La muerte del primer ministro complica la situación política en Costa de Marfil

PM Costa de Marfil

La muerte del primer ministro y principal candidato a las elecciones en Costa de Marfil, que se celebraran a finales de octubre, complica la situación política en uno de los países más estables y prósperos del África Subsahariana. Amadou Gon Coulibaly estaba llamado a suceder a su amigo, el presidente Alassane Ouattara, quien había conseguido calmar al país tras los incidentes violentos que siguieron a su primera elección e iniciar una recuperación económica que actualmente era puesta como ejemplo.

Terminado su tercer mandato, Ouattara se negó -a diferencia de muchos de sus colegas africanos tan propensos a eternizarse en el poder- a presentarse a una cuarta legislatura e impulsó a su amigo y principal colaborador, a Amadou Gon, de su mismo partido y primer ministro, a postularse. Su buena imagen personal y la herencia de Ouattara le vaticinaban como probable ganador. 

Hacía dos años, el primer ministro se había sometido a un trasplante de corazón en París del que se había recuperado de forma satisfactoria hasta que hace un mes volvió a sentirse mal, se hizo la prueba de la COVID-19 y dio negativo, y volvió a París a hacerse una revisión de la que también pareció salir recuperado. A finales de junio, se reincorporó, volvió a su despacho y participó en el Consejo el Ministros. Estaba animado ante la campaña electoral y nada delataba que sus problemas de salud corrieran peligro. Pero, unas horas después, el día 8, falleció, dejando vacante su puesto privilegiado en las listas electorales. Tenía 61 años. 

A estas alturas de la precampaña electoral, su ausencia ha planteado un problema de difícil solución. Entre los diferentes candidatos que participan en la carrera, ninguno destaca de manera especial. Por el contrario, la mayor parte están reñidos entre ellos y ninguno concita un apoyo fuera de sus círculos y tribus. 

Los líderes del RHDP, el partido gobernante, están recuperando la idea inicial de convencer a Ouattara, el actual presidente, para que reconsidere su decisión y acepte volver a concurrir. Las elecciones están fijadas para el 31 de octubre. Queda, por lo tanto, muy poco tiempo para encontrar a un nuevo candidato, aunque en el partido ya han empezado a emerger aspirantes, lo cual se teme que avive el conflicto que en el pasado se zanjó gracias a la intervención francesa y dejó 3.000 muertos.
 

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