La Unión Europea esquiva una posible catástrofe

Macron y Ursula von der leyen

Tras el anuncio de la victoria de Macron en las últimas elecciones presidenciales de Francia, se escuchó en toda Europa un suspiro de alivio colectivo. Pocas elecciones nacionales han generado tanta expectación a lo largo y ancho de un continente. Sin embargo, el resultado de estos comicios no afectaría solo a los franceses, sino a todos y cada uno de los ciudadanos europeos, por lo que tomaron un cariz europeo. 

La victoria de Marine Le Pen, quien no dudó en utilizar el lema “No a Bruselas, sí a Francia” durante su campaña, hubiese sido catastrófica para la UE. Aunque a diferencia de lo que hiciera en 2017 Le Pen ha optado por no proponer un “Frexit”, sí prometió la celebración de un referéndum para la modificación de la Constitución francesa con el objetivo de “reconciliar el compromiso europeo [de Francia] con la preservación de su soberanía y la defensa de sus intereses”.  La presidenta de Agrupación Nacional pretendía así poner a la Constitución francesa por encima del derecho internacional, a pesar de que el derecho de la UE prevalece sobre el derecho nacional de los países miembros desde 1964. 

El Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, indicó en una reciente entrevista que, aunque Le Pen ya no está proponiendo el abandono del euro, como en las últimas elecciones presidenciales, “pone unas determinadas ideas que, si son llevadas a la práctica, romperán los equilibrios institucionales en Europa”. Una de estas ideas es la renegociación de los acuerdos de Schengen para restablecer los controles en las fronteras para poder identificar a los ciudadanos no europeos. Esta medida, más allá de suponer un problema logístico y ético, es ante todo un ataque al espíritu Schengen, que desde 1995 permite a los ciudadanos europeos moverse libremente. 

Una presidencia de Le Pen no hubiese tenido consecuencias negativas solo para la Unión Europea, sino también para la OTAN. Entre sus propuestas estaba sacar a Francia de la OTAN, cosa que no solo preocupaba a los aliados europeos, sino que también tenía a Washington en tensión. Con la invasión de Ucrania como telón de fondo, la Alianza Atlántica se enfrenta a su momento más crítico desde su fundación. La salida de Francia de esta pondría en riesgo la existencia misma de la organización, sobre todo teniendo en cuenta la aparente buena opinión que tiene Le Pen de Vladimir Putin. No es de extrañar, por tanto, la celeridad con la que los líderes de toda Europa han felicitado a Macron, reflejando un alivio que bien expresó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel: “Bravo Emmanuel. En este período turbulento, necesitamos una Europa sólida y una Francia totalmente comprometida con una Unión Europea más soberana y más estratégica”.

Las últimas crisis a las que se ha enfrentado la Unión, como son la pandemia de COVID-19 o la reciente invasión de Ucrania, por no mencionar el Brexit, han logrado acelerar el proceso de integración de la UE, un proceso en el que Francia ha jugado un papel crucial. Macron, que durante mucho tiempo insistió en la necesidad de emitir deuda común, consiguió convencer a la escéptica Alemania durante la crisis económica causada por la pandemia. En el último año, ha sido notable el interés de Macron por hacer de la Unión Europea un actor geopolítico que pueda estar a la altura de aliados y enemigos, siendo un firme defensor de la creación de un futuro Ejército europeo, un tema que pocos se atrevían siquiera a mencionar. Ahora, con la guerra a las puertas de Europa, esta posibilidad ha dejado de ser tabú.

El lugar que ha ocupado Macron en la Unión Europea se ha visto siempre algo ensombrecido por la presencia y liderazgo de Angela Merkel. Sin embargo, tras el cambio de Gobierno en Alemania, Macron pasará a ocupar un lugar preponderante en el seno de la Unión. Ahora tiene por delante otros cinco años para hacer realidad su sueño de una Europa más unida, más fuerte, y, sobre todo, más independiente. Una Europa que se aleje de los nacionalismos y que busque la integración. No será fácil; más de 13 millones de franceses votaron por Le Pen. Un 41,5% de los electores prefirieron la opción de una Francia soberana, o lo que es lo mismo, en una Unión Europea con menos poder. Macron tendrá que hacer frente al desapego de su población hacia la UE. A pesar de todo, Europa puede hoy respirar tranquila. Se ha librado de una buena.