
A lo largo de la historia de la humanidad hubo modelos, historias y experiencias vivas basadas en el compromiso con la convivencia entre las distintas religiones, culturas y civilizaciones; historias en las que sobresalen ciudades y grandes figuras históricas que han tenido el coraje de romper prejuicios y acoger a todos dentro de un hogar humano común.
En Toledo, la humanidad fue testigo de uno de los ejemplos más clarividentes de convivencia humana, en circunstancias difíciles y al ritmo de una historia de cruentas guerras entre musulmanes y cristianos. Esta ciudad, que se sitúa a unos 75 kilómetros al sur de la capital española, fue un ejemplo de convivencia entre las religiones y culturas del mundo. Una ciudad que acogió en la edad media a las tres religiones monoteístas lo que la ha hecho merecedora del título de la ciudad de la Tolerancia.
Judíos, cristianos y musulmanes pudieron convivir durante siglos sin ningún sin grandes problemas y gracias al compromiso y a la conciencia de los fieles de dichas religiones. Dicha convivencia no supuso el final de los conflictos y las guerras entre musulmanes y cristianos, pero al menos las minorías que viven en un lado u otro tenían garantizado el derecho a practicar y expresar su fe. De hecho, el fin del dominio musulmán sobre la ciudad de Toledo no impidió a los musulmanes seguir con sus prácticas religiosas, ejemplo de ello lo podemos encontrar en la mezquita de Bab al-Mardum, que sigue bien conservada y que siguió siendo un templo musulmán a pesar de que los musulmanes habían perdido el dominio de la ciudad
El mismo espíritu de convivencia que acogió a los musulmanes, acogió a los judíos también. Las relaciones humanas se tejieron entre los seguidores de las tres confesiones de una manera que trasciende la diferencia de creencias y ritos. Un hecho del que encontramos evidencia en la personalidad de la propia ciudad de Toledo que durante siglos fue hogar de mezquitas que colindaban con sinagogas y de estas colindando con iglesias, algo que sin duda la hizo merecedora de ser mencionada en las fuentes históricas por título de “Ciudad de las Tres Culturas”.
Parece que el pasado de esta ciudad española y su presente esplendor se han vuelto a plasmar hoy en la ciudad de Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, que presentó al mundo un modelo de convivencia único a través de la idea de la familia abrahámica, un hogar que pretende consolidar las relaciones entre las distintas confesiones, además de promover apoyar la cultura de la convivencia entre las personas.
La isla Saadiyat en Abu Dabi será el lugar del primer núcleo de este proyecto de familia humana, que se basa en el rechazo a la violencia y el extremismo y la difusión de una cultura de amor y convivencia. Esto se materializa con la construcción de una sinagoga, una mezquita y una iglesia con el objetivo de fortalecer la fraternidad humana y promover la paz mundial.
Lo cierto es que el proyecto de la familia abrahámica no nació en vano en Emiratos Árabes Unidos. EAU es un Estado clave en la región del Golfo y Oriente Medio que se caracteriza por tener un concepto profundo sobre lo que debería ser las relaciones entre las personas y las naciones, una necesidad basada en la inevitable convivencia entre diferentes pueblos y civilizaciones.
Esta visión fue y está siendo promovida por Mohammed Bin Zayed al-Nahyan; se dio una enorme importancia para que las relaciones económicas y comerciales vayan acompañadas de relaciones humanas basadas en el diálogo y la consolidación de una cultura de convivencia para abrir horizontes más amplios para la seguridad y la paz mundial.
EAU ha pasado de la concepción teórica de la coexistencia y la paz a su implementación real a través de sistemas y leyes que fomentan la fraternidad humana y promueven la tolerancia. Una de las conclusiones del histórico acuerdo de paz con el Estado de Israel llegó a confirmar el grado de coraje, determinación y convicción con los que se caracterizan los emiratíes. Ellos, antes que nadie, se dieron cuenta sobre la necesidad de romper prejuicios y abrir nuevas páginas entre países y pueblos.
La decisión emiratí de firmar un acuerdo de paz no fue una tarea fácil en un entorno árabe-islámico complicado y en el marco de un mapa geopolítico complejo. Pero a pesar de ello, el coraje y el espíritu de coexistencia, que es una parte integral de la visión del mundo de EAU, fue el primer catalizador que hizo que avanzara para convertirse en el primer Estado del Golfo que anunció explícitamente y sin evasivas la firma de un acuerdo y el establecimiento de relaciones con Israel. Además, el histórico acuerdo tendrá sus consecuencias y marcará los acontecimientos en la región del Golfo y Oriente Medio.
Así pues, el espíritu de convivencia y la capacidad de lograr la paz de los valientes fue lo que hizo que la ciudad de Toledo fuera denominada y conocida con el sobrenombre de la Ciudad de las Tres Culturas en el pasado. Es ese el mismo espíritu que lleva a Abu Dabi, hoy en día, materializado en el complejo abrahámico que pretende difundir la cultura de la paz y la convivencia entre las distintas confesiones, pueblos y civilizaciones.