
[Para una comprensión adecuada de esta entrega, releer la entrega 21]
Tres condiciones (Continuación)
Todo esto demuestra que según los principios islámicos, para que el alma actúe perfectamente es necesario que en todo momento goce de la ayuda del cuerpo. Al morir el hombre, el alma se separa del cuerpo mortal, pero en el estado intermedio cada alma recibe un cuerpo que le permite reaccionar ante las condiciones de aquel estado. Este cuerpo no se parece a nuestro cuerpo físico, sino que se compone de luz o de oscuridad, según la calidad de las acciones de la persona en esta vida, como si los actos del hombre sirvieran de cuerpo para el alma en aquel estado. La Santa Palabra de Dios afirma repetidas veces que algunos cuerpos serán brillantes y otros oscuros, según la luz o la oscuridad de sus acciones humanas. Esto es un misterio, pero no carece de razón. Un ser humano perfecto puede gozar de un cuerpo brillante en esta misma vida, y se experimenta en visiones muchos ejemplos de este fenómeno. Esto quizás resulte difícil de comprender para una persona de mediana inteligencia, pero los que tienen alguna experiencia del estado de visión no considerarán sorprendente ni improbable un cuerpo preparado según las acciones humanas, sino que apreciarán el fenómeno.
En resumen, el cuerpo que se adquiere según el grado de las acciones anteriores se convierte en una fuente de recompensa por los actos buenos y malos, en el estado intermedio. Yo(*) tengo experiencia de esto. Muchas veces, totalmente despierto, he tenido visiones en las que he visto a personas ya fallecidas, y he observado que los cuerpos de los malhechores y los malvados eran oscuros, como si estuvieran hechos de humo. En resumen, tengo una experiencia personal en estos temas que me permite afirmar categóricamente que, como dice Dios Exaltado, cada persona recibe después de su muerte un cuerpo brillante u oscuro. Sería una equivocación por parte del hombre intentar establecer tales percepciones a través del mero ejercicio de la razón. Se ha de reconocer que así como el ojo es incapaz de descubrir un sabor dulce, y que la lengua no puede ver, del mismo modo la razón no basta para explicar el conocimiento de la vida después de la muerte, que sólo se adquiere a través de visiones espirituales. Dios Exaltado ha fijado varios métodos de adquirir en este mundo conocimientos de lo desconocido. Es preciso, por lo tanto, buscar todo a través de los medios apropiados. Sólo así se puede descubrir este conocimiento.
También ha de tenerse en cuenta que, en Su Santa Palabra, Dios describe como muertos a aquellos que se dedican al vicio y al error, mientras que declara vivos a los virtuosos. Esto se debe a que se suprimen las funciones vitales de aquellos que mueren habiéndose olvidado de Dios - al comer, beber y al entregarse a las pasiones - y no comparten los alimentos espirituales. Están verdaderamente muertos, y su resurrección sólo será para su castigo. Como dice Dios el Glorioso:

“Para quien comparezca ante su Señor como pecador, para él estará el Infierno; y en él ni morirá ni vivirá” (20:75).
Pero aquellos a los que Dios ama, no mueren con la muerte física, porque tienen en sí su sustento.
Después del Barzaj, hay un estado de resurrección. En este estado, todo alma, buena o mala, honrada o desobediente, recibirá un cuerpo visible. Se ha elegido ese día para la manifestación perfecta de Dios, cuando todos conocerán plenamente el Ser de su Señor, y recibirán la recompensa total. Esto no debe de extrañar a nadie, porque Dios es Exaltado, y hace siempre Su voluntad, como Él ha dicho:

“¿No ve el hombre que lo hemos creado de una simple gota de esperma? Sin embargo, ¡helo ahí, convertido en un notorio pendenciero! Pues inventa similitudes para Nosotros y olvida su propia creación. Dice: “¿Quién puede dar la vida a los huesos cuando estén descompuestos?”. Diles: “Aquel que los creó la primera vez les devolverá la vida, pues Él conoce perfectamente cada tipo de creación”. (36:78-80)

““¿No tiene Aquel que creó los cielos y la tierra el poder de crear a otros semejantes a ellos?” ¡Sí! pues Él es ciertamente el Creador Supremo, el Omnisciente. En verdad, cuando Él tiene la intención de hacer una cosa, Su mandato consiste solamente en decir: “¡Sé!” y comienza a ser. Pues Santo es Él, en Cuya mano está el reino de todas las cosas; y a Él seréis todos devueltos.” (36:82-84).
En estos versículos Dios el Glorioso señala que para Él nada es imposible. ¿Acaso no tiene poder para crear al hombre de nuevo El que primero lo creó de una humilde gota?
Una persona ignorante quizás objetara que, puesto que el tercer estado, el estado de la resurrección, sólo llega tras un largo período de tiempo, el estado del Barzaj no sería más que un calabozo inútil para los buenos y los malos. Pero ésta es una equivocación que se basa en la ignorancia. En el Libro de Dios se alude a dos estados de recompensa de las acciones buenas y malas, uno de los cuales es el estado del Barzaj, en el que todos recibirán su recompensa, aunque no tan francamente como en el tercer estado. Los malvados entrarán inmediatamente en el Infierno, y los virtuosos hallarán su sosiego en el cielo inmediatamente después de su muerte. Varios versículos del Santo Corán aluden al hecho de que cada persona, inmediatamente después de su muerte, encontrará la recompensa de sus acciones. Por ejemplo, con respecto al virtuoso, dice:

“Se le dijo: “Entra en el Paraíso””. (36:27);
Y respecto a un malvado también se le dijo:

“Mirará y lo verá en medio del Fuego”. (37:56)
Este versículo alude a dos amigos, uno de los cuales entró en el Cielo, y el otro en el Infierno. El que entró en el Cielo estaba ansioso de saber cómo se encontraba su amigo. Se le mostró que su amigo estaba ya en el centro del Infierno (37:56). Así pues, se ve que la recompensa y el castigo entran inmediatamente en vigor, yendo al Infierno los condenados, y al Cielo los que lo merecen. Pero después hay un día de grandiosa manifestación, elegido por la gran sabiduría de Dios. Dios creó al hombre para que se Le reconociera a través de Su atributo de creación. Luego destruirá todo, para que le reconozcan por Su Dominio sobre todas las cosas. Después, Él reunirá a todos, tras otorgarles la vida perfecta, para que Le reconozcan por Su poder.
(*) - Se refiere a sí mismo, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad de Qadián, India, 1835-1908, el Santo Fundador de la Comunidad Musulmana Ahmadía, que es el autor de esta exposición, y que nosotros exponemos su traducción castellana en estas entregas.
(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.
(Continuaremos en la siguiente entrega, la número 23 que versará sobre la segunda y la tercera percepción que expone el Sagrado Corán sobre la Vida Futura)