
La amistad entre Marruecos y sus pares africanos crece y se robustece. Así lo corrobora el fortalecimiento ascendente de las relaciones bilaterales entre Marruecos y sus socios del continente africano. Algunos eventos recientes lo reafirman —han tenido lugar tanto en las últimas semanas de diciembre como en las transcurridas de 2020—. Por ejemplo, Unión de las Comoras y Gambia—haciendo un reconocimiento a la visión africana de Marruecos y al impulso decidido que adoptó la política exterior marroquí en la profundización de su cooperación con el continente, pero también a la seguridad y a la estabilidad de que gozan las provincias saharianas en un contexto regional complejo—, abrieron consulados generales en el sur de Marruecos. En ese momento algunas fuentes anunciaron que pronto otros países africanos se sumarían a los Estados citados en la apertura de consulados, por dos razones: por un lado, para profundizar las relaciones bilaterales con Marruecos y, por el otro, para prestar servicios consulares a sus ciudadanos (residentes en las provincias del sur de Marruecos en consonancia con la política migratoria que promueve e impulsa el país magrebí).
Efectivamente, otros Estados se han ido sumando —Costa de Marfil abrió hoy su consulado general en Laâyoune—. Estos hechos reiteran o reafirman el buen clima bilateral entre Marruecos y diferentes países africanos y la voluntad de avanzar en las orientaciones comunes y en las acciones estratégicas que redunden en el desarrollo y en el bienestar africano. Nótese que Costa de Marfil fue, además, el primer país africano en abrir un consulado de carácter honorario en Laâyoune —la principal ciudad del sur que hoy alberga varios consulados generales—. Serían casi doce países africanos los que van en esta dirección y siete los que hasta el momento abrieron oficinas consulares en las provincias del sur. Estas acciones graduales y expansivas no parecen reversibles. Al contrario, han sido asumidas como parte de una dinámica amplia y favorable al Estatuto de Autonomía propuesto por Marruecos para la resolución del diferendo territorial norteafricano del que se ocupa exclusivamente el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Marruecos ha asumido la contundencia de las acciones diplomáticas —de diferentes naciones africanas—, como un respaldo efectivo e incontestable a su integridad territorial, en consonancia práctica con el paradigma impulsado por el rey Mohamed VI para la política exterior del reino —que consiste en la sólida defensa de la soberanía marroquí y en la comprehensión de la misma por parte de los países africanos a partir del conocimiento cabal de los elementos jurídicos, históricos, políticos y religiosos que vinculan a Marruecos con sus provincias saharianas—. Se ha referido aquí, en tiempo reciente, la profesionalización del servicio diplomático y el realismo de la política exterior marroquí que se hace evidente, también, en el consecuente reconocimiento de sus socios africanos al carácter marroquí del Sahara.
El reconocimiento y el respaldo a la integridad territorial de Marruecos, así como la apertura de consulados generales por Estados africanos, constituye un acto soberano del Estado que asume esta posición sobre principios de igualdad, soberanía y respeto a la integridad territorial de los Estados, por ende, no admite la intervención de terceros (Estados). Y, además de ser un acto de soberanía, responde en toda regla a las normas y prácticas diplomáticas de conformidad con la Convención de Viena sobre el establecimiento de las relaciones consulares de 1963. Por ello el énfasis de fuentes consultadas en Marruecos que subrayan quela apertura de consulados generales ha sido objeto de procesos legales e institucionales debidamente ratificados en los consejos de ministros y, posteriormente, publicados en los decretos de carácter oficial.
El Sahara marroquí tiene un considerable potencial y puede jugar un papel como polo de desarrollo y oportunidades para África —como indicó CPLATAM semanas atrás—, siempre que supere la situación de excepción para posibilitar la normalidad, además de avanzar en la consolidación de algunos procesos y, particularmente, en la promoción y formación de una ciudadanía constitucional, hablando específicamente de individuos conscientes de sus derechos y de sus obligaciones como ciudadanos constitucionales del reino de Marruecos.