Los votos no limpian los delitos

Es totalmente inaceptable la actitud de un expresidente de los Estados Unidos como Donald Trump que desprecia y rechaza la acción de la justicia porque le condena. No solo una vez, sino 34. Son los cargos contra Donald Trump encontrado culpable por unanimidad del jurado.
Y lo más tóxico y nocivo para todos es que pretenda que los delitos sean borrados por las elecciones. La afirmación de que el verdadero juicio es el del 5 de noviembre con las elecciones presidenciales es una perversión y un desafío a la democracia, al Estado de derecho, a la separación de poderes y al principio de que todos son iguales ante la ley.
Sin embargo, Trump pretende colocarse como un caudillo dictador por encima de las leyes manoseando el sistema democrático. Y la separación de poderes. Un delincuente sigue siendo un delincuente y tiene que pagar por sus responsabilidades, sean las que sean, aunque le voten millones de ciudadanos. Las urnas no limpian ni excusan los delitos. Hay que separar y respetar al máximo los principios, valores, leyes e instituciones. El Estado fascista es el que él quiere imponer para que se haga lo que a él le interesa, sin reparar en los costes, los peligros, la tensión, el enfrentamiento y la polarización que provoca en la sociedad. Fatídica y premonitoria película “Civil War”, en Estados Unidos.
Trump pretende usar su populismo autoritario y barato para evitar la acción de la justicia, en este caso por pagar con dinero de su campaña electoral a la actriz porno Stormy Daniels y ocultar una relación sexual con ella para no perjudicarle en la anterior campaña electoral de 2016. Quien se fue de juerga extraconyugal y pagó para ocultarlo es Trump. Ni el juez, ni el jurado, ni el presidente Biden.
Trump ya tiene condena de la justicia por manipular las cuentas de sus empresas para lograr mejores créditos de los bancos. Ahí está la mayor preocupación de Trump, en los pies de barro de su antiguo imperio económico venido muy a menos y sostenido gracias a su carrera política.
Entre otros casos, tiene también que responder de su presunta implicación en el asalto al capitolio para evitar el triunfo electoral del demócrata Biden y llevarse de la Casa Blanca a su casa documentos confidenciales, entre otras causas. Pero la actitud desafiante, soberbia e inaceptable del señor Trump se mantiene porque sus promesas y sus mentiras son aceptadas y respaldadas por millones de ciudadanos americanos.
Lo primero que ha hecho Trump al salir del juzgado es pedir dinero, pedir donaciones para su campaña y lo más triste de todo es que su web se ha colapsado por la cantidad de gente que estaba regalándole dinero, o, al menos, eso es lo que está vendiendo su equipo de campaña porque las mentiras y la desinformación son la base del supuesto éxito de Trump que es mucho más enemigo para Estados Unidos, para los países occidentales, para las democracias liberales que el propio Vladimir Putin.
Y el problema que este tipo de actitudes también se registran en otros países. Hay quien hace leyes de amnistía a la carta por un puñado de votos y seguir en el poder. Y, además, lanza una campaña de desprestigio contra jueces y periodistas porque su mujer ha sido citada como investigada en un caso de presunta corrupción y tráfico de influencias. Y, encima, la sienta en primera fila de mitin de la campaña electoral para ser vitoreada por sus seguidores como si fuera más un grupo de fans que un partido político serio. Pero el caso realmente grave y que debe exigir todo tipo de responsabilidades es del denominado Caso Koldo, el negocio millonario con mascarillas indecentes donde altos cargos socialistas están involucrados. Lo demás, por indigno que sea, solo sirve para desviar la atención. Se usa también la política exterior con el tema de los palestinos y el presidente de Argentina como cortinas de humo que únicamente demuestran la degradación de esa clase política.
Principios y valores, crisis profunda antes de la crisis económica del 2008 y que estamos pagando muy caro. La banalización del día a día de cada uno, el todo vale, el gratis total, los suspensos no importan o el móvil para que los niños nos dejen en paz. En fin, es todo un cúmulo de muchos más elementos que nos han colocado en una pendiente muy peligrosa porque los populistas caudillos que pretenden el poder a cualquier precio lo hacen enfrentando a la gente, polarizando y generando tensión y descalificando al adversario y utilizando una propaganda basura que lo intoxica todo. Y, entre medias, Putin mueve ficha, el otro dictador chino también y en otros países la situación en más que preocupante, pero sobre todo en Estados Unidos y en España.