El conflicto de Sudán: caos, devastación y “la mayor crisis de desplazados del mundo”

El jefe del Ejército y autoproclamado presidente del Consejo Soberano de Sudán, el general Abdel Fattah al-Burhan - AFP/ASHRAF SHAZLY
El jefe del Ejército y autoproclamado presidente del Consejo Soberano de Sudán, el general Abdel Fattah Al-Burhan AFP/ASHRAF SHAZLY

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

Desde hace diez meses, Sudán sufre un dramático conflicto entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RFS). Como trasfondo, está la rivalidad abierta entre los generales Al Burhan y Hemedti —líderes de ambas facciones en lucha, respectivamente— sobre el reparto del poder y la configuración del estado sudanés, y más en concreto, de sus fuerzas de seguridad. Y como principal víctima, la población de Sudán que, en medio del caos y la devastación, ha abandonado masivamente de sus hogares para huir de la sinrazón violenta de los dos contendientes. Hasta el momento, todas las iniciativas de paz han resultado fallidas, y solo la firme determinación de toda la comunidad internacional —sin fisuras y dejando a un lado los intereses espurios— hará que depongan las armas y acepten la negociación como única vía para poner fin a este largo conflicto.

  1. Y, de nuevo, la violencia estalla en Sudán
  2. Un conflicto fratricida por el poder
  3. Crisis humanitaria en Sudán
  4. Reacción internacional: disímil posicionamiento ante el conflicto
  5. Fallidas negociaciones de paz
  6. Un futuro incierto, una paz lejana

Y, de nuevo, la violencia estalla en Sudán

Desde hace diez meses, Sudán sufre un dramático conflicto entre el Ejército de Sudán
—liderado por el general Al Burhan, presidente del Consejo de Transición— y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RFS, por sus siglas en inglés) de Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, también vicepresidente del gobierno militar de Sudán. El 15 de abril de 2023, las divergencias sobre la integración de las RFS —ahora declaradas como grupo terrorista por el gobierno de Sudán1— dentro del ejército nacional estallaron en graves enfrentamientos en la capital Jartum. Pronto, la guerra se extendió por gran parte del país, especialmente en la región occidental de Darfur; y, como consecuencia directa, descarriló definitivamente un proceso de transición política que había comenzado tras una revolución social pacífica —organizada por distintas asociaciones profesionales—, y que culminó con la deposición del ex dictador Omar Al Bashir, gobernante —con distintos cargos políticos— del país desde su golpe de Estado en 1989.

Este nuevo conflicto es un ejemplo más de la violencia imperante en Sudán desde que el Reino Unido le concediese la anhelada independencia el 1 de enero de 1956. Sudán es el tercer país más grande África (1,8 millones de km2) y con una población estimada superior a los 45 millones de habitantes; y su historia es una sucesión de gobiernos militares y golpes de Estado (hasta 16, entre exitosos y fallidos), envuelta en un contexto bélico que se ha extendido hasta los lugares más recónditos del país, siempre alentado desde Jartum. De hecho, el mismo día de la independencia nacional estalló una guerra larvada durante décadas contra los grupos rebeldes secesionistas de la región meridional que, tras cinco décadas y dos millones de muertos, concluyó con la fundación de Sudán del Sur en 2011. A principio del siglo XXI, bajo la férrea dictadura del general Al Bashir, en Sudán se libraba una guerra total: al conflicto en el sur se unían las revueltas violentas en Port Sudan y Kordofán. Mientras, la región de Darfur era devastada por un genocidio ordenado y liderado por el propio Al Bashir, como sentenció la Corte Penal Internacional en sus órdenes de detención de 2009 y 20102, aunque todavía no se le ha podido juzgar por la permanente negativa de los sucesivos gobiernos de transición de Sudán a entregarlo en La Haya.

Por entonces, nada parecía presagiar el final del régimen sudanés que, además, pretendió su legitimación a través de unas elecciones fraudulentas en 2010. Sin embargo, y contra todo pronóstico, una revolución pacífica de la sociedad en 2019—bien organizada por distintas asociaciones profesionales, y conocida como la “revuelta del pan”— consiguió doblegar al férreo aparato de seguridad sudanés, que decretó el ingreso en prisión del dictador. Se abrió entonces un periodo de relativa esperanza y expectación dentro y fuera del país, en el que un gobierno cívico-militar —consensuado por las partes— asumió la responsabilidad de transitar con el pueblo sudanés hacia la democracia. Sin embargo, la siempre incómoda alianza entre el ejército y los grupos civiles se cortó de raíz en octubre de 2021, tras una doble asonada militar dirigida por los dos generales más poderosos de Sudán, que ahora han desgarrado cualquier atisbo de gobierno democrático.

Por un lado, Al Burhan, que ya lideraba el Consejo Soberano durante la transición cívico- militar; y, por otro, Hemedti, el temido paramilitar que planeó y dirigió la masacre de Darfur en 2003 al frente de los milicianos árabes janjaweed3 y uno de los hombres más ricos del país. En los últimos años, y debido a una sucesión de fracasos políticos en Sudán, las RSF pasaron de ser una milicia a una fuerza paramilitar, que el parlamento reconoció en 2015 y se incorporaron así al aparato coercitivo oficial del régimen del dictador Al Bashir. Tras el golpe de Estado de 2021, ya instituidos como principales autoridades de Sudán por el poder de las armas, Al Burhan y Hemedti se comprometieron a mantener el proceso de transición hasta celebrar elecciones en abril de 2023, que fueron sistemáticamente aplazadas. También acordaron unificar sus fuerzas —el ejército de Sudán y las RFS— en una sola institución nacional.

