Opinión

La filosofía de las enseñanzas del Islam (26)

PHOTO/JITEN DADLANI - Islam
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Siguiendo el índice que propusimos en la primera entrega [https://www.atalayar.com/opinion/qamar-fazal/la-filosofia-de-las-ensenanzas-del-islam/20230425163940184001.html], continuamos con la cuarta consideración: “El efecto de las ordenanzas prácticas de la Ley en esta vida y la en la Vida Futura.” 

El efecto de las ordenanzas prácticas de la Ley en esta vida y en la Vida Futura. 

Ya hemos afirmado que el efecto de la ley Divina, verdadera y perfecta, sobre el corazón del hombre en esta vida es el de elevarle de su condición salvaje para convertirle en un ser humano, y después, tras inculcar en él las altas cualidades morales, convertirle en un ser piadoso. Uno de los efectos de las ordenanzas prácticas de la Ley es que una persona que observa la Ley verdadera reconoce progresivamente los derechos de sus congéneres, y ejercita sus facultades de equidad, benevolencia y verdadera compasión, en las ocasiones debidas. Tal persona comparte con sus congéneres, de acuerdo con sus méritos, las bondades que Dios le ha otorgado - el conocimiento, la comprensión, los bienes y las comodidade s-. Como el sol, derrama su luz sobre toda la humanidad; y como la luna transmite a otros la luz que recibe de Dios. Brilla como el día, mostrando a los demás los caminos de la virtud y la bondad, y como la noche, cubre con un velo sus debilidades y reconforta a los cansados. El piadoso, como el cielo, protege bajo su sombra a todos los necesitados y les refresca con la lluvia de la gracia en los momentos debidos. Como la tierra, se resigna con humildad a ser hollado por el bienestar ajeno y hace que se acerquen a él para otorgarles la seguridad, ofreciéndoles frutos espirituales diversos. De este modo, el que obedece la Ley perfecta cumple con sus obligaciones hacia Dios y también hacia sus congéneres hasta el máximo. Se somete totalmente a la voluntad de Dios, y se convierte en el verdadero siervo de Sus criaturas. Este es el efecto de las ordenanzas prácticas de la ley sobre la vida humana en este mundo. 

Su efecto en la otra vida es que una persona que obedece totalmente estas ordenanzas contemplará su relación espiritual con Dios como una realidad manifiesta. Los servicios que por amor de Dios hacía a las criaturas de Dios, estimulado por su fe y su deseo de realizar buenas obras, les serán manifiestos en los árboles y los ríos del paraíso. 

En este contexto, Dios Exaltado dice:

Es decir, llamamos a ser testigos del sol y de su luz; y llamamos a presenciar la luna cuando sigue al sol y obtiene de él su luz y la transmite a la gente; y llamamos a ser testigos del día en que se manifiesta la luz del sol y muestra los caminos; y llamamos para presenciar la noche cuando oscurece y envuelve todo dentro de sí misma; y llamamos a ser testigos al cielo y el propósito para el cual ha sido creado; y llamamos a ser testigos de la tierra y de la finalidad para la cual ha sido extendida como un suelo; y llamamos a ser testigos del alma humana y de su cualidad que la hace igual a todas estas otras cosas; es decir todas esas cualidades se encuentran dispersas entre otros cuerpos que ya han sido mencionados, todas ellas están comprendidas en el alma del hombre perfecto. Como estos cuerpos sirven al hombre de diversas maneras, el hombre perfecto realiza todo ese servicio por sí mismo, como acabo de afirmar.  

Luego dice: “Ése será librado de la muerte y alcanzará la salvación quien purifica su alma, es decir, quien sirve a Dios y a Sus criaturas por su devoción a Dios, como lo hacen el sol y la luna y la tierra”. 

Se ha de tener en cuenta que en este contexto se entiende por “vida” la vida eterna que se otorga al hombre perfecto. Esto nos indica que la recompensa por haber obedecido las ordenanzas prácticas de la Ley será la vida eterna del mundo venidero, para la cual la contemplación de Dios servirá siempre de sustento.  

