Conclusiones y observaciones sobre las negociaciones de Ginebra

- El debilitamiento de los proxies regionales de Irán
- Reacciones internacionales y nacionales
- La táctica del régimen iraní
- Europa y Estados Unidos, superando divisiones
- Conclusión
El régimen no solo no ha dado este primer paso, sino que hasta hace poco impidió el acceso de los inspectores y desactivado las cámaras de vigilancia.
El debilitamiento de los proxies regionales de Irán
Dado que los apoderados del régimen iraní, como Hezbolá, se han debilitado considerablemente, si no desmantelado por completo, Teherán ya no dispone de las herramientas que antes utilizaba para presionar a la comunidad internacional. En el pasado, estos apoderados, combinados con la amenaza nuclear, permitían a Irán animar a Europa y Estados Unidos a adoptar una política de apaciguamiento, haciendo la vista gorda ante el terrorismo regional, las ejecuciones masivas y las violaciones de los derechos humanos dentro del país.
Hoy, al haber perdido estos resortes, el régimen se apoya casi exclusivamente en su programa nuclear para mantener su poder de extorsión. Ahmad Naderi, miembro del Presidium del Parlamento iraní, confirmó implícitamente este debilitamiento del régimen y declaró: “Mientras no avancemos hacia una bomba atómica, no se podrá alcanzar el equilibrio en la región”.
Reacciones internacionales y nacionales
En la noche del jueves 21 de noviembre, la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) adoptó una resolución contra Irán, a pesar de los votos en contra de Rusia y China. Según The Wall Street Journal, “la reprimenda, presentada por Gran Bretaña, Francia y Alemania con el apoyo de Estados Unidos, es el primer paso significativo en un proceso de meses que podría desembocar en la reimposición de sanciones internacionales contra Irán”.
La resolución exige que Teherán coopere inmediatamente con el OIEA y responda a las preguntas sin respuesta sobre sus actividades nucleares.
A lo largo de las tres últimas décadas, el régimen iraní no sólo ha perseguido en secreto su programa nuclear militar, sino que lo ha desarrollado mediante el engaño. En la actualidad, ha acumulado 32 kilogramos de uranio enriquecido al 60 %, suficiente para construir varias bombas nucleares, en flagrante violación del JCPOA (Plan Integral de Acción Conjunto). A pesar de la creciente presión, Teherán sigue obstruyendo las exigencias de transparencia del OIEA, negándose a dar respuestas claras a las preguntas planteadas por el organismo.
La oposición iraní, en particular el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), que reveló por primera vez el programa nuclear clandestino de Teherán en 2002, se muestra muy crítica con este proyecto. Según el NCRI, las ambiciones nucleares del régimen son contrarias a los intereses del pueblo iraní, ya que el programa ha costado al país más de 2 billones de dólares y ha sumido a más de dos tercios de la población en la pobreza extrema.
Maryam Rajavi, presidenta del NCRI, que se presenta como alternativa al régimen actual, considera que impedir que Irán se dote de armas nucleares es esencial para la paz en la región. Pide que se active el mecanismo de repliegue previsto en la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU y que se reactiven las seis resoluciones anteriores del Consejo sobre el programa nuclear iraní, aunque reconoce que estas acciones han llegado con retraso.
La táctica del régimen iraní
Si el régimen iraní se toma en serio el abandono de su programa nuclear, primero debe responder a las preguntas y aclarar las ambigüedades planteadas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El régimen no solo no ha dado este primer paso, sino que hasta hace poco impidió el acceso de los inspectores y desactivado las cámaras de vigilancia.
Ante la creciente presión internacional, Irán parece estar adoptando una doble estrategia: ganar tiempo mientras avanza en secreto en su programa nuclear. Ali Larijani, asesor del líder supremo Ali Jamenei y ex presidente del Parlamento, declaró: “Si la nueva administración estadounidense dice que se opone a las armas nucleares, debe aceptar las condiciones de Irán... para alcanzar un nuevo acuerdo, ¡y no emitir decretos unilaterales como su decisión ante el OIEA!”.
El régimen busca claramente atraer a la administración Trump a la mesa de negociaciones para retrasar la activación del mecanismo de snapback, que podría reinstaurar las sanciones de la ONU. Con la expiración de ciertas restricciones clave del JCPOA prevista para octubre de 2025, esta táctica dilatoria es crucial para Teherán.
En este contexto, el 25 de noviembre Jamenei anunció una reducción del enriquecimiento de uranio del 60 % al 20 %, una aparente concesión destinada a aliviar la presión internacional. Sin embargo, entre bastidores, el régimen trabaja discretamente para aumentar su enriquecimiento hasta el 90%, el umbral necesario para fabricar armas nucleares. Según Kamalvandi, jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, el régimen está utilizando tecnologías avanzadas para acelerar este proceso, con la esperanza de sorprender a la comunidad internacional, como hizo Corea del Norte al revelar repentinamente sus capacidades nucleares.
Europa y Estados Unidos, superando divisiones
Durante años, el régimen iraní ha explotado las divisiones entre Europa y Estados Unidos para mantener su programa nuclear. Sin embargo, según Heshmatollah Falahatpisheh, ex presidente de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, “la resolución del OIEA es la primera señal de un invierno difícil para Irán”. Europa se ha acercado a la política de máxima presión de Trump. Está exigiendo una reducción de las actividades nucleares y un aumento de las inspecciones sin ofrecer ninguna concesión.
Este acercamiento entre Europa y Estados Unidos refleja la creciente frustración por el papel desestabilizador de Irán en los conflictos mundiales, especialmente en Ucrania y Oriente Medio. El apoyo de Irán a guerras indirectas, combinado con las revueltas internas de 2022 que pusieron de manifiesto la fragilidad del régimen, ha llevado a Europa a abandonar su política de apaciguamiento. Europa parece alinearse ahora más estrechamente con la dura postura de Estados Unidos respecto a Irán.
Por su parte, Trump también necesita la cooperación europea para maximizar la presión sobre Irán. Dado que Estados Unidos ya no forma parte del JCPOA, Europa debe activar el artículo 11 de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU para restablecer las sanciones. Esto obviaría la necesidad de aprobación del OIEA y dejaría sin efecto cualquier posible veto de Rusia o China.
Conclusión
Con el creciente alineamiento entre Estados Unidos y Europa y las vulnerabilidades internas y externas del régimen iraní, la activación del mecanismo de snapback parece cada vez más probable. Ésta sigue siendo la forma más realista de frenar las ambiciones nucleares de Irán, garantizar la estabilidad en Oriente Medio y evitar una carrera armamentística en la región.
Sin embargo, es probable que Teherán siga utilizando maniobras diplomáticas para ganar tiempo, contando con las complejidades de la política internacional para retrasar una acción decisiva. Pero dados los elevados costes de los actuales conflictos mundiales y la creciente presión de un frente occidental unificado, la capacidad de resistencia del régimen parece cada vez más limitada.