Poco después, la fallida integración de las RSF en el ejército nacional se convirtió en la principal excusa de confrontación. Unas fuerzas paramilitares que cada vez cobraban más fuerza como actor político, gracias a su nuevo estatus y legitimidad dentro de Jartum, e incluso atrajo — debido a los beneficios financieros que ofrecía— a muchos militares del Ejército regular, lo que también explica la actual superioridad militar de las RSF en el campo de batalla4. Y más peligroso aún, el estallido de la violencia en abril evidenció que ninguna de las partes estaba dispuesta a permitir la democratización de Sudán sin preservar el poder y el control de los recursos que les proporcionaba un sistema tirano y corrupto, dirigido por dos militares antagónicos y financiado por la ingente riqueza —principalmente minas de oro y, hasta la independencia de Sudán del Sur, pozos de petróleo— del país.

Un conflicto fratricida por el poder

Como trasfondo de este conflicto, está la rivalidad abierta entre Al Burhan y Hemedti sobre el reparto del poder y la configuración del estado sudanés, y más en concreto, de sus fuerzas de seguridad. «No es la guerra del pueblo sudanés, sino una lucha entre algunos generales por la riqueza y el poder», sentencia Abdelaziz Sakin5, el popular escritor sudanés, exiliado en Austria desde 2012 y cuya obra está proscrita en Sudán. Los dos máximos mandatarios del país desde 2021, por el poder de las armas, están devastando el país; pero —como ya ha ocurrido en otros escenarios (Sudán del Sur)— el final más probable es que ambos sigan al frente de Sudán para gobernar a una población que ha sido la principal víctima de su implacable enemistad: dramática paradoja.

En esta lucha intestina por el poder, también ha jugado un papel importante el progresivo reconocimiento internacional de Hemedti, que ha transitado de ser considerado culpable del genocidio de Darfur (2003-2008) para convertirse en un estadista político que se reunía con mandatarios internacionales en Jartum. Además, en las últimas semanas, ha viajado por África (Uganda, Etiopía, Yibuti, Ruanda Kenia o Sudáfrica)6, donde fue recibido por los presidentes nacionales como el líder sudanés que busca la paz y el fin de la guerra, en tanto sus fuerzas siguen atacando a civiles, saqueando pueblos en las zonas que controla; o promete cooperación al secretario general de Naciones Unidas7 para afrontar la grave crisis humanitaria que sufre el país, cuando él es parte responsable del conflicto. En suma, un inusual y controvertido reconocimiento internacional al jefe de una milicia de paramilitares que está masacrando a población indefensa, que también ha soliviantado a los militares sudaneses8.

Entretanto, y más allá del foco político y bélico, Hemedti sigue ejerciendo un control férreo sobre las minas en Darfur10, lo que le ha convertido en el mayor y más oscuro comerciante de oro del país, en constatada connivencia con el grupo ruso Wagner11 y siempre en beneficio del Kremlin12. Tampoco el general Al Burhan se libra de las imputaciones de corrupción13, pues se le ha acusado de proteger la red de empresas que son propiedad de generales de alto rango, y también de impedir —por presiones desde el propio Ejército— la necesaria reforma democrática del poderoso y cuestionado sector de la seguridad de Sudán.

Con todo, y tras diez meses de guerra abierta en distintas regiones de Sudán, especialmente en Darfur; los enfrentamientos se mantienen en una fase de desgaste, pues ninguna de las facciones armadas —ambas acusadas de crímenes de guerra por grupos de derechos humanos—han conseguido imponer su voluntad y lograr la victoria, a pesar de ser muy disímiles en sus capacidades y tácticas militares. De hecho, el ejército de Sudán —alrededor de 200.000 efectivos—cuenta con carros y aviones de combate, así como con artillería de largo alcance para defender sus posiciones; pero esta superioridad no ha sido suficiente para doblegar a las Fuerzas de Apoyo Rápido (entre 100 y 150 mil paramilitares), más ligeras, más móviles y, cada vez, con más capacidades militares, que además dominan el combate urbano sin escrúpulo alguno hacia el sufrimiento de la población sudanesa.

Sin embargo, durante los últimos tres meses, las fuerzas paramilitares de Hemedti parecen imponerse al ejército regular, y avanzan hacia el este y el norte del país a través del cinturón central de Sudán, lo que arroja indicios claros de que está recibiendo apoyo exterior. Así, las RSF han tomado el control14 del estado de Gezira, en el centro de Sudán, y zonas de Kordofán del Sur; y han sembrado el terror en los estados de Kassala y del río Nilo, en el oriente y norte del país respectivamente. En Darfur Occidental, una región devastada desde 2003 por la extrema violencia de los janjaweed, ahora reconvertidos en las RSF; la situación es aún más dramática. Las RSF han sido acusadas15 de detenciones arbitrarias y de explotación para trabajos forzados en actividades agrícolas; y Naciones Unidas amplía su denuncia16 contra militares, paramilitares y otros grupos en conflicto, a los que acusa violencia sexual generalizada contra las mujeres, así como el reclutamiento forzado a gran escala de niños17.

