Meloni y Schlein o la vuelta al eje derecha-izquierda en la política italiana

Acaba de saberse que la actual presidenta del Consejo de Ministros transalpino, la romana Meloni, ha aceptado un debate con quien lidera, desde febrero del año pasado, la izquierda nacional (la boloñesa Ely Schlein).
Aunque aún falta concretar en qué canal de televisión (pugnan con fuerza la RAI, canal público, y una de las principales privadas, “La7”), e incluso quien lo va a moderar (seguramente lo haga Bruno Vespa, veterano periodista de la RAI, donde lleva casi 56 años y cuyo programa, “Porta a Porta”, es líder de audiencia desde hace décadas), ambas políticas han confirmado que acudirán a este debate, con fecha igualmente por determinar.
Pugna entre Giorgia Meloni y Ely Schlein
Parece claro que ambas lo hacen con vistas a la principal convocatoria electoral del año (las elecciones al Parlamento Europeo de junio), pero igualmente que las dos tienen mucho interés en afianzar su liderazgo e incluso en dejar claro que la política transalpina no se mueve en este momento entre centroderecha y centroizquierda, sino en torno a derecha e izquierda. Formalmente, el Ejecutivo está formado por una coalición de tres partidos, pero el único realmente de centroderecha (la Forza Italia de Antonio Tajani) se mueve en apenas un 6-7% de intención de voto frente al abrumador 29-30% del partido de Meloni. Por su parte, Schlein ha hecho virar su formación, el Partido Democrático, del centroizquierda (donde estuvo, por ejemplo, en los tiempos que en que Matteo Renzi era el secretario general) a una izquierda más nítida aunque diferente de otros tiempos, ya que ahora es menos comunista y, en cambio, más preocupada por temas como la identidad de género y la defensa del medio ambiente. No hay que olvidar que, a fin de cuentas, Schlein, nacida en 1985, tenía sólo seis años cuando culminó el proceso de democratización de las antiguas repúblicas comunistas de la Europa del Este e igualmente cuando tuvo lugar la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Schlein, al igual que Meloni, tiene “compañeros de viaje”, como el Movimiento Cinco Estrellas o los “verdes”, pero, aunque de momento sigue haciendo bloque con ellos, sabe que un debate de este tipo puede ser clave para que se identifique a su persona con una izquierda en este momento muy desdibujada y que, desde la victoria electoral de Pierluigi Bersani en febrero de 2013, se mueve en cifras muy pobres de apoyo.
Paradójicamente, las dos pueden salir muy fortalecidas del debate. En el caso de Meloni, porque en las anteriores elecciones al Parlamento Europeo, celebradas en mayo de 2019, logró poco más que un 5% de apoyo, frente al abrumador 34% de su compañero de coalición, el líder de la Liga y actual viceprimer ministro y titular de Infraestructuras (Matteo Salvini). Aunque Meloni acusará el desgaste de año y medio de Gobierno, parece difícil que no esté, al menos, por encima del 20% de los votos, con lo que multiplicaría por cuatro lo logrado hace cinco años.
A su vez, Schlein, que en los sondeos se mueve en el 19-20% de voto, en el caso de llevarse parte del voto de Cinco Estrellas (que ya no se sabe ni qué es ni qué defiende), puede superar el bajo nivel de apoyo (22,8%) del entonces secretario general del PD, Nicola Zingaretti, ahora parlamentario raso y exgobernador de la región del Lazio. Teniendo en cuenta que habrá descontento con la cada vez mayor brecha social, y con lo abandonadas que se encuentran las regiones más meridionales (Basilicata, Calabria, Cerdeña, Puglia o Sicilia), Ely Schlein puede lograr un importante ascenso en el nivel de apoyo. Y es que el principal beneficiario en aquellas zonas en mayo de 2019 (Matteo Salvini), no llega siquiera al 10% de intención de voto en los actuales sondeos y, aunque es previsible que logre mejorar el actual nivel de apoyo del que dispone (su duro discurso antiinmigración llegó a tener, en la primera mitad de 2019, un 70% de partidarios), da la impresión de que entre Meloni y Schlein se repartirán los seguramente 20 puntos que Salvini pierda con respecto a la convocatoria de hace cinco años.
Previsiones ante el debate
¿Quién puede ganar el debate? Ciertamente, Meloni, ocho años mayor que Schlein, lleva mucho más tiempo en política: en la legislatura 2006-08 no sólo fue diputada, sino incluso vicepresidenta primera de la Cámara Baja, frente a una Schlein que no tuvo la condición de parlamentaria hasta junio de 2014. Eso sí, Schlein conoce la política local, al haber sido vicepresidenta de la región de Emilia-Romagna entre enero de 2020 y septiembre de 2022, pero Meloni tiene a favor suya haber sido primero ministra y luego “premier”, además de candidata (eso sí, fallida) a las elecciones a la Alcaldía de Roma en mayo de 2016.
