Opinión

Elecciones en Lombardía, primer “test” para el Gobierno Meloni

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Al igual que sucedió en las elecciones de marzo de 2018, las diferentes convocatorias que se celebran con el fin de elegir el gobierno de la región correspondiente van a constituir un muy buen “test” para el retorno del centroderecha al poder y, sobre todo, para poder conocer la percepción que tiene la ciudadanía del primer Ejecutivo de la XIX legislatura, iniciada en octubre del año pasado. Y el lugar para “testar” dicha percepción no es uno cualquiera, sino la región, con diferencia, más importante del país: estamos hablando de Lombardía, donde viven 16 de los 60 millones de ciudadanos transalpinos y que desde hace décadas en uno de los motores económicos de la tercera economía de la eurozona. Las elecciones se van a celebrar en la primera quincena de febrero, pero todos los partidos ya han iniciado la campaña hace meses porque todo lo que sucede en Lombardía tiene mucho peso en el resto del país.

La romana Meloni, presidenta del Consejo de Ministros desde el pasado 22 de octubre, apenas se ha resentido del tremendo aumento del coste de la vida que está sufriendo Italia, y eso que el país, entre las principales economías de la Unión Europea, es, junto con Alemania, de las que presenta mayores porcentajes de incremento de los precios, frente a una España y una Francia que en este tema se encuentran, en cambio, en los puestos de cola. Además de aprobar con mucha facilidad la Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2023, el Ejecutivo de momento se mantiene bastante compacto, poniendo de manifiesto que se negoció con habilidad el reparto de carteras ministeriales. No olvidemos que los dos partidos más débiles de la coalición (Forza Italia y la Lega) tienen cada uno a una persona ocupando una vicepresidencia del Consejo de Ministros al tiempo que esta vicepresidencia es compaginada con una cartera de relieve: Antonio Tajani, “mano derecha” de Silvio Berlusconi, además de viceprimer ministro es titular de Asuntos Exteriores, mientras Matteo Salvini, el otro “vicepremier”, dirige el Ministerio de Infraestructuras, todo ello sin olvidar que, en el caso del segundo, su “número dos” (Giancarlo Giorgetti) es nada más y nada menos que el ministro de Economía y Finanzas.

Ciertamente, en esta convocatoria electoral el que más se juega es Matteo Salvini, ya que el actual presidente de la región lombarda (Attilio Fontana), es de su partido, además de que en los últimos tiempos, más allá de la corta presidencia de Formigoni, la tendencia ha sido que la Lega gobernara Lombardía, ya que también fue presidente en la última década el fallecido hace unos meses Roberto Maroni, “mano derecha” de Umberto Bossi desde la creación de Lega y hombre clave en representación del partido “padano” en los diferentes Gobiernos de centroderecha que ha habido en las dos últimas décadas.

Lo cierto es que Salvini, a nivel nacional, está más débil que nunca: si en septiembre pasado no fue capaz de llegar al 9% de los votos (frente al histórico 34% logrado en las elecciones europeas de mayo de 2019), ahora está en una paupérrima intención del 6,5% de voto, porque la realidad es que el voto antiguamente “legista” sigue trasladándose hacia los Hermanos de Italia de Meloni, que en este momento suma ya un 31% de apoyos a nivel nacional. Y es que la Lega está en su momento más bajo desde que Salvini, allá por diciembre de 2013, se hiciera con el control del partido: en este momento, recibirían más votos no sólo el partido de Meloni, sino también el Movimiento Cinco Estrellas (para el que se ha demostrado que suponía un lastre todos los miembros destacados de su primera época, como Di Maio, Fico, Bonafede, Spadafora o Toninelli); un aún descabezado Partido Democrático (PD), al que le queda apenas un mes para elegir nuevo líder (todo indica que será el gobernador de Emilia-Romagna, Bonaccini, el que gane con claridad); e incluso el Terzo Polo de Renzi y Calenda, que sigue a la “caza y captura” de votos del centroderecha.

Afortunadamente para Salvini, el único hombre con fuerza para relevarle (Giorgetti) está tan metido como él en el Gobierno Meloni; controla los grupos parlamentarios en ambas Cámaras, sin los cuales Meloni se quedaría sin “maggioranza” para gobernar; y, en principio, no debería haber elecciones hasta septiembre de 2027, ya que la Constitución establece que la legislatura debe durar un máximo de cinco años.