Ante estas atrocidades, proliferan las campañas de movilización pública para armar a los civiles, lo que intensifica la preocupación de que los enfrentamientos entre ejército y paramilitares se conviertan en una guerra civil total en Sudán. Esta tensión social también se traduce en el creciente descrédito de Al Burhan, tanto dentro como fuera de las fronteras de Sudán. Tras la toma de Wad Wadani18 —la segunda ciudad más grande de Sudán, capital del estado de Gezira y refugio de miles de desplazados— por parte de las RSF a finales de 2023; Al Burhan se enfrenta a una creciente presión de la población y de algunos de sus propios generales para que renuncie, con la esperanza de que un nuevo líder pueda frustrar los avances de los paramilitares. Sin embargo, hay muchos analistas que consideran19 que su destitución provocaría un vacío de poder en el seno del ejército que favorecería a Hemedti.

Crisis humanitaria en Sudán

Hasta la fecha, el conflicto ha devastado por completo el país, ha generado una grave crisis humanitaria y amenaza con desestabilizar aún más toda la región. «Lejos de la mirada y los titulares mundiales, el conflicto en Sudán sigue haciendo estragos y la crisis humanitaria que se avecina es inimaginable, a medida que más y más personas son desplazadas por la violencia continuada», señalaba la directora de Relaciones Exteriores de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) el pasado noviembre20. Desde entonces, este drama humano, lejos de aminorar, se está acrecentando de forma vertiginosa.

Según la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA)21, más de 13 mil personas murieron y otras 26 mil resultaron heridas desde que comenzó el conflicto; y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) denuncia que Sudán se ha convertido en el escenario de la mayor crisis de desplazados del mundo: en la actualidad, 9 millones de personas están desplazadas por los conflictos en Sudán y 1,7 millones han huido de la violencia a países vecinos22.

También el caos y la devastación han agudizado la hambruna en Sudán. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas23, se están produciendo muertes por inanición causadas por el conflicto, y 18 millones de ciudadanos sudaneses se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda que se ha triplicado con creces, y casi 5 millones de ellos se encuentran en niveles de emergencia de hambre. «La situación actual en Sudán es catastrófica —relata Eddie Rowe, director del PMA en Sudán24—. El PMA tiene alimentos en Sudán, pero la falta de acceso humanitario y otros obstáculos innecesarios están ralentizando las operaciones y nos impiden hacer llegar ayuda vital a las personas que más urgentemente necesitan nuestro apoyo».

Reacción internacional: disímil posicionamiento ante el conflicto

En Sudán, muchos consideran que la extensión del conflicto va a depender del apoyo externo que reciban las dos partes enfrentadas, porque, hasta el momento, ninguna de ellas está demostrando interés alguno en poner fin a los combates, como demuestra su actitud ante las numerosas y fallidas propuestas de negociaciones de paz, como veremos más adelante. Por otro lado, y como ocurre en otros escenarios bélicos en el mundo actual, Sudán se ha convertido en un tablero geopolítico donde distintos países enfrentan sus diferencias, salvaguardan sus propios intereses o se posicionan para ganar mayor influencia mundial, especialmente en el llamado “Sur Global”. Mientras, las organizaciones internacionales intentan detener un conflicto que está generando un sufrimiento indecible en el oriente africano.

Rusia y China, mantener su ascendiente sobre Sudán

Tanto Al Burhan como Hemedti tienen vínculos fuertes y públicos con Rusia, como recoge una reciente investigación de CNN25, que acusa al Kremlin de apoyar el golpe militar de 2021. Por otro lado, tras el inicio de los enfrentamientos en Jartum, distintos medios informativos26 publicaban que el grupo ruso de mercenarios Wagner —con evidentes vínculos comerciales (especialmente, lucrativas concesiones de minas de oro), políticos y militares en Sudán— estaba prestando apoyo aéreo y suministrando armamento a las RSF, aunque también eran patentes sus relaciones con empresas de Al Burhan27. Tras la muerte de su líder Prigozhin, que se rebeló contra Putin y murió en un aparente accidente aéreo el pasado agosto; el gobierno ruso está intentando reestructurar la empresa de seguridad privada, que ahora aparece en escena bajo el nombre de Africa Corps28, más controlada por el Kremlin y cuyo objetivo sería subsumir las operaciones y la presencia de Wagner en países africanos como Libia, Mali o Sudán. Por otro lado, a finales de 2020, Rusia acordó el establecimiento de una base naval en Port Sudán con el entonces gobierno de transición sudanés, que se paralizó meses después por la presión de EEUU. Sin embargo, el interés del Kremlin por controlar el mar Rojo permanece intacto y, por ello, no durará en mantener un interesado equilibrio entre ambos bandos —para Rusia, siempre son una mejor opción que un gobierno democrático en Sudán—, a la espera de que la facción ganadora de la contienda reactive sus planes.

Por su parte, China, trascendental socio comercial y principal financiador de Sudán desde los noventa, está adoptando un enfoque diferente a Rusia en este conflicto29. China tiene sus propios intereses, y su enfoque parece favorecer fundamentalmente la estabilidad. Por ello, se muestra reacia a involucrarse en los esfuerzos de paz, y tampoco apoyará a ninguno de los contendientes. Todo indica que Pekín seguirá dispuesta a trabajar con la comunidad internacional para alcanzar la paz en Sudán, pero lo hará con cualquier gobierno que lidere el país tras este conflicto, con el único propósito de preservar su enorme inversión en las infraestructuras sudanesas, especialmente petroleras, así como garantizar el pago de la deuda por los ingentes préstamos que ha concedido a Sudán.