Meloni, primera mujer en presidir un Consejo de Ministros en casi 78 años de vida de la República italiana, ha logrado un liderazgo fuerte dentro de su partido y también dentro de su coalición. Mientras Salvini paga el hecho de haber hecho caer dos veces un Gobierno en la legislatura anterior (más el descomunal error de intentar hacer de “king-maker” en la elección de presidente de la República en enero de 2022, donde todo se resolvió pidiendo a Sergio Mattarella que asumiera un segundo mandato), Antonio Tajani, por su parte, está en el tramo final de su carrera política: parlamentario europeo, comisario, presidente de la Eurocámara, viceprimer ministro y titular de Asuntos Exteriores, a sus 70 años cumplidos hace unos meses sabe que esta será seguramente su última legislatura, aunque quién sabe si un día se puede barajar su nombre como jefe de Estado.
En el caso de Schlein, sorprendente vencedora en las primarias de su partido frente a quien había sido su mentor político (Bonaccini, actual presidente de Emilia-Romagna), apenas se ha dejado ver a lo largo de su primer año como secretaria general, pero bastante ha tenido con cambiar los cuadros dirigentes de su partido. Con una muy buena formación universitaria (se graduó con las máximas calificaciones en la prestigiosa Facultad de Derecho de la Universidad de Bolonia), tiene ante sí la posibilidad de erigirse como la líder de una formación, el PD, que sólo ha brillado en tiempos de Matteo Renzi (sobre todo en su primer mandato, de diciembre de 2013 a febrero de 2017).
La “premier” se presentará en el debate con una situación de relativa tranquilidad. Disipadas las falsas ideas de que era una dirigente “neofascista” o “postfacista”, ha cumplido ampliamente con las exigencias de la Comisión Europea en cuanto a la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sabiendo que las agencias de calificación le estaban “esperando” para degradar aún más la calificación de su deuda soberana. Eso sí, fiel a su euroescepticismo, y a diferencia de los otros 26 Estados miembros de la Unión Europea, se ha negado a ratificar el MES o “Mecanismo salva-Estados”, un elemento clave en la Unión Bancaria y Monetaria. Es posible que, de ser por Meloni, hubiera realizado esa ratificación, pero sabía que necesitaba los votos de la Liga de Salvini para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y el político lombardo, conocido por su furibundo antieuropeísmo, le dejó claro que por ahí no pasaba.
Pero, más allá de eso, Meloni tiene los habituales problemas de su aparato productivo: descomunal deuda pública (la mayor parte de toda la Unión Europea), envejecimiento de la población (solo en pensiones ha tenido que poner 340.000 millones de los PGE), desequilibrio cada vez mayor entre la parte septentrional y la meridional, etc. Problemas, en conjunto, heredados del pasado y que difícilmente se pueden afrontar cuando, con el encarecimiento de las materias primas que está sufriendo Occidente, la industria registra sobrecostes que hace que, en este momento (datos del Fondo Monetario Internacional, FMI), el crecimiento previsto para el año 2024 sea de tan sólo del +0,7%, una cifra que languidece ante la lograda por el Gobierno Draghi en 2021 (nada menos y nada más que un +8,3%).
Frente a ella, habrá que ver por dónde dirige su discurso la joven Schlein, tan formada jurídicamente como poco bregada en el debate parlamentario. Conocido es su activismo desde muy joven, pero poco más se sabe de ella. Será, así, una ocasión única para darse a conocer a muchos de los votantes que ven que, tras la generación formada por Salvini (nacido en 1973), Renzi (1975) y Meloni (1977), no asoma nadie nuevo, al menos de garantías, en la política transalpina. Eso sí, resultará de interés cuánto de radical es el discurso de Schlein, contraria a apoyar a Ucrania en la guerra con la Federación Rusa y también a elementos como los célebres “termovalorizadores” que se utilizan en Roma y en otras ciudades para acabar con la suciedad que campa por sus respetos en la “Ciudad Eterna” pero que tiene efectos contaminantes.
Y, sobre todo, lo más interesante va a ser ver confrontar a dos lideresas, mujeres con menos de diez años de diferencia entre ambas, en la muy machista política transalpina. Meloni ya es una realidad, pero Schlein sigue siendo toda una incógnita. En semanas veremos quién de las dos demuestra mayor valía.
Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor en la Facultad de Comunicación y Humanidades de la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y autor del libro “Italia, 2018-2023. De la esperanza a la desafección” (Líber Factory, 2023).