Opinión

Ucrania: vivir y sobrevivir en medio de la guerra de Putin

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Ha sido un éxodo que rememora los peores tiempos de las grandes guerras en Europa:  desde el pasado 24 de febrero, millones de ucranios se han visto forzados a huir de los bombardeos provocados por la invasión de las tropas rusas. La ACNUR cifra en casi 6 millones los refugiados ucranios en diversas partes de Europa y otros 6 millones de desplazados internos. Nadie ha logrado escapar de este drama.

Olena Kurenkova llevaba un vestido amarillo el día que participó en la cobertura internacional del encuentro entre los mandatarios de Estados Unidos, Joe Biden, y el ruso, Vladimir Putin, el 16 de junio de 2021, en Ginebra.

Mientras la periodista ucraniana narraba para el portal de noticias Hromadske.ua el paso de los convoys de ambos líderes en Parc la Grange, frente al Lago de Ginebra, yo capturaba la crónica in situ y recogía testimonios para radio y prensa escrita en México y en España.  Aquella fue una cita que transpiraba frialdad entre ambas delegaciones. 

En dicha cita, Estados Unidos y Rusia lograron un acuerdo de mínimos y nadie intuyó siquiera que ocho meses después Putin estaría ordenando a su Ejército invadir Ucrania con las enormes consecuencias geopolíticas que la presencia militar eslava ha supuesto en el traspatio europeo y en el resto del mundo. Porque Estados Unidos y sus aliados se han posicionado con sanciones, armas, ayuda económica y militar para Ucrania y acogida de refugiados; sin embargo,  muchos otros países de África, América Latina y Asia han mantenido una actitud lejana de participar en las sanciones contra Rusia. 

En enero de 2022, cuando Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, intentaba desde la ONU parar la invasión a Ucrania, Kurenkova no creía, como millones de sus compatriotas, en la ofensiva bélica a gran escala como finalmente aconteció. Nunca previeron  la consumación de las amenazas.

En la actualidad, seis meses después,  Kurenkova permanece dentro de Ucrania y junto con su familia se niega a abandonar el país, a pesar de haber sufrido en sus carnes todo tipo de avatares.

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A principios del conflicto, el Kremlin pretendió tomar Kiev en una operación rápida de 48 horas, pero la feroz resistencia del Ejército ucraniano, de la gente misma y del mandatario Volodímir Zelenski que decidió permanecer en su sitio comandando la defensiva, hicieron que la caída de Kiev no fuese posible a pesar de los constantes bombardeos a la capital.

En esos primeros días, la periodista dejó Kiev junto con sus padres y su hermano de 31 años para  refugiarse en su casa materna en Irpin, creyendo que en esta ciudad (a 8 kilómetros de la capital) estarían a salvo de los bombardeos. Nada más erróneo porque en los primeros días de marzo quedó arrasada por los rusos. 

La casa materna fue finalmente destruida por los incesantes bombardeos, su hermano resultó herido mientras intentaba mover su vehículo y fue trasladado a un  hospital kievita desbordado por los cientos de heridos, de muertos, más todos los pacientes ingresados por distintas patologías y, por supuesto, enfermos por coronavirus, porque la pandemia sigue su cauce.

Su familia debió tomar la decisión más fuerte: separarse. Su padre y su abuelo permanecerían en Irpin viviendo entre los escombros a la espera de la evolución de su hermano mientras ella, su  madre y su abuela viajaron hacia el centro del país, a Cherkasy, para refugiarse en casa de una amiga. Allí la familia debería reencontrarse una vez su hermano saliera.

Desde junio pasado, ella y su familia han vuelto a Kiev, los misiles  de los primeros días de la invasión han cesado en la capital, que sigue manteniendo esporádicos bombardeos porque las tropas rusas están concentradas en la región del este y  sur del territorio ucranio. A la fecha, el 20% del territorio permanece controlado por  las tropas rusas. 

Ni en los peores momentos Kurenkova ha dejado de informar o de compartir vídeos narrando el atroz asedio, la muerte, la destrucción, la   impunidad, la impotencia pero igualmente la esperanza y el orgullo por sentirse ucraniana y ver cómo su Ejército defiende con fiereza y determinación la soberanía de una nación joven que con 31 años de existencia tiene todo el derecho de autodeterminación.

La periodista nacida en 1999 e incorporada actualmente a Suspilne (emisora pública) me confiesa su miedo por volver a los peores días de febrero con la población en shock por el avance de las tropas rusas. "Nos sentimos conmocionados ", reitera.

