Crisis e impotencia del Polisario

Este discurso, marcado por una severa autocrítica, pone de manifiesto la impotencia y el desorden en el seno de las estructuras de dirección y militares del movimiento.
He aquí por qué ilustra el fin del Polisario:
1. Un reconocimiento del fracaso estratégico:
Al afirmar que «el enemigo» casi ha completado su estrategia militar, Bachir Mustafa Sayed reconoce que el Polisario está fuera de su alcance sobre el terreno, incapaz de contrarrestar los avances estratégicos marroquíes, ya sea en la costa (Guerguerat) o en el desierto (Amgala). Esto refleja una pérdida de iniciativa militar y estratégica.
2. Un liderazgo ausente y desorganizado :
El pasaje sobre el «vacío» que reina en el seno del mando supremo y del Ministerio de Defensa revela una estructura de dirección inoperante. Cuando un alto funcionario pide públicamente que se «ocupen» estos cuarteles generales abandonados, es una admisión directa de que las instituciones militares y políticas del Polisario han sido abandonadas.
3. La pérdida de confianza interna :
La utilización de «cuadros experimentados» y la denuncia del favoritismo demuestran que, incluso dentro del movimiento, las decisiones son parciales, las competencias ignoradas y la meritocracia inexistente. Semejante fractura interna debilita aún más un movimiento que depende de una sólida unidad para hacer frente a sus adversarios.
4. Una visión obsoleta e inadecuada:
Las propuestas presentadas por Bachir Mustafa Sayed, aunque pertinentes sobre el papel, demuestran una reacción tardía a los desafíos que ya han superado al Polisario. Por ejemplo, la creación de una «verdadera sala de operaciones» o el nombramiento de comandantes competentes son medidas básicas que deberían haberse aplicado hace mucho tiempo.
5. Desesperación ante los acontecimientos regionales :
La utilización de Mauritania para contrarrestar los planes marroquíes subraya el creciente aislamiento diplomático del Polisario. La idea de que Nuakchot pueda interponerse en la dinámica marroquí es poco realista y atestigua la falta de soluciones concretas para invertir la relación de fuerzas sobre el terreno.
En conclusión, este texto no es sólo una admisión de crisis, es una admisión de impotencia. El Polisario es ahora un movimiento en declive, minado por las divisiones internas, la falta de liderazgo y la incapacidad de adaptarse a las realidades políticas y militares de la región.
Los avances marroquíes, respaldados por el creciente apoyo internacional, parecen haber marginado definitivamente a un movimiento que se derrumba bajo el peso de sus propios fracasos.
Mohamed Cherif, responsable de Relaciones Internacionales del Movimiento Saharaui por la Paz (MSP),