venezuela puede encontrarse bajo la influencia continua de Maduro y Xi. China, que busca un aliado incondicional en una disputa geopolítica mayor con Estados Unidos, parece preferir una Venezuela con Maduro en el poder.