El mundo árabe: por la influencia en Sudán

Debido a un proceso de arabización, que comenzó en el siglo XII, en Sudán predomina la cultura árabe y la religión musulmana, y pertenece a la Liga Árabe desde 1956. Por ello, el disímil posicionamiento de los países árabes tiene un papel determinante en el conflicto, especialmente Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que enfrentan sus propios intereses en terreno sudanés. En 2019, ambos se implicaron en la conformación de un gobierno de transición afín a sus intereses, aunque —desde el golpe de estado de 2021 y hasta el estallido de la violencia en abril de 2023— se han posicionado, respectivamente, a favor de Al Burhan y Hemedti, con la pretensión de controlar no solo los recursos y la energía de Sudán, sino también beneficiarse de su privilegiada posición estratégica en el mar Rojo, que le convierte en puerta de acceso al comercio con todo el África subsahariana. En resumen, Riad, gran valedor de las conversaciones de paz, considera que una victoria total de los militares sudaneses reforzaría su liderazgo en el mundo árabe y en la Liga Árabe; de la misma forma que Abu Dabi pretende que el triunfo de los paramilitares debilite el poder saudí en Oriente Medio. En este contexto de rivalidad, y aunque Emiratos Árabes Unidos siempre lo ha negado, numerosos informes —incluso de Naciones Unidas30— denuncian que están enviando armas a las paramilitares de Hemedti, lo que ha resultado crucial para que ganen fuerza en el conflicto.

Egipto —omnipresente en la política sudanesa, y siempre renuente ante la transición civil que lideró Sudán hasta el golpe de Estado de 2021— ha optado por la no injerencia y aboga por alcanzar un alto el fuego permanente, aunque Hemedti denuncia que está apoyando a Al Burhan con el envío de soldados y aviones de combate, unas acusaciones rechazadas sistemáticamente por el gobierno egipcio. Más allá de esta controversia, el presidente Al Sissi —recién elegido para un tercer mandato— siempre ha mantenido una estrecha relación con Al Burhan, al que considera el mejor garante de sus intereses; pero desconfía de la capacidad de Hemedti para gobernar todo Sudán y mantener la estabilidad regional. En este sentido, los gobiernos de Egipto y Sudán han hecho frente común en las negociaciones sobre la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, un asunto trascendental para Egipto, ya que el río Nilo es su única fuente de agua. Por ello, Al Sissi —que ha llegado a considerar este desplante de Etiopía como un casus belli— sigue exigiendo «soluciones que respeten los derechos e intereses de los países aguas abajo»31.

En Libia, la rivalidad entre los órganos de poder existentes en el país —el Gobierno de Unidad Nacional, con base en Trípoli y reconocido por la comunidad internacional, la Cámara de Representantes de Tobruk y el mariscal Khalifa Haftar, jefe del autoproclamado Ejército Nacional Libia (LNA, por sus siglas en inglés)— también está presente en el conflicto de Sudán. Haftar ha negado las acusaciones que le señalan como valedor y apoyo de las fuerzas de Hemedti. A pesar de ello, y desde el inicio de los enfrentamientos, distintas investigaciones arrojan evidencias sobre su participación a través del suministro de gasolina y armas a las RSF, así como con el transporte aéreo de los miles de paramilitares sudaneses que se refugiaban en territorio libio. En respuesta, el portavoz del Comando General del LNA declaraba32 que estaban en contacto permanente con las partes interesadas, «y listos para desempeñar un papel de mediador entre los hermanos en Sudán, para detener los combates de inmediato y abrir el camino a través de medios pacíficos». Por su parte, el primer ministro libio Dbeibeh reafirma33 su apoyo a Al Burhan, al que ha garantizado que todas las instituciones libias seguirán atendiendo a los miles de refugiados sudaneses que han llegado al país huyendo de la violencia.

Organizaciones internacionales: limitado efecto en la resolución de la crisis

En el plano continental, la Unión Africana (UA) ha condenado con dureza la guerra en Sudán, que está suspendido de participar34 en las actividades de la organización desde el golpe de Estado de 2021, y así seguirá «hasta el restablecimiento efectivo de la Autoridad de Transición dirigida por civiles». Aunque su contribución real a la resolución del conflicto está siendo muy limitada, desde su primera sesión especial sobre Sudán (20 de abril de 2023), la UA ha exigido reiteradamente altos el fuego para establecer corredores humanitarios y regresar al diálogo político; y, además, ha rechazado enérgicamente todas las formas de interferencia externa, porque «este conflicto presenta un riesgo real de conflagración regional e internacionalización similar a la situación en Libia en 2011. Por lo tanto, existe una necesidad imperiosa de que la comunidad internacional hable con una sola voz y en coordinación con la Unión Africana».

A pesar de ello, y por el momento, la voz de la Unión Africana —garante de implantar
«soluciones africanas a problemas africanos»— no tiene suficiente fuerza para ejercer su liderazgo en Sudán; y tampoco se ha implicado en atender a la dramática situación de los millones de desplazados que han abandonado sus pueblos y ciudades por el conflicto. En fechas recientes, se ha establecido un Grupo de Alto Nivel de la Unión Africana sobre Sudán35 «para poner fin a los combates y poner en marcha un proceso hacia una paz, democracia y justicia duraderas e inclusivas en el país». Para conseguirlo, su labor debería centrarse en crear un entorno óptimo para generar una solución aceptable para las partes enfrentadas; desde el convencimiento de que ésta nunca se conseguirá a través de la victoria militar y que, para ser sostenible, ambas partes deben asegurar su compromiso firme para completar la transición integral —con plazos y liderada por los civiles— en el país.

