El mensaje de Mohamed VI a la Cumbre África por el Océano: un liderazgo reafirmado

El rey Mohamed VI de Marruecos - PHOTO/MAP
El rey Mohamed VI de Marruecos - PHOTO/MAP
El ser humano es ante todo un habitante de la tierra firme
  1. Los océanos y sus desafíos geopolíticos
  2. La necesidad de que África se exprese sobre su destino marítimo
  3. El mensaje real: poder discursivo y liderazgo reafirmado

Por eso nombró a nuestro planeta “Tierra” en lugar de “Mar”, aunque la mayor parte de su superficie esté cubierta por océanos y mares. A lo largo de la historia de las civilizaciones, la oposición entre tierra y mar se ha arraigado profundamente en el imaginario humano, moldeando la manera en que los hombres perciben su entorno y su lugar en el mundo. La tierra, percibida como un espacio estable, delimitado por fronteras y sometido a una autoridad política, encarna el territorio familiar y controlado, mientras que el mar, vasta extensión en movimiento y sin límites visibles, simboliza lo desconocido, el peligro y el misterio.

Esta dicotomía ha alimentado sentimientos ambivalentes: fascinación y temor, curiosidad y respeto, que se reflejan en los mitos, leyendas y relatos épicos, como la “Odisea” de Homero, pero también las aventuras marítimas de Sinbad el Marino en los cuentos de “Las mil y una noches”, que ilustran esta dualidad donde el mar es a la vez un espacio de aventura y amenaza. Además, en muchas culturas, el mar es concebido como un mundo paralelo, fuente de vida, pero también de fuerzas sobrenaturales, reforzando esta dualidad imaginaria entre el mundo terrestre reconfortante y el mundo marino misterioso y a veces hostil. Así, esta oposición tierra/mar trasciende la simple geografía para convertirse en un elemento fundamental de la construcción simbólica y cultural de las civilizaciones humanas.

Los océanos y sus desafíos geopolíticos

A lo largo de la historia, los océanos siempre han sido el escenario de las relaciones de poder entre naciones. Desde la Antigüedad hasta las guerras mundiales, pasando por los imperios de la China imperial, las expediciones vikingas, la colonización europea y la Guerra Fría, han reflejado constantemente las dinámicas de poder y constituidos espacios estratégicos de conquista para las grandes potencias.

Hoy en día, los océanos siguen siendo el teatro de rivalidades geopolíticas, especialmente con el ascenso de China frente a la dominación de Estados Unidos sobre los mares. Estas vastas extensiones marítimas representan un verdadero desafío en términos de riqueza, primero como principal corredor del comercio internacional y motor de la globalización, y luego por los recursos pesqueros que albergan, indispensables para la seguridad alimentaria de numerosas poblaciones en todo el mundo.

Además, el lecho oceánico contiene importantes reservas de hidrocarburos y minerales valiosos, esenciales para las nuevas tecnologías y la transición energética. Por ello, el océano adquiere un carácter particularmente estratégico, constituyendo una palanca de poder que conquistar y dominar.

Esta creciente importancia conlleva una mayor militarización de los espacios marítimos, especialmente debido a los riesgos de seguridad amplificados por los conflictos que también se desarrollan en ellos. Sin embargo, los océanos siguen siendo ante todo un medio frágil que es imperativo proteger.

Hoy, la oposición tierra/mar constituye una clave fundamental en geopolítica. Estructura la comprensión de las rivalidades de poder, las estrategias de expansión y las formas de control de los espacios. Esta oposición ya no se limita en el mundo actual a una simple dicotomía, sino que se impone como una oposición estructurante que se inscribe en un contexto de transformación, incluso de maritimización del mundo. Así, el mar, durante mucho tiempo percibido como un espacio secundario, se vuelve central en los desafíos de poder, seguridad y desarrollo. Esta evolución viene acompañada de una creciente hibridación de las lógicas terrestres y marítimas, haciendo que la geopolítica contemporánea sea más compleja y fluida que nunca.

Los desafíos marítimos se han convertido en una preocupación mayor para la comunidad internacional a través de varios eventos y conferencias clave que aspiran a estructurar la gobernanza de los océanos y encontrar conjuntamente respuestas adecuadas a los nuevos retos de la globalización, que ha reforzado la importancia de los espacios marítimos al convertir a los mares en las principales vías del comercio mundial y de los flujos estratégicos (energía, cables submarinos, etc.), de ahí la necesidad de un marco jurídico internacional y de foros mundiales sobre los desafíos geopolíticos, económicos, de seguridad y ambientales relacionados con los mares.

