
La violencia que mantiene al país en el caos desde hace más de un año amenaza a la normalidad de las elecciones presidenciales y legislativas que se celebrarán el próximo día 20 en Ecuador. Trece millones de votantes están llamados a las urnas, muchos emigrantes desde el extranjero. Se trata de elecciones anticipadas, convocadas junto a su dimisión seis meses atrás por el presidente Guillermo Lasso quien se acabó viendo incapacitado para controlar una situación que comenzó en las prisiones, donde se hallan recluidos millares de miembros de las bandas callejeras que están desestabilizando a varios países latinoamericanos. En lo que llevamos de año ha habido 146 atentados.
La declaración del estado de excepción, aplicado desde hace meses, lejos de contribuir a restaurar el orden agravó la situación cada vez más dividida y enfurecida, y fue aumentando el número de víctimas de los enfrentamientos urbanos y la represión. Solamente en la prisión de El Litoral de Guayaquil, el número de muertos en repetidas sublevaciones se saldaron en centenar y medio de muertos. Los últimos incidentes registrados en torno a estas matanzas fue una protesta popular porque el Gobierno se negó a pagar los gastos del entierro de las víctimas.
El atentado que ha tenido más eco estos días es el del prestigioso alcalde de Manta, Agustín Intriago. Es el cuarto alcalde asesinado y, hace escasas horas, un grupo de cuatro individuos que se acercaron en moto tirotearon la casa particular de la alcaldesa Connie Jiménez. El número de víctimas registradas en lo que llevamos de año no se conoce con precisión, porque se hallan diseminadas por todo el país y la prensa local estima que han sido muchas decenas de centenares. En realidad, la violencia está liderada por las maras, cuyos miembros continúan en libertad, pero en algunos casos también es atribuida a narcotraficantes y otros delincuentes que responden a los rencores y enfrentamientos personales respaldados por el ambiente de incapacidad que demuestran las fuerzas del orden público para controlar precisamente el orden.
Ecuador es una especia de isla conservadora rodeada de vecinos con regímenes sandinistas, desde Venezuela, con todos sus desastres económicos y sociales, hasta la Colombia de Gustavo Petro (estos días acosado por los escándalos protagonizados por su hijo durante las elecciones), pasando por Chile, Bolivia, Brasil, etcétera. La propaganda que emana de estos regímenes ha llevado a los ecuatorianos a enfrentarse a la Administración de Lasso, elegido en 2021. Lasso es un banquero cuya actividad financiera siempre despertó sospechas y motivos de crítica, aunque su gestión no ha despertado ningún escándalo.
Mientras tanto, en Ecuador hace años que la política está estigmatizada por el recuerdo del expresidente Rafael Correa, que, desde su exilio en Bélgica, continúa ejerciendo actividad revolucionaria constante y en el ambiente popular una gran influencia. En las elecciones del día 20, su representante, la activista revolucionaria Luisa González, que parte como favorita, competirá con otros siete candidatos, entre ellos el empresario Jan Topic, que goza de las simpatías conservadoras, el conocido Yaku Pérez y el exvicepresidente Otto Sonnoholzner, que cuenta con un buen recuerdo y dispone de un eficaz equipo de propaganda que le está proporcionando cierta popularidad.