
Los directivos de la industria espacial española siguen con expectación las misiones marcianas, en especial los éxitos de Al-Amal de Emiratos y Tianwen-1 de China, que han entrado con éxito en la órbita del Planeta Rojo. También de la sonda Mars2020 de Estados Unidos todavía en camino, que incorpora una estación meteorológica nacional sobre el vehículo todo terreno Perseverance, construido para ser el mayor laboratorio móvil que jamás haya rodado por la superficie de Marte.
A todos los hombres de negocios españoles que día tras día ‘se baten el cobre’ en el competitivo mercado mundial del espacio les llama la atención la decidida apuesta por el espacio del país del Golfo. Quinta nación en alcanzar en solitario el Planeta Rojo, ese mérito es el fruto de una decisión estratégica muy bien estudiada, analizada y meditada por las autoridades de Abu Dabi, con la intención declarada de asumir una destacada posición de liderazgo internacional, que es la que debiera esperarse de países con mayor potencial político, económico y demográfico.
Un muy buen conocedor de Emiratos, de sus empresarios y de las autoridades que están implicadas de manera directa en los asuntos espaciales es el presidente ejecutivo de DAS Photonics, Javier Martí. Como máximo responsable de la compañía española pionera en aplicar la fotónica más avanzada a sistemas de defensa, aeronáutica y espacio, Martí viaja con frecuencia a Abu Dabi, Dubái y otras ciudades para atender a sus clientes y presentarles sus nuevos productos.
“Cuando estás en Emiratos y participas en los actos que allí se organizan, te das cuenta que es una nación muy próspera ‒explica Javier Martí‒ en el que sus dirigentes hace años que apostaron por invertir de forma selectiva en sectores estratégicos, de forma preferente en el espacio”. En sus reiteradas estancias, el empresario español ha observado que la meta final de las autoridades es convertir al país “en un gran actor del sector espacial mundial” y están inmersos en un proyecto para establecer un asentamiento en Marte a finales de la próxima década y en un proceso selectivo para doblar de dos a cuatro el número de sus astronautas.

La idea primigenia de viajar a Marte surgió a finales de 2013 en el seno de una reunión informal convocada por el jeque Mohammed bin Rashid al-Maktoum y celebrada en uno de los complejos de descanso de la isla de la Sir Beni Yas, una reserva natural para flora y fauna de la región.
En un ambiente distendido y bajo el formato de “bombardeo de ideas”, el conclave pretendía que los ministros, altos cargos y principales asesores del Gobierno de Emiratos trasladaran sus ideas para evolucionar desde una economía basada en el petróleo y los negocios hacia la creación de una base tecnológica industrial y científica. También pretendía recoger sugerencias para conmemorar en 2021 por todo lo alto el 50º aniversario de la fundación de la nación.

Fruto de aquella reunión, el presidente Khalifa bin Zayed al-Nahyan dio luz verde a la misión marciana Al-Amal y en 2014 a la creación de la Agencia Espacial emiratí. Para ser conscientes del mérito de tal medida basta con decir que una organización semejante todavía no se ha hecho realidad en España. A pesar de contar con una importante industria espacial y con diferentes proyectos en marcha, ninguno de los sucesivos Gobiernos españoles, sea cual sea su orientación política, se ha atrevido a hacer realidad una organización que aúne y encauce los distintos esfuerzos que en materia espacial están desperdigados… entre cinco Ministerios.
Mientras se deshoja la margarita y quienes llevan las riendas del Gobierno esperan al momento político más idóneo para constituir la organización espacial nacional a la que aspira todo el sector, los hombres de empresa siguen su curso. Es el caso de Diego Rodríguez, un veterano de la industria espacial española que en la actualidad es el director general de Desarrollo de Negocio de Espacio y Ciencia de la empresa española SENER Aeroespacial.

Desde su perspectiva, el éxito obtenido por Emiratos con Al-Amal representa “la constatación de que todas las naciones, cuando alcanzan un determinado nivel económico, se dan cuenta que las nuevas tecnologías tienen su campo de aplicación en el espacio, lo que resulta fundamental para seguir potenciando su desarrollo y prosperidad”. Las inversiones mundiales en materia espacial “van a más y contar con capacidades espaciales propias es fundamental”, resalta Diego Rodríguez. Aviso a navegantes.
En sentido parecido se expresa el vicepresidente de la rama de espacio de la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) y director general de espacio de la multinacional tecnológica española GMV, Jorge Potti. En su opinión, el éxito de la sonda espacial de Emiratos “es una muestra del extraordinario aporte científico y tecnológico que ofrece el sector y del creciente interés por la exploración espacial”. Esa atracción se manifiesta en los muchos miles de millones de dólares que año tras año invierten las instituciones oficiales y empresas privadas de los países que quieren ocupan un lugar destacado en el sector espacial. En cambio, otros países se limitan a adherirse a las iniciativas que otros proponen.
Junto con las misiones al Planeta Rojo y otros cuerpos celestes que protagonizan Estados Unidos, China, Japón, India, Israel y la Agencia Espacial Europea (ESA), el logro del país del Golfo supone “un aliciente más para que la industria española y nuestras autoridades sigan apostando por jugar un papel cada vez más protagonista en las misiones de exploración del cosmos”, subraya Potti.

La cuarta revolución industrial ha encontrado a España, al igual que ya ocurrió en las tres anteriores, sumida en conflictos domésticos de graves consecuencias internas, lo que dificulta que muchos políticos con altas responsabilidades ejecutivas vean más allá del titular del informativo de televisión del día siguiente. Es cierto que la delicada situación nacional está agravada por una grave crisis económica que se arrastra como consecuencia de la COVID-19.
Pero también sufren la pandemia las naciones más desarrolladas del mundo, en especial las que pilotan los destinos de la Unión Europea. Sin embargo, tienen sus metas muy bien definidas y saben que hay que apostar con decisión por el espacio. Otras naciones, en cambio, siguen y siguen un largo y tortuoso camino en busca del Norte perdido.