El calvario de La Haya

Jueces durante la reunión de la Corte Internacional de Justicia de la ONU. AP Photo/Peter Dejong
AP Photo/Peter Dejong - Jueces durante la reunión de la Corte Internacional de Justicia de la ONU

“El calvario de La Haya” es el último libro del expresidente Ernesto Samper Pizano, publicado por la editorial Intermedio Editores. Su contenido parte de una pregunta: ante el litigio marítimo con Nicaragua, ¿quién responde? Lo primero que plantea en el libro el expresidente Samper es que las Actas de la Comisión de Relaciones Exteriores donde se abordaron los temas sobre del litigio de límites con Nicaraguas deben publicarse para que los colombianos conozcan los criterios de las deliberaciones en cada Gobierno y que nos llevaron por el camino equivocado en la defensa de los intereses de Colombia en la Haya. 

Sostiene que “tratándose de un episodio fundamental en la defensa de la soberanía colombiana, lo mejor para la historia y el manejo futuro del diferendo será que cada expresidente asuma sus propias responsabilidades durante su cuatrienio”. En el libro examina con la sabiduría de un agudo analista los aspectos más relevantes de los errores en el tratamiento del litigio con Nicaragua y la defensa colombiana en la Corte de la Haya por los cuales perdimos con Nicaragua 76.000 mil km2 de mar Caribe que pertenecían a Colombia. 

Plantea salidas sobre como en el futuro se deben afrontar las negociaciones con Nicaragua para proteger los derechos de los raizales. Explica que durante su gobierno se intentó negociar directamente con Nicaragua, pero la oposición y los despliegues que se hicieron contra una negociación directa de un nuevo tratado con Nicaragua en la prensa colombiana impidieron avanzar en aquel propósito. Resalta los errores y las contradicciones de los gobiernos de los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe en las discusiones en la Corte de la Haya, que permitieron esa derrota jurídica y diplomática tan humillante para Colombia. 

En la posición colombiana se ha notado un profundo desconocimiento de los negociadores y defensores sobre la historia de los dominios territoriales colombianos en el Caribe. Colombia desde antes de 1803 tenía dominios sobre la costa de Mosquitia desde el Cabo de Gracias a Dios hasta el río San Juan y sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia. La doctrina de “utti posidetis juris” de 1810 que se impuso con fin del colonialismo español en las antiguas colonias en América para definir las fronteras entre los nacientes Estados, ratificó los derechos colombianos sobre aquellos territorios.

La Capitanía General de Guatemala y la Nueva Granada resuelven el asunto de la Mosquitia y las islas con el tratado fronterizo Molina-Gual, del 15 de marzo de 1825, mediante el cual se ratificó la paternidad colombiana sobre aquellos territorios.

Nicaragua de 1890 a 1894, invadió las islas de Mangle y la costa de Mosquitia, pero el error de Colombia fue dejar que Nicaragua ejerciera soberanía sobre esos territorios. En el tratado Esguerra-Bárcenas de 1928, Colombia entregó dominios a Nicaragua sobre territorios que eran de colombianos. 

Colombia con el tratado Esguerra-Bárcenas concedió soberanía a Nicaragua sobre la costa de la Mosquitia, desde el Cabo de Gracias a Dios hasta el río San Juan y sobre las islas de Mangles, Corn Island y Littie Corn Island. En cambio, Nicaragua reconoció a Colombia dominios sobre San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los islotes de Quitasueños, roncador y Serranilla, que eran territorio colombiano.  En 1980, cuando Nicaragua decidió declarar la nulidad e invalidez de aquel tratado fue oportunidad de negociar un nuevo tratado con base a los derechos históricos colombianos sobre la costa Caribe nicaragüense. El error de Colombia como lo señala el expresidente Samper fue negociar directamente con Nicaragua un nuevo tratado de límites. La tesis de Nicaragua fue que, debido a la ocupación estadounidense en aquel momento, el tratado firmado con Colombia fue una imposición de Estados Unidos. Por lo tanto, un tratado firmado bajo esas circunstancias carecía de validez. El primer error del canciller del Gobierno del expresidente Andrés Pastrana, Guillermo Fernández de Soto, revestido de arrogancia y a la vez de ignorancia histórica fue decir que “no había ni conciliaciones, ni renegaciones del tratado Esguerra-Bárcenas, porque fue firmado y ratificado de conformidad con el derecho internacional”. 

Como lo señala el expresidente Samper, el error del Gobierno del expresidente Pastrana fue oponerse a la negociación directa con Nicaragua y esa arrogancia fue la que propició la demanda de Nicaragua ante la Corte de la Haya. Colombia pudo haber negociado con Managua, debido a que, entre 1976 y 1993, firmó tratados de delimitaciones marítimas con Haití, República Dominicana, Jamaica, Honduras, Costa Rica y Panamá.

@j15mosquera
 

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