¡Increíble! No se puede llegar a la Luna

Con un peso antes del despegue de 1.263 kilos, 1,9 metros de longitud y 2,5 de ancho, el módulo de descenso lunar Peregrine se muestra antes de ser encerrado en la cofia del lanzador Vulcan que lo ha llevado al espacio - PHOTO/NASA
Con un peso antes del despegue de 1.263 kilos, 1,9 metros de longitud y 2,5 de ancho, el módulo de descenso lunar Peregrine se muestra antes de ser encerrado en la cofia del lanzador Vulcan que lo ha llevado al espacio - PHOTO/NASA

India, China, Rusia, Arabia Saudí, Qatar, la Unión Europea (UE), hasta Brasil y, por supuesto, Estados Unidos quieren llegar a la Luna en una misión que está resultando más compleja de lo que los propios ingenieros y científicos espaciales se imaginaban. 

  1. A colación

El quid es que ni toda la tecnología actual hace posible la vuelta del ser humano a la Luna y no quiero sembrar ninguna teoría “conspiranoica”, ni poner en duda la llegada del ser humano al satélite natural de la Tierra como se mostró por la televisión, en blanco y negro, cuando el 20 de julio de 1969, el Apolo 11 alunizó y luego los estadounidenses Armstrong y Aldrin dieron sus pasitos sobre de la superficie y colocaron una bandera norteamericana. 

Era la carrera espacial entre estadounidenses y soviéticos. Había prisa por ver quién realizaba primero tal proeza para dejar muy claro de qué lado estaba el poderío. Porque no solo se erigieron en los vencedores de la Segunda Guerra Mundial también en los nuevos amos de la Tierra. 

A los ingenieros de la NASA les fallaba el cálculo de la órbita y el sistema de ignición de los cohetes lanzados que no dejaban de estallar apenas subir un poco al cielo. Los soviéticos lo tenían más claro, fue así como la nave Sputnik I fue la primera en completar una órbita terrestre en 1957 y en el Sputnik 2 enviaron a la perra Laika al espacio. 

Y luego, el 12 de abril de 1961, los soviéticos enviaron a Yuri Gagarin al espacio exterior y el 16 de junio de 1963 a Valentina Tereshkova e incluso intentaron aterrizar varios módulos espaciales en la Luna mucho antes que los norteamericanos. Sin embargo, para la autoestima soviética la caminata televisada de Armstrong y Aldrin fue un guantazo para avivar todavía más la Guerra Fría. 

Lo curioso es que después de que doce astronautas, según el programa espacial estadounidense, caminaron sobre la superficie de la Luna, los últimos con el Apolo 17 en su viaje del 11 al 14 de diciembre de 1972, nadie más volvió… ni lo intentó.  ¿Qué pasó? ¿Por qué se dejó en paz a la Luna durante tantas décadas? ¿Por qué la Unión Soviética no continuó con sus intenciones de poner a sus astronautas en dicho satélite?

Es verdad que las misiones a la Luna no fueron precisamente baratas, pero estamos hablando de un país con un gasto militar importante que bien pudo dedicar más gasto y financiamiento a no dejarse amedrentar por Estados Unidos y colocar también sus pies. 

Me parece un misterio. Y tan inquietante como estar en el siglo XXI con unos inmensos avances tecnológicos en materia de comunicaciones y con muchos satélites lanzados que están orbitando nuestra atmósfera y ver cómo eso de volver a la Luna es muy pero que muy complicado.  ¿Cómo es que con mayores limitaciones y menos avances lo consiguió la NASA?

A colación

No solo hay agencias estatales metidas en la nueva carrera espacial hacia la Luna y también hacia Marte. Lo están varios archimillonarios como Elon Musk que quema millones de dólares cada vez que se estrella uno de sus cohetes estelares. 

Algunos de estos reyes Midas quieren colonizar la Luna y hasta explotar el turismo espacial para otros archimillonarios excéntricos, como ellos, y que quieren saciar su curiosidad.  Llegar a la Luna es un nuevo negocio.

Para los científicos es más bien una opción para la supervivencia de la raza humana, en caso de que las cosas se sigan poniendo muy feas para los terrícolas, siempre quedará la Luna o quizá Marte. Pero todavía parece muy muy lejana tal opción. 

Ahora la NASA da por cancelado su nuevo intento de llegar a la Luna, lo aplaza para dentro de un año, tras el fiasco con el módulo de aterrizaje lunar Peregrine que tenía como objetivo entregar equipo científico a la región lunar de las cúpulas de Gruithuisen.

Llevaba sobre todo instrumentos diseñados para tomar lecturas que podrían minimizar los riesgos y sentar algunas de las bases para el programa Artemis de la NASA, que espera permitir una presencia humana sostenida en la Luna.

Una misión equipada con varios equipos de las agencias espaciales mexicana y alemana y artilugios de diversas universidades, empresas e investigadores de Reino Unido.

¿Qué salió mal? Peregrine despegó con éxito en un cohete Vulcan Centaur, un nuevo tipo de cohete alimentado con metano, desde la estación espacial de Cabo Cañaveral en Florida el pasado 8 de enero, pero una fuga de combustible lo ha dejado sin posibilidades de cumplir con su misión. 

Peregrine estaba programado para aterrizar en la Luna el 23 de febrero, e incluso, si llegaba allí, la nave espacial de 1,2 toneladas métricas necesitaba reorientar su motor para disparar ráfagas controladas durante su descenso. Ahora parece condenada a convertirse en un sarcófago espacial lleno de cápsulas que contienen muestras de ADN de escritores, personajes célebres y hasta del expresidente John F. Kennedy.  Todo esto previo pago de los familiares interesados… y ya van tres intentos y ni toda la tecnología logra hacer realidad su aterrizaje en la Luna. ¿Cómo hicieron entonces en 1969?