Fuera de África, Naciones Unidas (ONU) lidera el esfuerzo internacional por alcanzar un alto el fuego permanente para evitar que esta guerra se convierta en una crisis regional más amplia y, sobre todo, para aliviar el sufrimiento de la población sudanesa y conseguir que pueda tener acceso a la ayuda humanitaria. Sin embargo, su participación en las negociaciones de paz se ha restringido a apoyar las iniciativas regionales e internacionales para contribuir a resolver el conflicto, en particular el liderazgo de regional y continental bajo los auspicios de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo y la Unión Africana, respectivamente.

En gran medida, esta escasa implicación directa en la crisis deriva de la parálisis que sufre el Consejo de Seguridad desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Hace unos días, el secretario general ONU, António Guterres, subrayaba36 ante la Asamblea General que «el Consejo de Seguridad, la principal plataforma para las cuestiones de paz mundial, está estancado por fisuras geopolíticas. No es la primera que se divide, pero es la peor». Tal es así que, desde el inicio de la contienda en abril de 2023, no ha adoptado ninguna Resolución respecto al conflicto en Sudán, excepto la decisión de retirar totalmente —por petición previa y expresa del Consejo de Transición sudanés—la Misión Integrada de Asistencia de las Naciones Unidas para la Transición en el Sudán (UNITAMS), acordada el pasado 3 de diciembre37. Desde 2020, y como recoge su mandato38, esta misión prestaba «asistencia a la transición política, el progreso hacia la gobernanza democrática, la protección y promoción de los derechos humanos y la paz sostenible»; algo que ya resultaba inviable tras el golpe de estado de 2021, y que se tornó en imposible tras el estallido del conflicto.

En la actualidad, y a pesar de las críticas por su falta de ambición, la ONU parece haber renunciado a plantear nuevas iniciativas de paz de carácter político, y se limitará39 a
«apoyar los esfuerzos de paz en curso, en estrecha coordinación y cooperación con la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD)» a través del recientemente nombrado enviado personal del secretario general para el Sudán, Ramtane Lamamra, en sustitución de Volker Perthes, que fue declarado persona non grata por el gobierno de Jartum40. No obstante, Naciones Unidas ONU sigue liderando los esfuerzos para concienciar a la comunidad internacional sobre la urgencia de detener el sufrimiento de la población sudanesa, que «sigue soportando la peor parte de este ciclo interminable de violencia», como denuncia Radhouane Nouicer, experto de la ONU sobre derechos humanos en Sudán41: «A medida que los combates se extienden por todo el país, las violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario continúan sin cesar. Es crucial que los líderes de ambos bandos muestren más voluntad política para poner fin a la violencia y silenciar las armas».

Finalmente, la Unión Europea —además de condenar los combates en Sudán— ha demostrado su compromiso de abordar las necesidades urgentes de los sudaneses al proporcionar el transporte de suministros esenciales hasta Port Sudan y asignar varios fondos económicos especiales para ayuda humanitaria y al desarrollo del país. En el plano político, ha reiterado su colaboración con «socios clave, entre ellos personalidades civiles y políticas sudanesas y agentes de la sociedad civil, para el cese de las hostilidades y la reanudación de un diálogo significativo sobre un alto el fuego que sea sostenible, así como una solución pacífica al conflicto que sea creíble y se base en un diálogo integrador», como señalaba el alto representante Borrell el pasado julio42.

Meses después, en noviembre, alertaba43 del peligro sobre la violencia masiva contra civiles y la limpieza étnica en Darfur; y también afirmaba que «mientras las partes beligerantes continúen luchando, todo el Sudán se enfrentará a una mayor división y fragmentación, lo que pondrá en peligro su integridad territorial y su soberanía nacional». Por último, a finales de enero, ha impuesto sanciones a seis empresas por presuntamente financiar y proporcionar armamento tanto al ejército sudanés como a las RSF44; y se une así a la política de Estados Unidos (Executive Order 14098)45, que, en junio de 2023, fue el primer país en imponer sanciones, por su rol en el actual conflicto, a empresas y personas por «amenazar la paz, la seguridad o la estabilidad de Sudán», y al Reino Unido46, que adoptó medidas restrictivas contra empresas vinculadas a ambas facciones armadas.

Fallidas negociaciones de paz

Por el momento, los esfuerzos internacionales para mediar en las conversaciones de paz o establecer un gobierno provisional en Jartum han resultado infructuosos. A pesar de la grave situación que atraviesa Sudán, poner fin a los combates entre el ejército y los paramilitares a través de la negociación no está dando los resultados que persigue y espera la comunidad internacional47, por el bien del país y su población, pero también por la estabilidad regional. Muy al contrario, ambos contendientes siguen intentando lograr victorias militares para imponer su poder, aunque proclaman que su intención es buscar un alto el fuego, pero sin ceder en sus posiciones maximalistas ni aceptar las condiciones del adversario para iniciar unas conversaciones inequívocas de paz. Por otro lado, el exceso de intermediarios y de partes implicadas —en ocasiones, encontradas por sus disímiles intereses— está frenando el proceso de negociación y la viabilidad de una resolución pacífica del conflicto en el breve plazo.

Desde abril de 2023, Naciones Unidas ha acordado con el Ejército de Sudán y las RSF distintos altos el fuego, pero todos ellos han sido violados de forma sistemática. También en abril, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) propuso una extensión del alto el fuego, y Sudán del Sur se ofreció a acoger los esfuerzos de mediación, pero los combates y las graves violaciones contra los civiles no cesaron. En este contexto, el 13 de julio de 2023,  la oficina del fiscal jefe de la Corte Penal Internacional anunció48 que había iniciado una investigación sobre posibles crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos por ambas partes durante el conflicto en la región de Darfur, y les siguen pidiendo que cesen sus acciones armadas49.

