Fracaso de Pedro Sánchez en Rabat

El rey Mohamed VI ignora la reunión de la Internacional Socialista
Las reuniones organizadas por la cúpula de la Internacional Socialista en Rabat esta semana pasada, se han saldado con un fracaso sin paliativos para le organización multinacional de los socialdemócratas que preside Pedro Sánchez, presidente del Ejecutivo español y secretario general del PSOE (Partido Socialista Obrero Español).
El Palacio Real de Marruecos ha ignorado el cónclave. Si bien es cierto que, desde el punto de vista estrictamente protocolario, se trataba de un congreso político que afectaba a un partido marroquí, la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares) y no al Estado, se esperaba que Mohamed VI y su entorno palaciego dedicase alguna atención particular a las reuniones de la Internacional Socialista y a la presencia de sus dirigentes en el país. De cualquier manera, la USFP hoy no es ni la sombra del poderoso partido que fue desde la independencia de Marruecos hasta bien entrado el reinado de Mohamed VI, y el regalo de Pedro Sánchez no le va a resucitar.
En 1982, el rey Hassan II, padre del actual monarca Mohamed VI, recibió en el Palacio Real de Rabat a la cúpula de la Internacional Socialista en su rama africana. El entonces presidente de Senegal, Leopold Sedar Senghor, habló con el soberano alaui de la conveniencia de contar con los socialistas marroquíes para configurar un Gobierno de futuro. No fue en vano. Años más tarde, Hassan II encargaría a Abderrahman Youssoufi, secretario general de la USFP, formar el Ejecutivo marroquí a la cabeza de un “Gobierno de alternancia”, paso imprescindible para la democratización del país.
El Palacio Real de Marruecos nunca fue ajeno a las vicisitudes de la Internacional Socialista y a sus posicionamientos, que han ido evolucionando desde una posición de apoyo al derecho de autodeterminación de la población del Sáhara Occidental, cuestión clave para el país norteafricano, y la aceptación del Frente Polisario como “organización consultiva”, a enviar una misión de la Internacional presidida por el socialista español Juan Antonio Yáñez-Barnuevo para buscar “una solución política” al conflicto del Sáhara, y terminar por ignorarlo en sus últimas reuniones, en las que ya no figura ni como tema de discusión entre los conflictos africanos, y es ignorado en todas sus resoluciones. Es más, en la reunión de la Comisión de la Internacional Socialista de febrero 2024 en Madrid, estuvo presente una delegación del Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), dirigido por Hach Ahmed Bericalla antiguo “ministro y delegado del Frente Polisario en América Latina”; reunión esta última boicoteada por el Polisario, que también estuvo invitado.
Esta vez, en la reunión de la Comisión en Rabat, y en las previas de Mujeres y del Buró africano, el Palacio Real ni estuvo presente, ni envió ningún mensaje, ni recibió a los miembros de la cúpula dirigente, en particular a Pedro Sánchez. El presidente español fue recibido en el aeropuerto a su llegada a Rabat por el secretario general de la USFP, partido anfitrión de las reuniones de la Internacional Socialista, nada más.
El Palacio Real en cambio sí estuvo muy presente en el Segundo Coloquio Nacional sobre la Regionalización Avanzada celebrado al mismo tiempo en Tánger, en el que estaban presentes todos los partidos políticos marroquíes, todos sus líderes, todos los órganos de deliberación y ejecución del Estado marroquí, y cuyo programa de discusiones lo fijó el propio rey Mohamed VI en un mensaje que contiene los seis capítulos principales para poner en marcha la Regionalización, pieza clave de la propuesta de autonomía avanzada formulada por Mohamed VI en la ONU, para resolver definitivamente el contencioso del Sáhara Occidental.
En los medios políticos de la capital marroquí se esperaba que al menos el presidente español y sus anfitriones de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), ejerciesen la influencia suficiente para que las reuniones de la Internacional Socialista, principalmente la de la Comisión, se pronunciasen en apoyo al Plan de Autonomía propuesto por Marruecos para el conflicto del Sáhara.
Se da la circunstancia de que el único dirigente socialista europeo de cierto nivel, a excepción de Pedro Sánchez, presente en el cónclave de Rabat fue Dylan Boutiflat, secretario internacional del Partido Socialista francés, y que las relaciones de Rabat con el PSF no son precisamente las mejores dado el apoyo que los socialistas de Olivier Faure, siguen otorgando al “Grupo de Estudios sobre el Sáhara Occidental” creado en la Asamblea Nacional en Paris, más favorable a las posiciones del Frente Polisario que a la propuesta autonómica marroquí.
Tampoco parecen haber sido bien vistas las posiciones declaradas por Pedro Sánchez en nombre de la Internacional Socialista, favorables a lanzar una verdadera cruzada político-ideológica “contra las derechas” (metiendo el mismo saco liberales, cristianodemócratas, populares y nacionalistas) y apoyando a minúsculas agrupaciones socialistas africanas “en contra de las dictaduras militares” instauradas recientemente en algunos países.
Son precisamente esas “derechas globales” con las que el Estado marroquí y el Gobierno de Aziz Akhannouch, deben lidiar. Son esas ultraderechas (Donald Trump, Giorgia Meloni, Victor Orbán, Geert Wilder, y pronto quizás Marine Le Pen y Alternativa para Alemania, AfD) las que van a dirigir la economía Occidental en el próximo quinquenio.
Tampoco sonó muy bien en el Palacio Real de Rabat los propósitos africanos de Pedro Sánchez, en contra de “las dictaduras militares” imperantes en el continente.
Marruecos propone llevar adelante una política africana de basada en: un bloque geopolítico articulado en espacio regionales coherentes y un programa de etapas de integración. Todo ello en base a la no injerencia, en particular en los países del Sahel donde se han producido los levantamientos militares, y a los que propone organizar conjuntamente el desenclave estratégico y la cooperación regional. Obras públicas, aprovechamiento de recursos energéticos, acceso al mar de los países del Sahel, gasoducto Nigeria-Marruecos. Un programa pragmático, con el que al parecer chocan Pedro Sánchez y la Internacional Socialista actual.