Esta toma de conciencia progresiva sobre los desafíos marítimos, combinada con avances jurídicos y diplomáticos importantes, ha colocado a los mares y océanos en el centro de las preocupaciones de la comunidad internacional, tanto para la paz y la seguridad como para el desarrollo sostenible. Es en este contexto de urgencia climática, de presiones crecientes sobre los océanos y de la necesidad de una gobernanza internacional reforzada, que se celebró en Niza, del 9 al 13 de junio de 2025, la 3ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3). Coorganizada por Francia y Costa Rica, esta conferencia reunió a Estados, organizaciones internacionales, sociedad civil y sector privado para acelerar la acción en favor de la conservación y el uso sostenible de los océanos, apoyándose especialmente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 14. El evento tuvo como objetivo adoptar los «Acuerdos de Niza», un marco de compromisos ambiciosos para responder a los desafíos ambientales, económicos y sociales relacionados con los mares y océanos.

Uno de los momentos más destacados de esta conferencia fue la cumbre «África por el Océano», copresidida por Francia y Marruecos. Esta cumbre estratégica reunió a jefes de Estado, expertos y actores de la sociedad civil en torno a una ambición común: valorizar los recursos oceánicos al servicio del desarrollo sostenible del continente africano. Se puso énfasis en cuestiones cruciales como la gobernanza ecológica, la gestión sostenible de las reservas pesqueras, la protección de los ecosistemas marinos y la búsqueda de financiamiento para infraestructuras resilientes. Esta «cumbre dentro de la cumbre», copresidida por Su Alteza Real la Princesa Lalla Hasnaa, representante de Su Majestad el Rey Mohamed VI, y el presidente francés, Su Excelencia, el Señor Emmanuel Macron, también permitió fortalecer las alianzas regionales y promover una cooperación Sur-Sur ejemplar, encarnada especialmente por la Iniciativa Real Atlántica impulsada por Marruecos.

El rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron estrechan la mano en durante la recepción en el Palacio Real de la capital, Rabat, el 28 de octubre de 2024 - PHOTO/ LUDOVIC MARIN / POOL / AFP
El rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron estrechan la mano en durante la recepción en el Palacio Real de la capital, Rabat, el 28 de octubre de 2024- PHOTO/ LUDOVIC MARIN / POOL / AFP

La sesión inaugural de la cumbre «África por el Océano» estuvo profundamente marcada por el alcance y la fuerza del mensaje dirigido por Su Majestad el Rey Mohamed VI. A través de sus palabras, el Soberano insufló una visión clara y ambiciosa, situando a África en el centro de una dinámica de soberanía, cooperación y desarrollo sostenible de los espacios marítimos. Su discurso, impregnado de gravedad y esperanza, resonó como un llamado solemne a la unidad y al compromiso colectivo, subrayando el papel estratégico de los océanos para el futuro del continente y la imperiosa necesidad de protegerlos y valorizarlos. Este Mensaje Real marcó así el tono de una cumbre bajo el signo de la responsabilidad compartida y el liderazgo africano.

El mensaje leído por la princesa Lalla Hasnaa en la apertura de la cumbre tiene una importancia capital, distinguiéndose como un texto magistral, a la vez poderoso y portador de una visión clara. Por su tono solemne y representativo, encarna una fuerte identidad africana, afirmando con fuerza el lugar del continente en la gobernanza mundial de los océanos. Sus mensajes pertinentes, su espíritu de compromiso y su profundidad estratégica dan testimonio de un liderazgo afirmado, tanto continental como internacional, que llama a una movilización colectiva en torno a los desafíos cruciales de soberanía, desarrollo sostenible y cooperación regional. Este discurso se impone, así como una referencia mayor, ilustrando el compromiso de Marruecos y África para desempeñar un papel central en la construcción de un futuro marítimo compartido y responsable.

La necesidad de que África se exprese sobre su destino marítimo

Dirigiéndose a las más altas autoridades africanas y francesas, y tras valorar el compromiso personal de Emmanuel Macron en favor de los océanos, en el marco de una cooperación bilateral y multilateral, el Rey insiste en la necesidad de que África se exprese plenamente sobre su destino marítimo, lo que debería marcar un giro hacia una mayor autonomía estratégica y una afirmación de soberanía colectiva.

El discurso se abre con un diagnóstico claro y matizado: los mares y océanos africanos son a la vez ricos y vulnerables, estratégicos pero subexplotados, portadores de esperanza, pero insuficientemente protegidos. Esta paradoja subraya la imperiosa necesidad de pasar de una simple lógica de potencial a una lógica de apropiación real, donde África se afirma plenamente como actor soberano de sus espacios marítimos.