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¿Cómo estás en lo personal?

Emocionalmente el último mes finalmente se ha vuelto un poco más fácil para mí, ahora estoy concentrada y tranquila. Puedo trabajar en  Kiev, concentrarme en mi trabajo y, al mismo tiempo, ayudar a mis familiares a reconstruir la casa dañada por los proyectiles rusos. Me da fuerza darme cuenta de que definitivamente ganaremos, pero ahora es un juego largo, por lo que debemos calmar nuestras emociones y trabajar para nuestra victoria: cada uno en su lugar y apoyando a las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Olena afuera se habla de una guerra larga, ¿qué dicen internamente en Ucrania?

La guerra de Rusia contra Ucrania lleva ocho años: creo que es importante recordarlo. Y estos años han demostrado muy claramente que es casi imposible concluirla a través de negociaciones con Rusia, porque cualquier acuerdo con el agresor es muy efímero, simplemente no se cumple por parte de Rusia. Me atrae la opinión de muchos expertos ucranianos de que la guerra continuará de una forma u otra hasta que caiga el régimen de Putin.

La vida se abre camino

En la capital, la gente ha vuelto a las calles  a pesar de que siguen cayendo bombas  esporádicamente y del constante sonido de las sirenas, los kievitas ya se han acostumbrado. La guerra, como toda catástrofe, muestra la capacidad de resiliencia de los seres humanos; lo preocupante es que el ser humano termina acostumbrándose, adaptándose a la nueva deformada realidad, como si  fuese parte de la supervivencia: adaptarse o morir.

Kurenkova comparte los pronósticos internos discutidos entre los estrategas: "Algunos dicen que la fase activa durará al menos hasta fin de año o incluso durante años. Una guerra que se prolongará durante años es uno de los peores escenarios que podamos imaginar. Jugar a largo plazo es muy difícil, aunque hasta cierto punto significa para el Ejército ucraniano la oportunidad de actuar de manera competente y eventualmente agotar gradualmente al enemigo que, lamentablemente, todavía nos supera en número. Ucrania podrá ganar cuando inflija tales pérdidas al Ejército ruso que no pueda recuperarse rápidamente. Ahora estamos viendo señales de una contraofensiva en algunas áreas del frente, contraataques en las instalaciones militares rusas en Crimea, pero no es suficiente".

Si algo han mostrado los ucranianos es una entereza admirable. Se trata de un país de 44,13 millones de habitantes, si bien casi el 14% de su población ha  buscado refugio en países colindantes, la mayoría permanece estoica organizando la defensa y la resistencia para vencer al enemigo. 

La vida se abre camino en medio de la destrucción y del temor. En palabras de Kurenkova en Kiev, a veces "parece que la vida es absolutamente normal y habitual"  y cada uno de sus habitantes son conscientes de que es una nueva realidad que nunca será similar al escenario de antes del 24 de febrero, día de la invasión. 

"La mayoría de los residentes que se fueron al comienzo de la guerra a gran escala regresaron a Kiev. Ahora, negocios, cafés, instalaciones recreativas como cines y teatros han reanudado el trabajo en la capital. Pero todo se cierra durante los ataques aéreos, que aún suceden varias veces al día, y  hay que dirigirse al refugio. Eso sí, es necesario obedecer el toque de queda, que dura desde las 11 pm hasta las 5 de la mañana; durante ese tiempo no se puede salir a la calle, hay que quedarse en casa o en un albergue", explica. 

La gente intenta hacer su vida mientras el Ejército sigue librando combates a unos cuantos cientos de kilómetros de la capital, concentrados en la lucha en ciudades y centenares de poblados al sur y el este del país. Con noticias muy preocupantes de Zaporiyia y su central nuclear en medio de la disputa por su control con los rusos obsesionados por desconectarla de la red ucrania y jugando  con ella a una ruleta mortal para tener bajo tensión a los europeos. 

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¿Viven en una psicosis permanente?

Ya nos hemos acostumbrado a esta nueva realidad: la ansiedad constante se ha ido convirtiendo poco a poco en una movilización máxima. Al mismo tiempo, acostumbrarse en este caso desde el punto de vista de la racionalidad no es muy bueno: a menudo ignoramos las señales de advertencia de las sirenas y no bajamos al refugio.

Olena, recuerdo que te pregunté en enero acerca de la posibilidad de una invasión y señalaste que sería surrealista; ahora, Putin está fortaleciendo a su Ejército y reclutará 130.000  soldados más en enero 2023, ¿estará en sus intenciones intentar, otra vez, la caída de Kiev?

