Reelegido Díaz-Canel, todo sigue igual en la Cuba castrista

Nada nuevo en Cuba, la isla-hacienda del castrismo: en un país de régimen de partido único, el PCC, y donde por lo tanto cualquier oposición es ilegal y severamente reprimida, no parece ninguna novedad que el presidente Miguel Díaz-Canel fuera reelegido para un segundo y último mandato por 459 de los 462 diputados de la Asamblea Nacional. 

Los méritos contraídos para merecer este segundo mandato se reducen prácticamente a uno: haber mantenido con mano de hierro las esencias del castrismo, es decir impedir el más mínimo movimiento de contestación al vetusto régimen comunista imperante en la isla-prisión que es Cuba desde 1959. Y, dentro de ello, su mayor logro lo cosechó a raíz de las manifestaciones de julio de 2021, las más numerosas y desafiantes a las que hubo de hacer frente con toda su contundencia la policía política del régimen. Había que tener mucho coraje para salir a las calles y protestar contra la falta de libertades en que se asfixia el sufrido pueblo cubano, pero era tal la desesperación que pronto el movimiento de protesta se extendió a las grandes ciudades del país. 

Conforme al manual totalitario, el resultado de la represión a manifestantes que apenas exhibían su protesta oralmente y con alguna pancarta de fortuna elaborada deprisa y corriendo, fue de un muerto, un centenar de heridos y 1.300 detenidos, juzgados de inmediato sumariamente y condenados 500 de ellos a penas de presidio de hasta 25 años. Muchos de los desesperados que escaparon de las garras de las fuerzas de seguridad buscaron la salida de siempre, salir de la isla como fuera y costase lo que costase. En 2022 fueron más de 300.000 los cubanos que pudieron abandonar la isla. Ni Díaz-Canel ni los demás gerifaltes del régimen parecen lamentarlo. Tales son las penurias que padece la población que 300.000 bocas menos que malalimentar no parecen causar mucho malestar en las altas esferas, todavía supervisadas por Raúl Castro, que a sus 92 años continúa vigilando que nadie se salga de los estrechos márgenes impuestos por su omnímodo totalitarismo. 

Ineficiencia, burocracia y corrupción

En su nuevo discurso de reinvestidura, el presidente Díaz-Canel, que también ostenta el cargo de primer secretario del Partido Comunista Cubano, prometió lo de siempre: “Resolver los problemas de ineficiencia, a fin de aumentar la oferta de bienes y servicios y controlar la inflación”. A lo que él mismo añadió las críticas también recurrentes a los propios estamentos de su régimen, al fustigar “la burocracia, la indiferencia de los funcionarios en el desempeño de su trabajo y la inaceptable corrupción”. O sea, los mismos vicios que arrostra un régimen, que siempre culpaba al embargo norteamericano de ahogar a Cuba. En esta ocasión, la única variable es que Díaz-Canel ha señalado a la asfixiante burocracia de su régimen de frenar y lastrar el progreso del país, al tiempo que reconocía que Cuba atraviesa por dificultades profundas. 

Raúl Castro le había encargado en su primer mandato que encauzara la reforma económica que precisaba el país, y que consistía fundamentalmente en reducir drásticamente los empleos estatales y permitir una tímida apertura a los muy controlados negocios privados. La pandemia de la COVID-19 contribuyó a frustrar los planes de reforma hacia una economía mixta. Antes bien, se han agravado las penurias en productos alimenticios básicos, además de en medicinas y combustibles, que el país padece cada vez más desesperadamente desde el colapso de la Unión Soviética en 1989, y del final del abastecimiento de carburante por parte de la Venezuela chavista a raíz del colapso de la producción petrolera de la república bolivariana en 2010. 

Díaz-Canel sí emprendió una reforma monetaria en 2021, por la que puso término a la ficción de un cambio paritario 1 peso = 1 dólar. Pero, lejos de solucionar el problema, la medida desembocó en una espiral inflacionista, además de la consiguiente fuerte devaluación del peso, que en apenas estos dos años transcurridos ha pasado de un cambio oficial de 24 pesos a 120 por cada dólar, si bien en el mercado negro pueden conseguirse 185 pesos por el billete verde americano. 

Además de Díaz-Canel, en la misma sesión de la Asamblea Nacional fueron reelegidos el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, así como el presidente y vicepresidente del Parlamento, Esteban Lazo y Ana María Machado, respectivamente. Todo, pues, sigue igual en la llamada en otro tiempo Perla de las Antillas.  

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