El rey Mohamed VI amplía la perspectiva recordando que el océano va más allá de la sola dimensión ambiental. También es un pilar fundamental de la soberanía alimentaria, la resiliencia climática, la seguridad energética y la cohesión territorial. Este enfoque integrado pone de relieve el papel central de los océanos en la vida cotidiana de las poblaciones africanas y en el desarrollo sostenible del continente. La reinterpretación estratégica del papel marítimo africano por la que aboga el Mensaje Real se articula en torno a tres ejes:

  • El crecimiento azul

El Rey subraya que la economía azul no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Destaca sectores prometedores — acuicultura sostenible, energías renovables offshore, industrias portuarias, biotecnologías marinas, turismo responsable — que deben concebirse como cadenas de valor, con inversiones significativas y normas adecuadas. La implementación de la estrategia nacional marroquí, encarnada por proyectos portuarios emblemáticos como Tánger Med, ilustra esta ambición.

  • La cooperación Sur-Sur y la integración regional: 

El mensaje insiste en la dimensión colectiva del desafío marítimo. No basta con compartir un océano, hay que gestionarlo y defenderlo juntos. El Rey hace un llamado a una coordinación africana reforzada para optimizar las cadenas de valor, asegurar las rutas comerciales y garantizar una distribución equitativa de las riquezas oceánicas. También subraya la necesidad de una voz africana unificada en la escena oceánica internacional.

  • Las sinergias atlánticas para una eficacia marítima: 

El rey Mohamed VI destaca la importancia estratégica de la fachada atlántica africana, largamente descuidada. Presenta la Iniciativa de los Estados Africanos Atlánticos como un marco innovador de diálogo, seguridad colectiva e integración económica. Esta iniciativa también busca integrar a los países sin litoral del Sahel, ofreciéndoles un acceso marítimo estructurante, especialmente a través de proyectos como el Gasoducto Africano Atlántico.

El mensaje real: poder discursivo y liderazgo reafirmado

El mensaje concluye con una nota de esperanza y movilización colectiva. El océano se presenta como un nexo y un horizonte compartido, un espacio a gestionar para la paz, la estabilidad y el desarrollo. El Rey recuerda que África es más fuerte cuando actúa con una sola voz, y afirma el compromiso decidido de Marruecos, con sus espacios marítimos, de desempeñar un papel motor en esta dinámica continental.

Esta visión real promueve claramente el paso de una lógica de simple potencialidad — donde los recursos marítimos africanos permanecen en gran medida inexplorados y subestimados — a una lógica de apropiación efectiva, basada en el dominio soberano y la valorización sostenible de las riquezas. Este cambio de paradigma se presenta aquí como un imperativo estratégico para el continente, con el fin de transformar sus vastos espacios oceánicos en verdaderas palancas de desarrollo económico, social y ambiental. Se trata no solo de asegurar los recursos pesqueros, energéticos y minerales, sino también de fortalecer las capacidades africanas en gobernanza marítima, innovación tecnológica e integración regional. Por tanto, esta apropiación se contempla como una condición sine qua non para que África afirme plenamente su papel como potencia marítima y obtenga un beneficio concreto y duradero de su patrimonio oceánico.

Un discurso político en un contexto internacional podría constituir una herramienta poderosa para afirmar un liderazgo. Debería permitir al líder posicionarse claramente, inspirar confianza, movilizar apoyos y mostrar su capacidad para guiar y decidir. Los principales elementos que contribuyen a consagrar un liderazgo afirmado a través de un discurso político consisten, en primer lugar, en tener una postura clara y confiada, expresada con un tono firme y seguro, calmado y determinado, que refleje el dominio del tema y la confianza en sus capacidades; en segundo lugar, en transmitir un mensaje estructurado y coherente que presente ideas precisas, bien articuladas y sin ambigüedades; y en tercer lugar, en exponer claramente objetivos que demuestren saber hacia dónde se va, encadenando lógicamente argumentos rigurosos que refuercen la credibilidad del discurso y que toquen tanto la razón como el corazón de la audiencia.

Confianza, compromiso, claridad de visión, dominio de los desafíos, lenguaje unificador y llamado a los valores: el mensaje de Su Majestad el Rey Mohamed VI en la Cumbre África por el Océano se distingue así por su poder discursivo y su estructura argumentativa clara, combinando a la vez un análisis lúcido, una ambición afirmada y un pragmatismo concreto. Propone una visión global e integrada de los desafíos oceánicos africanos, articulada en torno al crecimiento azul, la cooperación regional y la valorización estratégica de los espacios atlánticos. Por su tono, su alcance y sus propuestas concretas, este discurso se impone como una referencia mayor del liderazgo africano en materia de gobernanza marítima, llamando a una movilización colectiva para un futuro sostenible y soberano de los mares y océanos del continente.