
Nunca antes en la Historia moderna una gran potencia había sido sometida a unas sanciones económicas tan profundas y generalizadas como es el caso de Rusia en la actualidad. ¿Cuál es la finalidad de este boicot masivo? ¿Se trata de penalizar a los dirigentes del Kremlin, a Vladimir Putin en persona, como responsables de la guerra en Ucrania? Si es así, ¿por qué el castigo no se limita a la élite política, militar y empresarial que rodea al presidente ruso? ¿O es que las sanciones persiguen otro objetivo? En este caso, ¿cuál?
El sistema de sanciones económicas y comerciales impuesto en general por un país o un grupo de países que se erigen en árbitros inapelables de lo que es bueno o malo en el mundo persigue a menudo objetivos bien concretos.
Las sanciones impuestas a Cuba después de la Revolución que derrocó al dictador Fulgencio Batista enn1959 fueron hechas cuando Fidel Castro entró en la órbita soviética aceptando incluso instalar en Cuba armas ofensivas, misiles. Los EEUU pretendían con las sanciones derrocar el régimen de Castro. Fallaron con la invasión de Bahía de Cochinos, y quisieron hacerlo estrangulando su economía.
Las sanciones contra el régimen de Teherán también pretenden impedir que Irán disponga del arma atómica. Y, si fuese posible, empujar a un cambio de régimen en Teherán.
Algo parecido ocurrió con las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos al régimen iraquí de Saddam Hussein tras la primera guerra del Golfo. Pretendían impedir el rearme de Irak y derrocar al líder panárabe.
Pero estas nuevas sanciones a Rusia, ¿qué buscan? Derrocar a Vladimir Putin es una ilusión, aunque aumente el descontento interno y sectores de la Nomenklatura quisieran terminar con la guerra en Ucrania, porque no favorece sus negocios. Asfixiar la economía rusa es una quimera; dispone de reservas para seguir muchos años en solitario. Entonces, ¿qué?
Un efecto directo de este enjambre sancionador es romper los vínculos económicos, financieros y comerciales entre Rusia y la Unión Europea, una manera de eliminar cualquier veleidad europeísta de tomar distancias con los Estados Unidos; no sólo en el campo militar con la euforia de la OTAN que se ha apoderado de la mayoría de los 27 países de la Unión Europea; sino también en el de la economía. Washington considera a Europa como un mercado propio, y no admite la injerencia rusa, o al menos pretende evitarla.
También se puede ver en este ‘Global Sanctions’ un mensaje dirigido a terceros: en primer lugar, a los países de Asia, África y América Latina, para que vean los riesgos que corren si continúan manteniendo relaciones con Rusia; pero sobre todo a los grandes países, como China e India. El Acuerdo de Libre Comercio entre Moscú y Nueva Delhi se propone alcanzar los 30.000 millones de dólares en 2025 de intercambios comerciales. En cuanto a las relaciones comerciales entre China y Rusia rondan según los últimos datos los 150 mil millones de dólares. ¿Acaso los Estados Unidos, que lideran las sanciones, quieren amedrentar a estos países asiáticos para que no salven a la Rusia de Putin? ¿Quieren advertirlos de que no podrán ser pagados en dólares? ¿De que no podrán utilizar los bancos internacionales? No está nada claro.
De cualquier manera, tratar de entender cuál es el fin último de las Global Sanctions contra Rusia, no es tarea fácil. Porque ya no se trata sólo de boicotear el comercio, las ventas a Rusia o las compras de ese país, sino que las medidas están afectando al propio sistema mundial de relaciones económicas y financieras, al sistema bancario, al crediticio, a las inversiones directas, al mercado energético del gas y el petróleo. Llevar las sanciones hasta sus últimas consecuencias, supone cuestionar el sistema internacional actual puesto en pie tras la segunda Guerra Mundial, el reino del Dólar como moneda de referencia, la Organización Mundial del Comercio, le Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el sistema de regulación de materias primas, y mucho más.
Es más, si el plan de sanciones persiste, se corre el riesgo de que los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que poseen un PIB mayor que el de todo Occidente reunido, busquen alternativas al sistema actual, con una nueva moneda de referencia, nuevas normas para el comercio, y nuevos organismos internacionales económicos y financieros.
¿Es esto lo que persiguen los promotores de las Global Sanctions? En todo caso, es un riesgo que esto ocurra.