¿Y si la ambición política de Pedro Sánchez va más allá de la reelección como presidente del Gobierno?

Prácticamente todos los medios de comunicación, tanto españoles como extranjeros, dan por cierto que el presidente en funciones del Gobierno español, Pedro Sánchez, está haciendo concesiones ( algunos sectores socialistas las consideran excesivas) a la nebulosa independentista de todas las regiones españolas (catalana, gallega, vasca, canaria, etc.), con el fin de obtener su apoyo parlamentario para que salga su candidatura a la reelección y formar un Gobierno de coalición, bis.
¿Y si no fuera esa la (única) razón a sus concesiones (¡exageradas!) a los independentistas?
Decir que Pedro Sánchez cede a las presiones (o chantajes) del Independentismo, presupone que el líder socialista no está de acuerdo con los Programas independentistas, pero que se ve obligado a pactar con ellos para componer una mayoría parlamentaria que le permita seguir siendo Presidente. Sin embargo hay otra posibilidad, y es que Pedro Sánchez sí esté de acuerdo con los objetivos generales de estas formaciones y grupos políticos. Es decir, que el ansiado y ansioso candidato Sánchez, quiera iniciar el camino para pasar de la Monarquía constitucional en una España unida y regida por la Constitución de 1978, a una República, (federada o confederada, eso está por determinar), regida por una Nueva Constitución cuya redacción estará a cargo de todas las formaciones políticas y en las que los “independentistas” llevarán la voz cantante. En pocas palabras, Pedro Sánchez soñaría con ser el primer Presidente de la Tercera República española.
¿Es esto legal? Por supuesto que sí. ¿Legítimo? Por supuesto que sí. A todos los líderes políticos les mueven sus ambiciones. Unos quieren ser Presidentes de una España unificada, homogeneizada, chapada a la antigua, en la que las lenguas vernáculas, la cultura y las tradiciones sean meras expresiones folklóricas y costumbristas; otros aspiran a ser Presidentes de una España, siempre monárquica pero modernizada, abierta y conforme a la aspiraciones de sus gentes; otros sueñan con una España desmembrada, troceada, en la que sus pueblos sean dueños de su autogobierno.
¿Con qué sueña Pedro Sánchez? ¿Con una República que una a los que quieran estar en ella? ¿Como Alemania? ¿Como Brasil? ¿Como los Estados Unidos de Norteamérica? Si ese fuera el caso, tiene todo el derecho. Pero para llegar ahí, tendrá que convencer primero a su partido, después cambiar la Constitución y por último pedir la aprobación del pueblo. Y eso, es harina de otro costal.