¡El próximo presidente de Irán está asignado!
Finalmente, después de algunos espectáculos propagandísticos, que son el escaparate de la dictadura en Irán, y después de las especulaciones sobre quién pasará el filtro del Consejo de Guardianes, el martes 25 de mayo, a instancias de Jamenei, ¡se anunciaron los nombres de 7 personas que podrán entrar en la falsa elección de junio! De hecho, Khamenei dio un paso más para designar a su candidato y poner fin a este espectáculo. Por supuesto, de las 7 personas a las que se les permitió entrar en la etapa final de las elecciones, todo el mundo sabe que 6 de ellas no tienen ninguna posibilidad, y que Ibrahim Raisí es el que será seleccionado como presidente, y el resto han sido incluidos para que no sea un espectáculo de un solo hombre.
Porque Khamenei, dadas las experiencias pasadas y la situación tan crítica en Irán, decidió finalizar el tema del próximo presidente en esta etapa para que no se repita lo que ocurrió en 2009. Hace unos meses, anunció las condiciones para el próximo presidente, diciendo que las próximas elecciones no deberían ser bipolares, es decir, que no debería haber competencia en las elecciones.
Anunció las características de la persona que quería en su mensaje de Nowruz, que, por supuesto, dejó claro que la persona ideal para Jamenei era Qassem Soleimani, que fue asesinado por las fuerzas estadounidenses en Irak el año pasado, y con la muerte de Qassem Soleimani, Jamenei recibió un golpe enorme e insoportable, ya que era muy difícil encontrar a alguien como él. Tras el asesinato de Soleimani, la opción clara de Jamenei era Ibrahim Raisí, a quien Jamenei no había nombrado presidente hace cuatro años. Para ello, el Consejo de Guardianes, a instancias de Jamenei, descalificó a todos los que podrían haberse presentado como rivales de Ibrahim Raisí y polarizó las elecciones. Incluso aquellos que habían demostrado repetidamente su lealtad a Jamenei, como Ali Larijani, el presidente del parlamento durante dos mandatos, y que fue comandante de la IRGC durante 10 años, o Ahmadinejad, que fue presidente durante dos mandatos de Jamenei, así como Jahangiri, que es el actual vicepresidente de Hassan Rouhani y todos los demás que podían polarizar la elección.
Raisí, fue un joven estudiante de seminario en la revolución de 1979 y trabajó primero como fiscal adjunto en la ciudad de Karaj en 1980 y más tarde fue nombrado fiscal de la misma ciudad. Durante este periodo, los dirigentes del régimen se fijaron en él por sus atrocidades al reprimir a los opositores de Jomeini en 1981, y en 1982, siendo fiscal de Karaj, se le encomendó también la responsabilidad de la fiscalía de la ciudad de Hamedan, cargo que ocupó durante tres años. Durante este periodo, reprimió con dureza a la oposición del régimen.
En 1988, fue seleccionado como miembro del comité de la muerte que masacró a 30.000 presos políticos a instancias de Jomeini. Los nombres de los miembros de este comité de la muerte fueron revelados más tarde por el ayatolá Montazeri (sucesor de Jomeini, que se opuso a la orden de éste y por esta razón lo destituyó), y desde entonces Raisí ha sido odiado por la mayoría de la gente. Sin embargo, tras la muerte de Jomeini y la toma del poder por parte de Jamenei, Raisí ascendió rápidamente en el escalafón debido a su lealtad a Jamenei. En 1989, fue nombrado por primera vez fiscal de Teherán y, tras 5 años, jefe de la Inspección General. Trabajó en este puesto durante 10 años. En 2004, se le dio el cargo de Primer Adjunto del Poder Judicial, y luego en 2014 se convirtió en el Fiscal General durante un año, pero después de un año, Khamenei lo nombró como el jefe de Astan Quds Razavi, una de las instituciones más ricas de Irán con decenas de miles de millones de dólares de capital. Astan Quds Razavi es uno de los órganos de robo y saqueo de la riqueza de los iraníes. Al mismo tiempo, era el Fiscal General Especial del Clero, y desde 2006 es el representante de Jorasán del Sur en el Parlamento y miembro del Presidium de la Asamblea de Expertos. Jamenei quería hacerlo presidente en 2017, pero por temor a otra revuelta como la de 1988, prefirió no correr ese riesgo en ese momento, y así soportó a Hassan Rouhani durante otros cuatro años. Pero después de esa elección, Jamenei lo nombró miembro del Consejo de Expedición por cinco años, y dos años más tarde, a pesar de que a Sadegh Larijani aún le quedaban unos meses, Jamenei lo nombró nuevo jefe del poder judicial. En Irán, el jefe del poder judicial ocupa el segundo puesto de poder, justo después del presidente. Al nombrarlo para este puesto, Jamenei le proporcionó una herramienta para eliminar a todos sus oponentes.
Ahora, Jamenei, conociendo la crítica situación de Irán y mientras la opinión pública se opone a su gobierno, está decidido a nombrar un nuevo presidente porque piensa que tras su muerte, que, según los expertos, no está lejos, cualquier desavenencia en la cúpula del régimen conducirá inminentemente a la desintegración y al derrocamiento del mismo. Por esta razón, ha optado por la política de máxima contracción para eliminar cualquier oposición mediante el despliegue de la IRGC y de diversas fuerzas de seguridad. Según muchos, esta farsa de elecciones es el último espectáculo de este tipo. Porque, por un lado, el 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza debido a la corrupción institucionalizada y, por otro, la gente quiere acabar con la dictadura y la opresión. Quieren un cambio de régimen y establecer un gobierno democrático. Independientemente de quién sea el presidente el próximo mes, los iraníes están esperando una oportunidad para derrocar a todo el régimen en un levantamiento como el que ocurrió en noviembre de 2019. Así lo reconoció Ahmadineyad en un reciente discurso antes de ser destituido por el Consejo de Guardianes, diciendo que una avalancha pronto envolvería a todo el régimen.
Cyrus Yaqubi es un analista de investigación y comentarista de asuntos exteriores iraníes que investiga las cuestiones sociales y la economía de los países de Oriente Medio en general y de Irán en particular.