De forma paralela, y en distintos foros internacionales, se han sucedido las iniciativas de mediación para frenar el conflicto. En mayo de 2023, Arabia Saudí y EEUU lograron reunir50 en la ciudad saudí de Yeda a delegaciones del Ejército y las RSF; y aunque alcanzaron un acuerdo inicial para proteger a los civiles y alcanzar un alto el fuego, las negociaciones finalmente fracasaron y, en junio, Arabia Saudí y EEUU anunciaron su paralización temporal. Meses más tarde, en octubre, se reactivó esta iniciativa, ahora con la participación de la Unión Africana (UA) y la IGAD, pero no se logró avanzar hacia la paz y, el pasado 4 de diciembre, los mediadores internacionales decidieron suspender las negociaciones indefinidamente.

Tras este varapalo al proceso de paz, la IGAD —en connivencia con la UA— convocó una cumbre extraordinaria en Yibuti el pasado 9 de diciembre, que tampoco ha obtenido los resultados pretendidos. Por el contrario, el gobierno de Sudán —liderado por Al Burhan— se negó a participar en la 42ª Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de Entebbe (Uganda) el pasado 18 de enero, y posteriormente congeló su membresía en la IGAD51 después de que la organización enviara una invitación al jefe de las RSF para asistir a la cumbre. En ella, Arabia Saudí mostró su disposición para restaurar la Plataforma de Yeda, siempre con el apoyo de EEUU y la ONU; aunque finalmente —como recoge el comunicado oficial52— acordaron que la IGAD, en coordinación con la Unión Africana y la comunidad internacional, movilizará todos los apoyos al proceso de paz con el fin de resolver el conflicto; y ampararon al Grupo de Alto Nivel para el Sudán —instaurado por la UA— para facilitar las negociaciones en Sudán. Sin embargo, por el momento, solo hay motivos para el pesimismo, pues tanto Al Burhan como Hemedti mantienen su devastador propósito de dirimir sus diferencias y detentar el poder en Sudán en el campo de batalla.

Un futuro incierto, una paz lejana

La República de Sudán, azotada por la violencia desde su fundación como país soberano, se encuentra de nuevo al borde del total colapso. Mientras las RSF extienden su control territorial, el ejército nacional se mantiene a la defensiva; y solo la firme determinación de toda la comunidad internacional hará que ambos depongan las armas y acepten la negociación como única vía para poner fin a este largo conflicto, que está devastando un país fuera del interés mediático internacional. Sin embargo, los intereses en competencia de determinados países, apoyando al bando que mejor garantice su influencia nacional y regional, siguen alimentando la violencia y alejando la paz; y tampoco ayuda el exceso de vías de mediación, que ha dificultado que los distintos foros de negociación logren su propósito de detener la guerra, alcanzar un acuerdo político o abordar la crisis humanitaria.

En este momento, y aunque el cese de las hostilidades es más que improbable, lo más urgente e imprescindible sigue siendo reforzar y aunar la presión internacional para conseguir frenar los combates y aliviar el sufrimiento de la población. Y una vez acordada la paz, habrá mucho camino que recorrer para sanar las profundas heridas de la guerra, garantizar el regreso de los desplazados a sus hogares, recuperar la identidad nacional y reconstruir el país bajo un único gobierno de carácter civil, que sea capaz de consolidar una paz democrática y sostenible. Sin duda, un desafío formidable, que solo se conseguirá a través de un proceso inclusivo de paz, con representantes de todo el pueblo y de todas las regiones de Sudán, y que esté avalado por la cooperación y la supervisión internacional, bajo el liderazgo firme de Naciones Unidas. De lo contrario, si los militares siguen gobernando tras consensuar la paz, tan solo se habrá conseguido cerrar en falso otra guerra más en Sudán, lo que volverá a tener consecuencias extremadamente graves no solo para el país, sino también para toda la región.

Jesús Díez Alcalde*
Coronel Ejército de Tierra

Referencias:

1 Sudán declara a las paramilitares RSF como una "organización terrorista". Europa Press, 2 de febrero de 2024. Disponible en https://www.europapress.es/internacional/noticia-sudan-declara-paramilitares-rsf-organizacion- terrorista-20240202131719.html. Todos los enlaces se encuentran activos a fecha de cierre del presente documento, 14 de febrero de 2024.
2 Corte Penal Internacional. Situación en Darfur (Sudán) en el caso del fiscal contra Omar Hassan Ahmad al Bashir. Segunda orden de detención. La Haya, 12 de julio de 2010. Disponible en https://www.icc- cpi.int/sites/default/files/CourtRecords/CR2010_05452.PDF.
3 FERGURSON, Kate. The RSF are out to finish the genocide in Darfur they began as the Janjaweed. We cannot stand by. The Guardian, 24/07/23. Disponible en https://www.theguardian.com/global-development/2023/jul/24/rsf- janjaweed-hemedti-out-to-finish-darfur-sudan-genocide-uk-cannot-stand-by.
4 ELHAG, Areej. RSF’s Battle Successes in Sudan: The Consequences of Legitimizing Hemedti. Fikra Forum, Washington Institute, 10/01/24. Disponible en https://www.washingtoninstitute.org/policy-analysis/rsfs-battle- successes-sudan-consequences-legitimizing-hemedti.
5 DEGE, Stefan. Sudán: "Esta guerra no es nuestra guerra". DW, 07/05/23. Disponible en https://www.dw.com/es/sud%C3%A1n-esta-guerra-no-es-nuestra-guerra/a-65542039. Fecha de consulta: 14/02/24.
6 Hemedti Makes Diplomatic Tour of East Africa While RSF Fighters Gain Ground. ADF, 20/01/24. Disponible en https://adf-magazine.com/2024/01/hemedti-makes-diplomatic-tour-of-east-africa-while-rsf-fighters-gain-ground/.
7 El líder de las RSF promete a Guterres cooperar con el nuevo enviado de la ONU en Sudán. Infobae, 12/01/24. Disponible en https://www.infobae.com/america/agencias/2024/01/12/el-lider-de-las-rsf-promete-a-guterres-cooperar- con-el-nuevo-enviado-de-la-onu-en-sudan/.
8 Los militares sudaneses reprochan al enviado de la ONU la reciente conversación entre Guterres y 'Hemedti'. Europa Press, 14/01/24. Disponible en https://www.europapress.es/internacional/noticia-militares-sudaneses-reprochan- enviado-onu-reciente-conversacion-guterres-hemedti-20240114153246.html.
9 DÍEZ, Jesús. Sudán: jaque al proceso democrático. Revista Española de Defensa, núm. 406, junio 2023. Disponible en https://www.dsn.gob.es/sites/dsn/files/RED406%20SUD%C3%81N%20JDA.pdf
10 RSF’s Battle Successes in Sudan. Op.cit.
11 HOWELL, J. et al. Wagner in Sudan: What have Russian mercenaries been up to? BBC, 24/04/23. Disponible en https://www.bbc.com/news/world-africa-65328165.
12 Blood Gold Report: How the Kremlin is using Wagner to launder billions in African gold. Según este informe, Wagner se ha convertido en el principal comprador de oro sudanés sin procesar, así como en un importante contrabandista de oro procesado; y se han identificado vuelos de transportes militares rusos cargados de oro. En este contexto, los autores del informe señalan que, según todas las estimaciones, cada año salen del país casi 2.000 millones de dólares en oro de contrabando, y Wagner está en una posición privilegiada para aprovecharse de ello. Disponible en https://bloodgoldreport.com/wp-content/uploads/2023/12/The-Blood-Gold-Report-2023-December.pdf.
13 DE WAAL, Alex. Sudan coup: Why the army is gambling with the future. BBC, 27/10/21. Disponible en https://www.bbc.com/news/world-africa-59050473.
14 BASHIRR, Youssef. Nine Months of War in Sudan. Daraj, 02/02/24. Disponible en https://daraj.media/en/116736/.
15 Ibídem.
16 Lejos de los titulares mundiales, en Sudán se avecina una crisis humanitaria inimaginable. Noticas ONU, 07/11/23. Disponible en https://news.un.org/es/story/2023/11/1525512.
17 La ONU avisa del recrudecimiento de los combates entre el Ejército sudanés y las RSF en la capital de Darfur del Norte. Europa Press, 03/02/24. Disponible en https://www.europapress.es/internacional/noticia-onu-avisa- recrudecimiento-combates-ejercito-sudanes-rsf-capital-darfur-norte-20240203131858.html.
18 FARHAT, Beatrice. Sudan’s army faces backlash over fall of Wad Madani. Al-Monitor, 22/12/23. Disponible en https://www.al-monitor.com/originals/2023/12/sudans-army-faces-backlash-over-fall-wad-madani.
19 NASHED, Mat. ‘Remove him’: Sudan army chief al-Burhan faces calls to go after RSF gains. Aljazeera, 23/12/23. Disponible en https://www.aljazeera.com/news/2023/12/20/remove-him-sudan-army-chief-al-burhan-faces-calls-to-go- after-rsf-gains.
20 Lejos de los titulares mundiales (…). Op.cit.
21 La ONU analiza el desplazamiento y derechos humanos en Sudán. Tercera Información, 29/01/24. Disponible en https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/29/01/2024/la-onu-analiza-el-desplazamiento-y-derechos- humanos-en-sudan/.
22IOM Chief: International community must not turn its back on world's largest displacement in Sudan. IOM, 17/01/24. Disponible en https://www.iom.int/news/iom-chief-international-community-must-not-turn-its-back-worlds-largest- displacement-sudan.
23 WFP. Sudan. Disponible en https://www.wfp.org/countries/sudan.
24    People ‘dying of starvation’ in Sudan, UN food agency says. Aljazeera, 02/02/24. Disponible en https://www.aljazeera.com/news/2024/2/2/people-dying-of-starvation-in-sudan-un-food-agency-says.
25 ELBAGIR, N. et al. Russia is plundering gold in Sudan to boost Putin’s war effort in Ukraine. CNN, 29/04/22. Disponible en https://edition.cnn.com/2022/07/29/africa/sudan-russia-gold-investigation-cmd-intl/index.html.