Después se establece que quien corrompe su alma, y no adquiere las cualidades para las que recibió las facultades apropiadas, y retorna tras una vida impura, se arruinará y desesperará de la vida eterna. Esto viene ilustrado en el incidente del camello de Al’lah desjarretado por un malvado de la tribu de Samud, que no le permitió beber en su fuente. Esto indica que el alma del hombre es el camello de Dios, sobre el que cabalga Él; o sea que el corazón del hombre es el lugar de las manifestaciones Divinas. El agua que bebe el camello es el amor y la comprensión de Dios que le sustenta. Cuando los samudíes desjarretaron el camello de Dios, y no le permitieron beber, sufrieron el castigo de Dios, y Dios ni siquiera se ocupó del bienestar de sus subordinados. Así será arruinado el que corrompe su alma, y no desea perfeccionarla, y le niega el alimento espiritual. (91:2-16). 

La filosofía del juramento en el Santo Corán. 

Existe una profunda filosofía en los juramentos de Dios por el sol y la luna, etc. Los antagonistas del Islam, debido a su ignorancia, critican a Dios por jurar por cosas creadas. Como su inteligencia no es celestial sino terrenal, son incapaces de apreciar las verdaderas percepciones. El objeto del jurar es aducir un testimonio en apoyo de su petición. Una persona que no dispone de testigo a favor de su petición jura por Dios, porque Él lo sabe todo, y Él es el primer testigo en todos los casos. Tal persona presenta el testimonio de Dios al jurar por Él, sabiendo que la veracidad de su afirmación la confirmará el hecho de que Dios no le castigue luego de jurar. Por lo tanto, no es permisible que una persona jure por una cosa creada, puesto que ninguna cosa creada conoce lo desconocido, ni puede castigar al que en falso jura.  

En estos versículos, los juramentos de Dios por varios fenómenos son distintos de los juramentos de una persona. Existen dos tipos de manifestaciones Divinas. Primero hay manifestaciones evidentes, acerca de las que no existe ninguna polémica. En segundo lugar hay manifestaciones Divinas por deducción, que pueden ser tema de conflicto y equivocación. 

Al jurar por fenómenos evidentes, el propósito de Dios Exaltado es establecer, mediante su testimonio, Sus manifestaciones deductivas. 

Es evidente que el sol y la luna, el día y la noche y el cielo y la tierra, poseen las características respectivas ya mencionadas y sin embargo no todo el mundo reconoce las características del alma humana. Dios presenta como testimonio Sus manifestaciones evidentes con el propósito de explicar Sus manifestaciones deductivas. Es como si Él dijera: “Si tenéis dudas en cuanto a las cualidades que posee el alma humana, contemplad el sol y la luna y los otros fenómenos citados, que evidentemente poseen dichas cualidades. Sabéis que el hombre es un microcosmos en el que se representa en pequeña escala todo lo existente en el universo. Si los grandes cuerpos del macrocosmos poseen estas cualidades, y las emplean en servicio de las criaturas de Dios ¿es posible que el hombre, superior a todos estos cuerpos, no tenga también estas cualidades? No es posible. Igual que el sol, el hombre posee la luz de la ciencia y la razón, y con esta luz ilumina al mundo. Igual que la luna, el hombre recibe la luz de las visiones y revelaciones Divinas y las transmite a otros que todavía no han llegado al más elevado estadio del progreso humano. ¿Cómo podéis decir, entonces, que el don de la profecía es una noción falsa, y que el don profético, las Leyes Divinas y las Sagradas Escrituras no son más que imposturas y evidencia del egoísmo de ciertos seres humanos? Habéis observado que al amanecer se iluminan todos los caminos, y las montañas y los valles se hacen visibles. Del mismo modo, el hombre perfecto es el día de la luz espiritual. Su aparición hace visibles los distintos caminos. Él señala el buen camino, porque él es el día resplandeciente de la verdad y la virtud. De igual modo habéis observado cómo la noche acoge a los cansados, y cómo los labradores, tras trabajar durante el día, descansan de sus labores bajo la protección de la noche. La noche también cubre todos sus defectos e imperfecciones. Del mismo modo, los siervos perfectos de Dios vienen para reconfortar al mundo, y los que reciben revelaciones alivian a los sabios de sus esfuerzos descomunales. A través de estas personas, se resuelven fácilmente los enormes problemas de percepción. 

(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él. 

(Continuaremos en la entrega 27 desarrollando aún más este tema sobre “La filosofía del juramento en el Santo Corán”)