No creo que haya un nuevo intento de apoderarse de Kiev, tengo la sensación de que en la primavera los soldados rusos recibieron un rechazo bastante decisivo en los accesos a Kiev. Pero las autoridades de la ciudad y del país advierten: mientras continúe la guerra es muy probable que se produzcan ataques con misiles en la capital.

Kurenkova se pregunta qué otras ideas "locas" podrían estar en la cabeza de Putin: "Solo Putin lo sabe, bueno, tal vez también las personas cercanas a él. Todavía escuchamos periódicamente sobre la amenaza de un ataque nuclear antes de algunas fechas simbólicas que, como sabemos, el dictador ruso ama mucho. Recuerdo que la amenaza nuclear y química se discutió activamente en la víspera del 9 de mayo y pasó nuevamente en el Día de la Bandera Nacional y en el Día de la Independencia".

Luego está la urgencia por Zaporiyia: la  ciudad  tiene la central nuclear más grande de Europa y  la tercera del mundo, tomada por los rusos que han introducido adentro de la planta artillería y han violado varias normas internacionales de seguridad en plantas nucleares. Han tomado la planta como bastión para atacar desde alllí a las tropas ucranianas impedidas de responder por razones de seguridad. Una detonación podría provocar en la planta una enorme fuga radioactiva mucho más dañina que Chernóbil o Fukushima.    

"No debemos olvidar cómo Rusia manipula de manera demostrativa la situación en la central nuclear de Zaporiyia capturada por los ocupantes. No en vano, el secretario general de la ONU apeló estos días a Rusia con la exigencia de evitar un desastre nuclear", indica. 

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Zelenski el héroe inesperado

Volodímir Zelenski tuvo la oportunidad de huir con su esposa Olena  Zelenska y sus dos hijos de 9 y 18 años de edad. El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ofreció refugio y protección al mandatario ucraniano en Washington, pero la rechazó el mismo día que se inició la invasión.

A la fecha, sigue siendo el objetivo número uno del Grupo Wagner y se teme por una traición contra Zelenski en su círculo más íntimo. Para el Kremlin, asesinar al mandatario ucraniano permitiría tomar bajo control más rápidamente Ucrania para proceder a sus planes de instalar a politicos y gobernantes afines a Putin.

Hace unas semanas, Zelenski ordenó el cese de Ivan Bakanov, jefe del Servicio de Seguridad, y del fiscal general a quienes acusó de querer traicionarlo y violentar la seguridad del Estado. 

Hacia fuera, el presidente, de 44 años de edad, es respetado por su capacidad de liderazgo y por no salir huyendo ante las tropas rusas, ni dejarse amedrentar por las amenazas de un  país nuclear.  Zelenski ha mostrado tanta valentía y temeridad que ha irritado a Putin. 

Pero, ¿cómo se ve a Zelenski hacia adentro por el ojo de los propios ucranianos? Kurenkova responde la pregunta: "Actualmente existe un alto nivel de confianza en Zelenski".

La periodista recurre a la más reciente encuesta –del 27 al 29 de junio– realizada por el grupo sociológico Rating en nombre del Centro de Investigaciones Analíticas (CISR) del Instituto Republicano Internacional (IRI)  en la que indica que el 59% de los encuestados "apoya firmemente las acciones del presidente" y otro 32% "más bien apoya".

"Sí es menos de lo que era en abril: entonces sus acciones fueron totalmente respaldadas por el 74% de los encuestados, pero sigue siendo un buen indicador. Según los resultados de la misma encuesta, más del 90% de los ucranianos creen en la victoria de Ucrania, precisamente en la victoria en el campo de batalla y no en la mesa de negociación", destaca Kurenkova.

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¿Qué puede afectar la calificación de Zelenski? 

Veo una discusión muy activa por parte de los ucranianos en las redes sociales sobre un artículo de The Washington Post del otoño pasado acerca de la inteligencia estadounidense advirtiendo a las autoridades ucranianas sobre el peligro de guerra, pero nuestro liderazgo no tomó las precauciones adecuadas. No me gustaría dar una evaluación de las acciones del presidente Zelenski y nuestras autoridades teniendo en cuenta el hecho de que muchos detalles de todo esto, muy probablemente, los aprenderemos después de la victoria y el final de la guerra.

La publicación referida apareció el 4 de diciembre de 2021 y alertaba de los planes de Putin de atacar a Ucrania tras una filtración de los servicios de inteligencia a The Washington Post. Nadie lo creyó posible.