
“La lucha contra el terrorismo y el islamismo radical es un combate europeo, una lucha de valores”. Así de contundente se mostró el presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, en una entrevista a Le Grand Continent.
La pieza periodística se concretó pocos días después del último atentado, de una serie de tres, que había sufrido Francia en apenas un mes, el periodo de tiempo comprendido entre el 25 de septiembre y el 29 de octubre. En primer lugar, ese 25 de septiembre, los parisinos rememoran el ataque a la sede de la revista satírica Charlie Hebdo de enero de 2015 al producirse un nuevo ataque con cuchillo en estas mismas oficinas. Por este motivo y en defensa de la libertad de expresión, un profesor de Historia, Samuel Paty, enseñó en sus clases una de las caricaturas de esta revista y al cabo de unos días, el 16 de octubre, fue degollado en plena calle. El autor de este atentado dejó escrito en sus redes sociales: “Para Macron, el líder de los infieles, ejecuté a uno de sus perros del infierno que se atrevió a menospreciar a Mahoma”. El presidente francés contestó con un “no pasarán”.
Por último, el 29 de octubre, apenas dos semanas después del asesinato del profesor Paty, un nuevo ataque se perpetró en la ciudad de Niza, también escenario de un terrorífico atentado en julio de 2016 que dejó más de 80 muertos. En este caso, fueron tres las víctimas del ataque yihadista en las inmediaciones de la Basílica de Notre Damme.
Ante esta situación, lo llamativo no fue la lógica ola de apoyo y condolencias que recibió Francia por parte de sus homólogos europeos, sino la respuesta de odio que provocó en países musulmanes de todo el mundo. El presidente egipcio, Al Sisi, aseguró que “tienen que parar si ofende a los musulmanes”; el primer ministro de Pakistán, Imram Khan llamó a Macron “islamófobo” mientras que el presidente checheno, Ramzán Kadirov amenazó con “más crímenes como el del profesor Paty” ante “el incendio provocado por Macron”. No obstante, la declaración más llamativa fue la realizada por el ex primer ministro de Malasia, Muhatir Mohamad, quién señaló que “los musulmanes tienen derecho a estar enfadados y matar a millones de franceses por las masacres del pasado”.

Incluso dentro de Francia se elevaron voces contra la “batalla” declarada por Macron al extremismo islámico, como la del presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán que subrayaba la necesidad de “renunciar [por parte de los franceses] a algunos derechos para que pueda haber fraternidad en nuestro país”.
No cabe duda de que Francia es un país de evidente influencia musulmana debido a su pasado histórico. No obstante, son alrededor de cinco millones y medio de musulmanes los que viven en el país según datos del portal Statista y un informe de Europol señala que lideró el número de detenciones por Yihadismo en 2019, 202 frente a las 56 de España, segundo país en la lista. Asimismo, Francia ha sido el país más golpeado por el terrorismo islámico desde el comienzo de siglo XXI, con más de 250 víctimas y tan solo entre 2015 y 2020, han sido asesinados 259 personas, seguido muy de lejos por Reino Unido, con 42 víctimas, según informa el Departamento de Seguridad Nacional del Gobierno de España.
No obstante, Emmanuel Macron trata de no generalizar y en la misma entrevista en Le Grand Continent aseguró que “el terrorismo islamista distorsiona la religión” y recordó que “más del 80% de víctimas se producen en el mundo musulmán”, aunque sí se mostró rotundo al señalar que “no voy a cambiar mis derecho porque ofendan en otros lugares” porque “el respeto no debe ir en detrimento de la libertad de expresión” y lo que “no se le puede pedir a Europa es que se disculpe de las libertades permitidas”.
Frente a estas declaraciones, el presidente francés presentará el próximo 9 de diciembre la “Ley contra el separatismo islámico”, que pretende “reforzar la laicidad y consolidar los valores republicanos” al mismo tiempo que califica como “estupidez” prohibir el Islam porque “sería el mejor regalo que le podríamos dar a quienes quieren sacudir la República”. Además, Macron criticó que “hemos sido nosotros quienes hemos construidos los guetos”, en referencia a esas sub-sociedades de musulmanes, muy proclives a encontrar sujetos a los que radicalizar, que parecen existir en algunas ciudades del país.

Pero ¿está sola Francia en su guerra al extremismo islámico? ¿Dónde está Europa? Tras los atentados de Francia y Austria (el 3 de noviembre, cuatro personas murieron y cerca de una veintena fueron heridas por un tiroteo en el centro de Viena), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunció la presentación de la European agenda combatig terrorism el próximo 9 de diciembre, al mismo tiempo que señaló tres acciones destinadas a tal fin.
En primer lugar, la prevención, desarrollada en tres líneas de actuación: creación de expectativas para los jóvenes; creación de una red europea anti-radical; y Digital Services Act, que actuará contra contenidos “dañinos o ilegales”. En segundo lugar, protección de fronteras exteriores, más aun teniendo en cuenta que el autor del atentado de Niza entró clandestinamente en septiembre a través de Lampedusa y logró alcanzar Francia. Por ello, se ha celebrado recientemente el Schengen Forum, donde se llamó a fortalecer la cooperación policial y de seguridad, reforzando la EURODAC (base de datos de solicitantes de asilo e inmigrante irregulares) y otorgándoles más competencias a Europol y la presentación en 2021 de una Nueva Estrategia Schengen, porque, en palabras de Von der Leyen: “Una Europa sin fronteras interiores sólo es posible si hay una protección eficaz de sus fronteras exteriores”. Por último, la tercera acción es la actuación, ejemplificada en esa próxima presentación de la European Agenda combating terrorism y la mejora del Sistema de Información de Schengen.
Todo esto debería completarse con la puesta en marcha del nuevo plan de migración y asilo presentado hace unas semanas. Europa se enfrente, desde hace varios años, a un grave problema de seguridad y es Francia quién está dispuesta a encabezar la respuesta contra el terrorismo islámico. Pero no debe ser Francia la única en combatir por los derechos y libertades alcanzados en Europa, debe ser una respuesta conjunta. Frente al terror, unión.