Opinión

Los ataques hutíes desde Yemen son una amenaza creciente contra la seguridad regional

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La ubicación geográfica de Yemen y el hecho de que el estrecho de Bab Al mandab esté en su territorio lo convierte en una pieza fundamental en el comercio global, este hecho viene reflejado por los datos, puesto que alrededor de 10% del petróleo mundial que se transporta por mar pasa por este estrecho, además, por allí pasan anualmente más de 21.000 embarcaciones marinas cargadas de mercancías y materias primas con una media de más de 57 por día. Esta realidad se ha hecho más que evidente el año pasado con el desajuste en las cadenas de suministro globales causado por la pandemia y la recuperación a diferentes velocidades de las principales economías del mundo, los eventos meteorológicos extremos y algunos sucesos eventuales que lastraron el comercio marítimo como fue el accidente y posterior atasco en el canal de Suez. Todo esto pone en evidencia la importancia que tiene para la coalición árabe liderada por Arabia Saudí el hecho de apaciguar Yemen y asegurar su estabilidad y viabilidad como país.

La paz y la tregua en Yemen siguen siendo objetivos difíciles de alcanzar incluso hasta el día de hoy, a pesar de que han pasado ya 7 años desde el estallido del conflicto que se originó tras un golpe militar llevado a cabo por el grupo Hutí respaldado por Irán, un golpe que fue perpetrado contra la autoridad legítima e internacionalmente reconocida en septiembre del año 2014. La coalición árabe liderada por Arabia Saudí no tuvo más remedio que intervenir militarmente para frenar la expansión de este grupo armado después de que el legítimo gobierno de Yemen pidiese ayuda y la comunidad internacional diese luz verde para actuar.

Sobre el fracaso de los esfuerzos para imponer la paz en Yemen se ha escrito mucho pero la mayoría de los expertos coinciden en responsabilizar a los hutíes del fracaso, este grupo ha socavado todos los esfuerzos destinados a poner fin al conflicto y ha frustrado todos los intentos de llegar a una solución política al conflicto ya ha optado por la vía de la violencia y las masacres convirtiendo a Yemen en una plataforma para amenazar la seguridad de la navegación internacional y la seguridad de los países vecinos, especialmente la seguridad de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

El pasado 17 de enero, los hutíes reconocieron su responsabilidad sobre un ataque con misiles balísticos y drones contra Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, un ataque que dejó víctimas civiles y fue duramente condenado por la comunidad internacional que no dudó en mostrar su apoyo y su solidaridad con los Emiratos Árabes Unidos en forma de declaraciones y comunicados donde muchos han tildado el ataque de terrorista, y dos semanas después, los hutíes lanzaron dos nuevos ataques contra los Emiratos Árabes, por suerte esta vez fueron frustrados por las defensas aéreas del país árabe.

Recientemente, el representante permanente adjunto de Yemen ante las Naciones Unidas, Marwan Noman, aseguró en un comunicado emitido durante las reuniones del Consejo Ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) celebradas en Nueva York, que el grupo Hutí ha reclutado a más de 30.000 niños para sus filas. El derecho internacional humanitario tipifica como delito grave el reclutamiento o la utilización de niños con fines militares.

Muchos expertos hablan del peligro transnacional cuando se refieren a los ataques con misiles llevados a cabo por los hutíes, estos ataques se han dirigido también contra barcos en aguas internacionales frente a las costas de la región yemení de Hodeidah, al oeste del país. Además, un informe oficial documentó 32 operaciones terroristas marítimas, contra 22 barcos pertenecientes a cinco nacionalidades diferente (sauditas, emiratíes, turcas, griegas y de las Islas Marshall)”, todas llevadas a cabo por el grupo Hutí.

Por su parte, Estados Unidos señaló en más de una ocasión a los Hutíes y los responsabilizó de socavar los esfuerzos para logara una paz duradera y los culpó de prolongar el conflicto y la guerra. El enviado de Estados Unidos a Yemen, Tim Lenderking, aseguró el pasado martes durante un simposio de la Organización de Naciones Unidas que "el aumento de los ataques de los hutíes es el principal obstáculo para los esfuerzos de paz". No obstante, su país no tomó ninguna medida estricta para evitar que los hutíes continuaran con la violencia que dejó cientos de miles de víctimas, entre ellas 10.000 niños, que fueron asesinados por este grupo, según informes de organizaciones en defensa de los derechos humanos.

Trabajadores humanitarios y organizaciones de derechos humanos documentaron más de 6400 violaciones cometidas por los hutíes contra las mujeres y 1.300 violaciones contra periodistas. Además de los graves abusos y violaciones de derechos humanos, este grupo ha sembrado Yemen con millones de explosivos y minas antipersona de distintas formas y tamaños y lo ha convertido en el país más afectado por las minas antipersona en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, los informes de las Naciones Unidas aseguran que Yemen atraviesa la peor crisis humanitaria del mundo. Por su parte, muchos expertos aseguran que las valoraciones erróneas y la negligencia de la comunidad internacional para detener el ciclo de violencia fueron malinterpretadas y aprovechados por los hutíes para seguir con su brutalidad contra la población civil en Yemen.

Para poner énfasis sobre el peligro que supone la actividad armada del grupo huti, un informe reciente del equipo de expertos de las Naciones Unidas presentado ante el Consejo de Seguridad de la ONU señaló al grupo hutí y aseguró que hay un aumento notable en su lanzamiento de barcos cargados de explosivos contra los barcos comerciales. El mismo informe concluye que este grupo usa los puertos de Hodaida y As Salif para lanzar sus ataques y cometer sus atrocidades.

A raíz de los ataques de los hutíes contra Abu Dabi, la Liga Árabe decidió por unanimidad clasificar a los hutíes como grupo terrorista, un paso necesario para instar a la comunidad internacional a tomar la misma medida. En la misma dirección, el presidente de EE.UU. anunció que estaba sopesando la decisión de incluir a los hutíes  en la lista de organizaciones terroristas. Pero las palabras deben pasar a hechos, según asegura una fuente política independiente que ha subrayado "la necesidad de traducir las palabras en acciones para acabar con el terrorismo hutí antes de que su amenaza se expanda de una forma difícil de controlar en el futuro”.