Opinión

El Grupo Wagner, brazo armado de Putin en su “conquista” de África

AFP/ROMAN ROMOKHOV  -  Miembros del Grupo Wagner
photo_camera AFP/ROMAN ROMOKHOV  - Miembros del Grupo Wagner miran desde un vehículo militar en Rostov-on-Don a última hora del 24 de junio de 2023

Hasta hace unos meses en que empezó a adquirir protagonismo en la guerra de Ucrania, el Grupo Wagner estaba pasando bastante inadvertido en su presencia internacional e incluso respecto a su propia existencia como una empresa multinacional dedicada a forrarse con los servicios e incluso negocios al servicio profesional que venía prestando en diferentes lugares del mundo   siempre al servicio de los intereses rusos y bajo la autoridad suprema de Putin.

Sobre su historia se sabe que nació bajo la iniciativa de Yevgeny Prigozhin, un delincuente de San Petersburgo, también la ciudad de nacimiento de Putin con quien se convirtió en socio bien avenido, quien, al abandonar la cárcel,  cumpliendo una condena de diez años, se dedicó a producir y vender perritos calientes, negocio callejero  que se desconoce cómo enseguida convirtió en  un restaurante que suministraba menús miserables para los niños  en las escuelas y, parece que más tarde amplió a  proveedor de raciones para los soldados.

Sobre todo esto circulan numerosas historias que al final confirman siempre que un personaje sin escrúpulos acabó reclutando presos y soldados profesionales con los que creó una milicia, un ejército privado y profesional que funcionaba como una compañía de servicios militares, dependiente del Kremlin, que enseguida se enfrentaría a los militares de la Federación que no los veían con buenos ojos, pero no les quedaban opciones de oponerse.  La primera vez que aparecieron en escena de violencia fue precisamente en Ucrania durante la revuelta de la plaza del Maidán en 2014, precedente de la actual guerra y más tarde en los enfrentamientos en la región del Dombás donde, gracias a su fuerza, Rusia logró imponer una ruptura independiente tutelada por Moscú. 

Mientras tanto, la milicia, siempre al servicio de Putin, inició su expansión fuera de las fronteras rusas, pero siempre en función de sus intereses. África, donde Putin intenta incrementar su influencia, se convirtió en su objetivo, como brazo armado del Kremlin. Donde aparecieron por primera vez fue en la guerra de Siria.  Luego se intervención se fue extendiendo hasta otros nueve países, donde cumplieron acuerdos de protección, negociados por Putin, de la seguridad personal de dictadores, interviniendo en conflictos como los de Mali, Mozambique, la República Centroafricana, Libia y, últimamente, en Sudán.

Se calcula que actualmente tiene en África 5.000 mercenarios que cobran a los gobiernos que protegen, torturan y asesinan sus opositores y aprovechan para extorsionar a empresarios locales y explotar reservas de minerales y piedras preciosas, como diamantes o uranio. Una de las incógnitas en estos momentos es cuál será su futuro. Tras los incidentes del fin de semana, que en realidad fue un reto a las Fuerzas Armadas regulares, la organización está radicada en Bielorrusia, cuyo presiente, el dictador Lukashenko, siempre a los órdenes de Putin, quien actuó de mediador y frenó el avance de las unidades del Grupo Wagner hacia Moscú.

La duda es si se mantendrán allí. Su rebelión era conocida con antelación por la CIA y por un general ruso que alertó al Kremlin y la sorpresa fue menor, Putin encargó a Lukashenko que recurriese a la fuerza para detener la rebelión en incluso que asesinase a Prigozhin algo que, según su propia confesión, el presidente bielorruso se negó a realizar argumentando que eso propiciaría un baño de sangre. Lo que hizo fue meterlo en un avión que lo trasladase y pusiera a cubierto en Minsk bajo la amenaza de Putin de reprimir la intentona que había puesto al país al borde de la guerra civil. 

Pero la confusión de una historia que parece más apropiada para una película continúa ofreciendo sorpresas y dejando incógnitas. Más tarde, Putin parece haber rectificado y anunció algo así como un indulto para todos los sublevados, seguramente consciente de que los 50.000 milicianos que responden a la autoridad cruel de Prigozhin desplegados en Ucrania continúan siendo fundamentales para enfrentar los progresos que está consiguiendo la contraofensiva ucraniana en el sur. Algunas informaciones aseguran que Putin reconoció que entre 2022 y 2023 el Grupo Wagner había cobrado por sus servicios más de 800.000 millones de rublos.