Los nubarrones en el horizonte de la vivienda y la electricidad en Estados Unidos

Sistema eléctrico en Estados Unidos
Sistema eléctrico en Estados Unidos
No tan oscuras como un eclipse, pero dos nubes negras, poco mencionadas por los políticos, se están formando en el horizonte de Estados Unidos. Son la crisis de la vivienda y la creciente amenaza de la escasez de electricidad.

La crisis de la vivienda no ha prendido como el tema que cabría esperar entre los políticos. La escasez de electricidad es incómoda para el presidente Biden porque ha apostado su reputación a la electrificación del país con energías alternativas.

Ni la crisis de la vivienda ni el problema de la electricidad han obtenido un gran reconocimiento en las elecciones presidenciales. Biden se ha referido a la crisis de la vivienda, y el expresidente Donald Trump ha denigrado las energías alternativas. Ambos son problemas complejos y necesitan atención urgente. Y ambos desafían las declaraciones políticas simples y declarativas, lo que puede ser la razón de que estén ahí, intactos, pero con letalidad.

La vivienda perjudica de formas evidentes, como la falta de vivienda, la reducción de la tasa de natalidad y la congelación de la movilidad de la mano de obra, en otro tiempo una de las grandes bazas económicas de Estados Unidos. Donde había trabajo, iban los trabajadores.

Menos aún durante la actual crisis de la vivienda: cuando los estadounidenses no encuentran vivienda donde hay trabajo, no se trasladan. La consecuencia: inmovilidad laboral de tipo europeo.

Otra consecuencia es que, si cesa la libre circulación de trabajadores y sus familias, se contribuye a la fragmentación de Estados Unidos: el Nuevo Sur vuelve a ser el Viejo Sur, y la rigidez del elitismo en el Norte se endurece. La Costa Este y la Costa Oeste empiezan a pensar de forma diferente: la Costa Este mirando a Europa y la Costa Oeste mirando a Asia. Esta evolución no es buena para el cuerpo político. El intranacionalismo es un desafío para un país de dimensión continental.

Para los que tienen la suerte de tener un techo, nada que le llegue es más importante que la electricidad. Podemos prescindir del reparto de pizzas, del correo y del servicio telefónico, pero no podemos sobrevivir sin electricidad.

Si hace mucho calor durante meses, como ocurrió el verano pasado en algunas regiones, la gente muere. En los alrededores de Phoenix, según datos de Arizona, murieron más de 500 personas por causas relacionadas con el calor.

En Texas, durante la tormenta de hielo Uri en 2021, 246 personas murieron congeladas según el recuento oficial. Trata de imaginar a esas personas, incluidos niños, muriendo de frío en sus casas en Estados Unidos.

Las personas sin hogar mueren todo el tiempo por exposición.

Un coro de voces, encabezado por la American Public Power Association y la National Rural Electric Cooperative Association, lleva varios años haciendo sonar la alarma de la electricidad. Sin embargo, la crisis sigue formándose porque no hay una solución rápida para la generación y transmisión de electricidad, como tampoco la hay para la construcción de viviendas.

La demanda aumenta debido a un movimiento nacional para electrificarlo todo, especialmente el transporte, y al crecimiento de los centros de datos. Rudy Garza, presidente de CPS Energy, la empresa municipal de gas natural y electricidad de San Antonio, dijo que hay ocho centros de datos previstos allí y “20 más esperando entre bastidores”.

Las empresas de servicios públicos no dicen que no. Tienen un historial de planificación en función de la demanda, pero el fin de eso puede estar a la vista si la demanda de centros de datos, alimentada por la inteligencia artificial, sigue creciendo. Mientras que el crecimiento nacional de la electricidad ronda el 2% anual, es del 3% en zonas de gran crecimiento como San Antonio y los alrededores de Dallas.

David Naylor, presidente de Rayburn Electric Cooperative, al noreste de Dallas, afirma que su zona está experimentando un crecimiento explosivo de la demanda del 3% o más al año sin dar cabida aún al crecimiento de los centros de datos, aunque eso está al caer.

La tecnología ayudará a resolver el futuro de la vivienda con mejores técnicas de construcción. Además, aunque las normas nacionales darían un impulso a las nuevas viviendas, el núcleo del problema sigue siendo las ordenanzas locales y la resistencia en los suburbios y otras zonas “deseables”.

La misma actitud de “no vivir donde vivimos” frustra a las empresas de servicios públicos a la hora de trasladar la energía renovable de las zonas soleadas y ventosas -principalmente en el Oeste- a donde se necesita.

El síndrome de “no vivir donde se vive” está frenando el crecimiento futuro de Estados Unidos. La crisis de la vivienda ya está aquí. En electricidad, está al caer.

En Twitter: @llewellynking2

Llewellyn King es productor ejecutivo y presentador de “White House Chronicle” en PBS.