
Ramón Moreno Castilla
Con este título queremos poner en valor que el Reino de Marruecos es un país único por su historia milenaria; y que sin duda marca la diferencia entre todos los países del mundo árabe por su proverbial hospitalidad, sus inigualables bellezas naturales y su propio devenir histórico. Ya lo decía hace muchísimos años el llamado “Marco Polo” marroquí, Abd Allah Ibn Battuta, que con 25 años emprendió un largo viaje por todo el mundo árabe, el África negra, la India, China etc. recorriendo más de 160.000 km. Ibn Battuta, de regreso a su país cuando tenía 50 años escribía que “Marruecos era el país más bonito del mundo, donde su Luna está siempre llena y el Sol es su cuna”.
Y es que Marruecos es “occidente”. Situado en el noroeste de África, en lo que sería el Magreb central (junto con Argelia y Túnez), a Marruecos le contemplan doce siglos de historia, y siempre ha sido un país firme que ha sabido resistir los embates del propio Imperio Otomano; cuya capital milenaria, Fez, es la cuna del Islam, cuyo rito malekita de la variante suní -un islamismo moderado y tolerante-, se profesa en todo el Reino y en la que la egregia figura de los Monarcas en su condición de “Príncipe de los Creyentes” no solo le confiere una indiscutible autoridad religiosa, sino además una incuestionable autoridad moral, siendo un extraordinario elemento de cohesión social y convivencia del pueblo marroquí. Marruecos, por otra parte, ha podido conservar en todo este tiempo su propia excepcionalidad en el contexto del mundo musulmán, y nunca fue engullido por movimientos históricos alguno, como ha ocurrido últimamente con la denominada “Primavera árabe”, de todos conocida, y que comenzara en Túnez extendiéndose por países próximos.
Precisamente, los recientes atentados terroristas en Túnez, que han sido condenados sin paliativos por la Comunidad Internacional, han hecho sonar todas las alarmas en los países de la zona receptores de turismo, como es el caso de Marruecos. Y cuando en el mundo occidental se es tan proclive a meter en el mismo saco a países distintos, aunque no distantes, y a todos los países africanos en una especie de amalgama; en ese “tótum revolútum” hay que hacer una excepción, y esa excepción es Marruecos.
En el último mapa sobre seguridad mundial publicado por el ministerio de AA.EE de Francia, podemos observar de manera nítida, y sin duda alguna, la inequívoca situación de seguridad del Reino de Marruecos. En efecto, en el mapa editado por el Centro de Crisis y Seguridad del citado ministerio francés, aparece en diferentes colores los distintos grados de seguridad de África del Norte y Oriente Medio, que aconsejan o no, según el color, las visitas turísticas a esos países. Así, de color rojo, que aconseja no viajar a esos países, están: Libia, sur-este de Argelia, este de Egipto, Siria, Irak y Yemen. De color naranja aparece el norte de Argelia, parte de Egipto e Irán. De color amarillo aparecen Túnez y Arabia Saudí, con seguridad reforzada. Y entre todos ellos, y ocupando en solitario el color verde de vigilancias normal y, por tanto, sin problemas para los turistas, se encuentra Marruecos.
En este sentido, hay que resaltar que salvo los execrables atentados de Casablanca en España ha habido más víctimas del terrorismo que en Marruecos; y en Francia ha habido más atentados terroristas que en este país magrebí. ¿De qué estamos hablando entonces? Por otra parte, Marruecos ha ido apresando a yihadistas en su propio territorio en una encomiable lucha antiterrorista, sin precedentes en los países de la zona; lo que sigue evidenciando que Marruecos es un infranqueable e irreductible bastión contra el terrorismo yihadista que sigue propiciando el autodenominado EI; cuyos bombardeos por parte de la coalición internacional que lidera Estados Unidos no están dando los resultados deseados. Hasta tal punto, que voces autorizadas vienen proclamando que a las milicias del Daesh no habría que combatirlo con bombas, sino arrojándoles libros...
En este ámbito queremos formular una modesta reflexión: así como los presos comunes marroquíes que son excarcelados, la Fundación creada por el Rey Mohamed VI trata de reeducarlos y reinsertarlos progresivamente en la sociedad, ¿qué hacer con los yihadistas apresados? ¿No sería interesante instruirlos en los verdaderos y auténticos contenidos y valores del Islam, en esa misma Fundación creada expresamente por el Soberano marroquí para reinsertar en la sociedad a la ex población reclusa del país?