Lombardía es una región donde en este momento se debe estar sufriendo con particular fuerza el problema energético y la principal consecuencia de ello, que no es otro que el citado aumento de los precios. Debe tenerse en cuenta que, más allá de albergar al 26-27% de la población nacional, está poblada por numerosas fábricas que requieren de elevado consumo energético, e, igualmente, es una de las zonas más frías del país, ya que no sólo es una de las regiones más septentrionales, sino que, además, una parte de ella está muy cercana a la cordillera de Los Alpes y a la frontera con Suiza (una de sus principales zonas lacustres, el “Lago Maggiore”, directamente hace frontera con la Confederación Helvética, por poner un ejemplo).

Paradójicamente, el centroderecha no tiene realmente candidatos destacables para estas elecciones si tenemos en cuenta que lo lógico es que quien encabece la lista sea un lombardo. El mejor hombre de Meloni, que no es otro que el exmagistrado y ahora ministro de Justicia Nordio, es veneciano; Salvini, a su vez, sabe que Fontana está muy “tocado” (ya quedó muy en entredicho su gestión durante los meses más duros del “coronavirus”, que vapuleó con particular virulencia precisamente a Lombardía) y Giorgetti, que también es lombardo (nació en una pequeña localidad muy cercana a Varese), no puede dejar Economía y Finanzas para “candidarse” a gobernador de Lombardía; y, por último, el “hombre fuerte” de Forza Italia, Antonio Tajani, además de estar también en el Gobierno, no es lombardo, sino romano, lo que también le sucede a la mayor parte de los hombres de confianza de la “premier” Meloni.

A su vez, el Movimiento Cinco Estrellas, que en las pasadas elecciones generales cosechó la mayor parte de los votos en las regiones más meridionales (las más beneficiadas por el ya eliminado “reditto di citadinanza” o “renta de ciudadanía”), tampoco tiene a nadie realmente relevante con origen lombardo, pero eso no quiere decir que no tenga posibilidades de lograr un importante puñado de votos. La desigualdad y el creciente problema de la exclusión social, que se están apoderando de las clases con menor nivel de renta de Lombardía, saben que las horas más bajas de Cinque Stelle ya han pasado, y que, ante una tremendamente desdibujado Partido Democrático (¿de izquierdas o de centroizquierda? ¿Ecologista, comunista o socialista? ¿Capaz de recuperar el denostado proyecto de ley conocido como Ius Soli que abriría la puerta a más inmigración, o ya cerrado a este tema?), puede tener un nivel de aceptación impensable hace solo un año. 

El otro beneficiario de la debilidad de parte de la coalición de centroderecha y de la indefinición del PD puede ser el Terzo Polo de Renzi y Calenda, quienes, a diferencia de lo que muchos pensaban, siguen de momento juntos porque parece claro que ambos políticos hicieron un buen reparto de papeles cuando negociaron su coalición en la primera semana de agosto: política territorial para Calenda, temas de formación juvenil y asuntos internacionales para Renzi. El problema, en el caso de ambos, es que ninguno de los dos es lombardo, ni tienen a nadie en sus respectivos partidos nacidos en esta región: Calenda es romano, mientras Renzi es toscano (y, además, en el caso del segundo, decidió ser senador por Campania, una región en la que su partido, Italia Viva, está creciendo a buen ritmo).

A la luz de lo que acabamos de señalar, parece difícil que alguien del partido de Salvini vuelva a presidir Lombardía: puede ser un candidato del centroderecha, pero la impresión que hay en este momento es que el voto va a estar más dividido que nunca. Pesará mucho el voto de los pensionistas en una región que tradicionalmente ha recibido mucha inmigración, parte de la cual decide finalmente quedarse en el territorio que aún sigue siendo el motor económico del país, junto con el Véneto. 

Lo cierto es que da la impresión de que la presidenta Meloni va a salir indemne de estas elecciones: está sabiendo moverse mejor de lo previsto en círculos comunitarios, tiene unos cuantos ministros bastante valiosos (además de los citados Giorgetti, Nordio y Tajani, también saben desenvolverse con eficacia Piantedosi, Fitto o Caselatti) y, lo más importante, conserva una amplia “maggioranza” que contrasta con una oposición que ahora paga las consecuencias de no haber forjado una coalición en condiciones de cara a las elecciones “políticas” que se celebraron hace ya cuatro meses. A partir de ahí, lo que sean capaces de subir dos “exponentes” tan diferentes como Cinque Stelle y el Terzo Polo dirá mucho de qué camino toma la legislatura. Las incógnitas a tantas cuestiones, resueltas en cuestión de semanas.

Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nebrija y autor del libro “Historia de la Italia republicana (1946-2021)” (Madrid, Sílex Ediciones, 2021).