Los estertores del poder de Trump

Donald Trump remporte une importante victoire préélectorale avec la nomination de la juge Amy Coney Barrett à la Cour suprême

Donald Trump, ya de triste memoria, pero todavía de inquietante presente, por mucho que pataleé no tiene posibilidades de prolongar la Presidencia de los Estados Unidos más allá del próximo 20 de enero. Faltan dos meses largos que, si no se produce un milagro, los estertores de su poder siguen amenazantes y todavía pueden dar algunos disgustos .

Casi nadie que no siga la política norteamericana con mucha atención sabe que allí no existe ese espacio europeo, y casi universal, del Gobierno en funciones durante la transición. Joe Biden es el presidente electo y quien despierta todo el interés y todas las esperanzas, pero hasta que llegue al Despacho Oval, el que seguirá mandando es Trump.

Lo normal y deseable es que los dos presidentes, el saliente y el entrante, empiecen ya a consensuar las decisiones o cuando menos a intercambiar sus opiniones. Esto es lo tradicional y lógico, pero no implica que el presidente a punto de concluir su mandato deje de ser quien tiene la última palabra. Trump puede seguir gobernando hasta el último momento como hasta ahora.

Y es más que probable que lo haga incorporando a su descabellada trayectoria algún elemento insospechado en el que vuelque la rabia y el nulo sentido democrático que ha demostrado durante cuatro años y,  de manera especial en estos días en que, lejos de reconocer su derrota, continúa manteniendo que el ganador ha sido él.

No parece que su obstinación en demostrar que hubo fraude electoral vaya a prosperar por mucho dinero que invierta en pagar abogados caros y, vaya usted a saber, algún que otro soborno. En esto tiene experiencia. Pero, como expresa la frase de “A Dios rogando y con el mazo dando”, parece muy difícil que se resigne y modere sus impulsos a corto plazo.

De momento ya ha tomado decisiones tan drásticas y complejas como destituir al jefe del Pentágono. Se trata de una venganza por su negativa a secundar sus planes para reprimir manifestaciones. Como dice un amigo neoyorquino, el maletín con las claves nucleares sigue estando en sus manos. En fin, no es cuestión de asustar, solamente de estar preparados para cualquier sorpresa.