Visto todo lo anterior, tenemos que afirmar aquí que “Marruecos es un país seguro para el turismo y una excepción en el mundo árabe”. Así lo ha corroborado el ministro marroquí de Turismo, Lahcen Hadad, en declaraciones a la española agencia EFE. Porque lo cierto es, que Marruecos es un destino seguro para el turismo, más seguro incluso que ciertos destinos europeos. Por ello, hay que salir al paso de las posibles consecuencias negativas que podría tener sobre la industria del turismo marroquí (un 12 % del PIB nacional, con 10 millones de visitantes) el terrible atentado del pasado viernes en Susa (Túnez), que se saldó con 38 muertos y supuso un mazazo para este otro país magrebí, donde también el turismo es un pilar económico.
Así que, en aras de la realidad no conviene hacer amalgamas con Marruecos y otros países ya que, de momento, no ha habidos cancelaciones aunque las reservas y encargos a futuro para la temporada próxima tardan en avanzar. El último informe del Banco de Marruecos (emisor) ha hecho saltar las alarmas al revelar una reducción del 6,4 % de los ingresos turísticos en el periodo enero-mayo de 2015, tras varios años de continuo crecimiento. Bajada, que según los analistas no tiene nada que ver con la inestabilidad en el mundo árabe, sino que se atribuye a la crisis económica en Europa, causante de que los turistas viajen más pero gasten menos que antes; además, las políticas de liquidaciones y dumping (ventas por debajo del coste) practicada por ciertos destinos de la competencia.
También hay que reconocer, que es el vital mercado francés (17 % de entradas en 2014, con 1,8 millones de visitantes) el que muestra un “continuo nerviosismo”, lo que obliga a Marruecos a diversificar la búsqueda de clientes en otros mercados, entre los que destacan el español (7 % de entradas) o el británico (5 %). Responsables del sector creen necesario sensibilizar a la opinión pública en los mercados sobre las ventajas de Marruecos como destino seguro y único en la cuenca mediterránea debido a su carácter de país multicultural, abierto, rico y hospitalario.
Sin embargo, una serie de sucesos y polémicas encadenadas en las últimas semanas han puesto en cuestión la imagen tolerante de Marruecos: las críticas del Gobierno por el concierto “obsceno” de la famosa cantante Jennifer López, la condena a dos hombres por homosexualidad en Rabat o el juicio a dos jóvenes de Inezgane (Sur del país) por “atentar contra el pudor” por vestir con faldas. Esos casos, que han sido denunciados por diversos colectivos, partidos políticos y amplias capas de la sociedad marroquí, son casos aislados e insignificantes; y no reflejan los verdaderos valores de los marroquíes en general que son la tolerancia y la coexistencia pacífica. Máxime, teniendo en cuenta que también en Europa y en EE.UU se registran casos así de manera más o menos regular pero siguen siendo países abiertos y de derecho. Pues exactamente lo mismo pasa en Marruecos.
En cuanto a los problemas estructurales del turismo marroquí, como el de los falsos guias (3.000 según cifras del Ministerio) que supuestamente acosan e importunan a los viajeros en ciudades como Marrakech y Fez fundamentalmente, el ministro Hadad señaló que se les va a someter a un examen y una formación adecuada para que estén dentro de la legalidad, subrayando que los guías en general pasarán por controles y sesiones de reciclaje cada tres años.
Por último el ministro marroquí del ramo se refirió a las oportunidades de crecimiento que supone el llamado turismo halal (acorde con la ley islámica), precisando que su departamento estudia las tendencias y necesidades en este sector, aunque no se le llamaría turismo halal sino “formas alternativas” de turismo.
Así pues, a la vista de lo ya expuesto y constando una vez más la inequívoca realidad de Marruecos, que es la excepción de la regla, ¿tienen los países europeos emisores de turismo, alguna duda de las excelencias de Marruecos, que como país seguro, hospitalario, con una milenaria cultura, unas bellezas paisajísticas únicas en el mundo y con una exquisita y variada gastronomía, sea un destino turístico preferido a nivel miundial?