Opinión

El Grupo Wagner, mano armada de Putin

El Grupo Wagner, que está adquiriendo especial protagonismo en la guerra ruso-ucraniana, hace algún tiempo que viene actuando, cuando no creando, en los conflictos internos en diferentes países, en su mayor parte de África. Se le describe como una milicia integrada por mercenarios al servicio de intereses políticos y económicos, aunque, como se está viendo, es una organización armada potente, con varios miles de soldados sin escrúpulos que en la práctica funciona como el brazo armado cada vez menos secreto de Vladimir Putin.

Sus objetivos, luchar dotados de armamento moderno al servicio del Kremlin, están cada vez más claros, aunque sus orígenes son confusos. Consta que fueron creados en Rusia en el año 2014, fundados por Dimitri Valerievich Utkin, un militar retirado, contando como cabe imaginarse con la aprobación y probable financiación del Gobierno. El grupo paramilitar, que gozaba de cierta autonomía, parece que se trata de una iniciativa para intervenir encubriendo al Ejército regular en conflictos que Rusia promueve o apoya en África.

Contaban para ello con la difícil situación que atraviesa el continente y la frecuencia que enfrentan conflictos tanto internos como entre los propios países, excolonias en su mayor parte con fronteras mal definidas, y la tentación de someterlos a su influencia militar, económica y política que sus intereses despiertan. Hay quienes aseguran que su precedente surgió en la guerra del Darfur, en Sudán, en cuyo conflicto interno aparecen milicianos de corte ruso, pero donde primero aparecieron implicados fue en la ocupación de la península de Crimea y sobre todo en la guerra de Siria.

Fue allí donde se revelaron como una milicia sin escrúpulos, bruta y sanguinaria donde que fusilaba y decapitaba a lo mismo a los enemigos que caían en su poder bajo las armas que a los propios civiles que les salían al paso y les resultaban sospechosos. Aquellas matanzas ya hace años fueron denunciadas por el Comité por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas cuyas condenas en medio de la confusión reinante en esta guerra acabaron con condenas enseguida olvidadas.

La actuación de las milicias, bien organizadas estratégicamente en el Sahel, fueron decisivas en el conflicto de Mali, donde los franceses que venían manteniendo el orden más o menos constitucional ante la amenaza yihadista, acabaron abandonando el país y dejando el poder en manos de una Junta que se mantiene bajo la influencia rusa, tutelada por el grupo Wagner que prosigue en su empeño en sumar mercenarios, en muchos casos procedentes de las prisiones rusas o foráneas, escudándose en cada caso bajo diferentes nombres.

Uno de los objetivos del Grupo es conseguir una integración de países bajo el mismo régimen político en África que Rusia pueda tutelar. Actualmente la milicia en África está bajo mando del general Yevgueni Prigozhin y está implicada en Libia, donde la situación institucional continúa siendo precaria, en Burkina Faso, la República Centroamericana y Mozambique. Actualmente la máxima preocupación que causan está Ucrania, se les atribuyen las mayores atrocidades del conflicto. En los últimos días esta milicia fue la que mantuvo la presión sobre la ciudad de Bajmut, bajo el mando de Yevgueni Prigozhin.