
El lunes y martes 2 y 3 de octubre el rey Felipe VI recibe a los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria, para valorar la posibilidad de designar como candidato a presidente del Gobierno al actual líder del PSOE y presidente en funciones, Pedro Sánchez.
Tras la negativa de Esquerra Republicana, Junts per Catalunya, EH Bildu y Bloque Nacionalista Gallego, de acudir a la cita al Palacio de la Zarzuela, los números hacen imposible a Pedro Sánchez el obtener la mayoría requerida para ser designado.
Adicionando todos los votos de los partidos favorables a reconducir al líder socialista para un Gobierno de coalición bis, es decir el PSOE, SUMAR, el PNV y eventualmente UPN y Coalición Canaria, Sánchez tendría asegurados entre 157 y 159. Esa es la contabilidad que hará la Casa del Rey.
En su entrevista con el rey Felipe, el candidato Pedro Sánchez querrá incluir el voto favorable de los ausentes en la Zarzuela, que entre todos llegan a los 21 diputados. Pero, al igual que ocurrió en la consulta anterior en la que el Rey designó a Alberto Núñez Feijóo, el Rey sólo puede contabilizar los apoyos explícitos, verbales y presenciales que los partidos políticos le hagan, y no por delegación o por promesa del candidato de turno. Pedro Sánchez no puede hablar en nombre de Esquerra, ni de Junts, ni del PNV, ni del BNG; sólo puede hacerlo en nombre de su partido.
Visto lo cual, el candidato Sánchez sólo podrá presumir de un máximo de 159 apoyos en el Congreso, en el caso de que los diputados de Coalición Canaria y de Unión del Pueblo Navarro le ofrezcan su apoyo tras intercambios y promesas.
La cuestión que se plantea es pues la siguiente: ¿designará el Rey a Pedro Sánchez sin tener asegurada la mayoría de los apoyos? ¿O convocará nuevas elecciones generales? La lógica apunta a la segunda hipótesis. Pero las triquiñuelas políticas pueden reservar sorpresas.