26 ELBAGIR, N. et al. Kill, terrorize, expel: Testimonies detail atrocities by Wagner-backed militia in Sudan. CNN, 17/06/23. Disponible en https://edition.cnn.com/2023/06/16/africa/darfur-sudan-wagner-conflict-cmd-intl/index.html.
27 Wagner in Sudan. Op.cit.
28 Russian offensive campaign assessment. Institute for the Study of War, 20/11/23. Disponible en https://www.understandingwar.org/backgrounder/russian-offensive-campaign-assessment-november-20-2023.
29 PLICHTA, J. y PETER, M. Sudan conflict: how China and Russia are involved and the differences between them. The Conservation, 08/06/23. Disponible en https://theconversation.com/sudan-conflict-how-china-and-russia-are- involved-and-the-differences-between-them-205947.
30 UAE denies sending weapons to paramilitary group in Sudan war. Sudan Tribune, 13/98/23. Disponible en https://sudantribune.com/article276120/.
31 Egipto insta a Etiopía a "comprometerse" sobre la presa del Renacimiento. Monitor de Oriente, 05/06/23. Disponible en    https://www.monitordeoriente.com/20230605-egipto-insta-a-etiopia-a-comprometerse-sobre-la-presa-del- renacimiento/.
32 New evidence of Haftar's involvement in Sudan's conflict. Middle East Monitor, 04/05/23. Disponible en https://www.middleeastmonitor.com/20230504-new-evidence-of-haftars-involvement-in-sudans-conflict/.
33 HARATHY, Safaal. Dbeibah affirms full support for Sudanese refugees in Libya. Lybia Observer, 24/01/24. Disponible en https://libyaobserver.ly/news/dbeibah-affirms-full-support-sudanese-refugees-libya.
34 African Union. Sudan suspended from the African Union. UA, 11/02/24. Disponible en https://au.int/en/articles/sudan- suspended-african-union
35 African Union High Level Panel on Sudan Commences its Work. African Union, 03/02/24. Disponible en https://au.int/en/pressreleases/20240203/african-union-high-level-panel-sudan-commences-its-work.
36 António Guterres, Secretary-General UN. Secretary-General's remarks to the General Assembly on Priorities for 2024. UN, 07/02/24. Disponible en Secretary-General's remarks to the General Assembly on Priorities for 2024 [scroll down for bilingual, as-delivered; all-English version] | United Nations Secretary-General.
37 Statement attributable to the spokesperson for the secretary-general – on Sudan. UNITMAS, 01/12/23. Disponible en https://unitams.unmissions.org/en/statement-attributable-spokesperson-secretary-general-%E2%80%93-sudan
38 Misión Integrada de Asistencia de las Naciones Unidas para la Transición en el Sudán (UNITAMS). Página oficial: https://unitams.unmissions.org/en
39 Statement attributable to the spokesperson for the secretary-general – on Sudan. Op.cit
40 UN envoy to Sudan steps down after being declared unwelcome by government. Aljazeera, 13/09/23. Disponible en https://www.aljazeera.com/news/2023/9/13/un-envoy-to-sudan-steps-down-after-being-declared-unwelcome-by- government.
41 UN human rights expert on Sudan calls for urgent action on dismal human rights situation as conflict enters 10th month. United Nations Sudan, 17/01/24. Disponible en https://sudan.un.org/en/258147-un-human-rights-expert-sudan- calls-urgent-action-dismal-human-rights-situation-conflict.
42 Sudán: Declaración del Alto Representante, en nombre de la Unión Europea, sobre el conflicto armado. Consejo de la Unión Europea, 05/07/23. Disponible https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2023/07/05/sudan- statement-by-the-high-representative-on-behalf-of-the-european-union-on-the-armed-conflict/
43 Sudán: Declaración del Alto Representante, en nombre de la Unión Europea, sobre la situación actual. Consejo de la    Unión    Europea,    27/11/23.    Disponible    en    https://www.consilium.europa.eu/es/press/press- releases/2023/11/27/sudan-statement-by-the-high-representative-on-behalf-of-the-european-union-on-the-latest- situation/
44 Sudan: Council adds six entities to EU sanctions list. Council of the EU, 22/01/24. Disponible en https://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2024/01/22/sudan-council-adds-six-entities-to-eu- sanctions-list/.
45 Imposing Sanctions on Certain Persons Destabilizing Sudan and Undermining the Goal of a Democratic Transition. US Government, 05/05/23. Disponible en https://www.federalregister.gov/documents/2023/05/05/2023- 09826/imposing-sanctions-on-certain-persons-destabilizing-sudan-and-undermining-the-goal-of-a-democratic.
46 UK sanctions businesses funding Sudan war. UK Government, 12/07/23. Disponible en https://www.gov.uk/government/news/uk-sanctions-businesses-funding-sudan-war.
47 KAMEIR, Elwathing. Will multiple mediators hinder peace in Sudan? Sudan Tribune, 18/01/24. Disponible en https://sudantribune.com/article281947/.
48 ICC investigating Darfur violence amid continuing Sudan conflicto. Aljazeera, 13/04/23. Disponible en https://www.aljazeera.com/news/2023/7/13/icc-investigating-darfur-violence-amid-continuing-sudan-conflict.
49 MARLEY, Kate. ICC Chief Prosecutor says there are ‘grounds to believe’ war crimes are being committed in Sudan. Jurist, 30/01/24. Disponible en https://www.jurist.org/news/2024/01/icc-chief-prosecutor-says-there-are-grounds-to- believe-war-crimes-are-being-committed-in-sudan/.
50 Will multiple mediators hinder peace in Sudan? Op.cit.
51 Igad: Sudan leaves regional bloc over attempt to end war. BBC, 20/01/24. Disponible en https://www.bbc.com/news/world-africa-68041134?s=09
52 Communiqué of the 42nd Extraordinary Assembly of IGAD Heads of State and Government. IGAD, 18/01/24. Disponible en https://igad.int/communique-of-the-42nd-extraordinary-assembly-of-igad-heads-of-state-and- government/