
Amantísimo y reverendísimo presidente Pedro Sánchez, seré breve y muy claro.
Acabas de cometer un tremendo disparate, algo desacostumbrado en tu siempre sabio proceder. Una grave torpeza que te puede costar la poltrona del palacio de la Moncloa y, por carambola, la de secretario general del PSOE.
Reverenciado Pedro, te lo tengo que decir por tu bien, para que corrijas tu letal metedura de pata. Has creído a pies juntillas en la recomendación del BATAPLOF, el Batallón de Asesores del Palacio de la Moncloa, y has convocado elecciones generales para el domingo, 23 de julio ¿No podías esperar a septiembre? ¿Tan grave es la caída en picado?
Lamento decirte de todo corazón que has incurrido en un garrafal desatino, un craso error que te puede llevar al desastre si persistes en “sostenella y no enmendalla”.

Hay otra mejor fecha veraniega
Has elegido a conciencia el domingo que antecede al puente del 25 de julio, que es la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España y día sagrado a más no poder en las Comunidades Autónomas de Galicia, Castilla-León, Navarra y País Vasco.
Son jornadas en las que Santiago el Mayor, el estandarte de los reinos cristianos que iniciaron la Reconquista de la España musulmana, revive y arremete con su espada y su caballo blanco contra cualquier fuerza que se oponga a su paso. Amado líder ¿es que sigues empeñado en ser el capitán pirata de los sarracenos que quieren inmolarse ante los rápidos vaivenes del gran botafumeiro de incienso?

Hazme caso y rectifica. La fecha más idónea para convocar las generales es, sin lugar a dudas… el 1 de agosto. Como eres un hombre que jamás pone por delante sus intereses personales y siempre antepone el bien de los demás a los propios, deberías reconsiderar tu trémula decisión del 23 de julio y fijar los comicios para el primero de agosto, martes por más señas.
Si lo haces, seguirás estando en boca de la inmensa mayoría de los españoles. Pero muchos tendrían un más acendrado recuerdo de ti y de algunos de tus allegados, por tratarse del día del mes por excelencia, en que la mayoría parten de vacaciones. De manera muy especial estarías en la mente y en la boca de quienes ya tienen pagados o reservados sus billetes de ferrocarril o autocar, sus pasajes de barco o sus vuelos de avión.

Los enormes beneficios del cambio de fechas
Pero si te decides a efectuar el cambio, pasarás a la historia de España como el presidente que ha evitado en tan significado día las grandes retenciones a la salida de las grandes ciudades y las inesperadas colas de tráfico en mitad de autovías, autopistas, carreteras nacionales, autonómicas y comarcales.
Además, como consecuencia de la notable disminución de la circulación rodante, habría menos accidentes mortales de automóvil y motocicletas, lo que también supone muchos menos heridos por traumatismos ¡Toda una gran noticia para la estadística de la DGT!
Y descendería el consumo de combustibles fósiles y se emitirían muchos menos gases contaminantes. El voto de los ecologistas lo tendrías asegurado. El resto de beneficios que te los enumere la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que apoyaría sin reservas el traslado de fecha.

Pero hay una razón de mucho más peso. Desde tu descanso estival gratuito en la residencia oficial de La Mareta, en Lanzarote, tendrías una nueva ocasión para tomar el Falcón y depositar las papeletas al Congreso y Senado en tu colegio electoral de Madrid. Como ves, todo son ventajas si la votación se celebra el 1 de agosto ¡Ánimo y adelante sin vergüenza!
Posdata.- ¡Ah, que lo tienes todo atado y bien atado para el 23 de julio! ¿De qué me sonará esa frase?