Wahid es el nombre del primer protagonista, pero no el único, que encontramos en este trabajo de investigación de Sabela González y José Bautista, ‘Buscar la vida: Crónica de los niños migrantes atrapados en Melilla’. A través de sus pasos descubrimos en este libro, publicado en septiembre de 2020, la realidad de los Menores Extranjeros No Acompañados en el otro lado de la orilla, todos los factores que giran entorno a la migración de los niños y adolescentes y las difíciles condiciones en las que se ven atrapados en Melilla.
Aunque estos menores crean haber llegado a España, comprendemos a través de González y Bautista que la realidad queda lejos, pues estos niños llegan a una Ciudad Autónoma de España, pero no a España. El sueño de estos menores que llegan a la ciudad es cruzar el mar, ya que en la Península es donde creen que van a encontrar ese futuro que Melilla no les otorga. Desde el primer momento podemos concebir a esta ciudad como una “isla en tierra”, según apuntan los dos autores, ya que se trata de un territorio que está atrapado entre las vallas fronterizas con Marruecos y el mar, que lo distancia de la Península de 170 a 211 kilómetros. Al comprender esto, entendemos que lo que ocurre en Melilla, prácticamente se queda en Melilla.
Los autores en estas 317 páginas de investigación han realizado un trabajo excepcional rebuscando en la hemeroteca de los medios nacionales sobre los escándalos de corrupción que tienen lugar en la ciudad. Perder la cuenta de todas ellas es muy fácil pues parece un largo listado sin fin de casos de robo de dinero, manipulaciones y sobornos que giran entrono al partido político que llevaba rigiendo Melilla por Juan José Imbroda (Partido Popular) durante casi dos décadas. Además, destacan todas las empresas que deberían de velar por la seguridad y la protección de los niños, pero que, sin embargo, quedan lejos de hacerlo.
Este trabajo que fue realizado durante 2018 y que tuvo como base la tesis de fin de Máster de la periodista y experta en comunicación especializada en Derechos Humanos, Sabela González, nos lleva a hacer un recorrido por las calles de Melilla para conocer casi en primera persona la situación deshumanizante que viven los mal llamados ‘mena’. No sólo Wahid, sino muchos otros niños como Anis, Salim, Kadir, Zaki y un largo etcétera, se han visto obligados a arriesgar su vida para llegar a España en busca de un futuro digno, en el que puedan trabajar y ganar un sueldo para enviar a las familias que dejan atrás. Es por ello por lo que este libro nos enseña que estos niños vienen con unos objetivos fijados porque sus vidas en sus lugares de procedencia carecían de sentido.
El primer momento en el que estos menores empiezan a arriesgar su vida arranca cuando intentan cruzar la frontera marroquí-española. Nuestros protagonistas lo hacen de diversas maneras, pero Wahid en concreto lo hizo por mar, cruzando a nado los pocos metros que separan Marruecos de España. Otros niños no escogen este método, y se esconden en los bajos de los coches y en los altos de los camiones para cruzar la frontera, una táctica muy peligrosa que no sólo realizan en este primer recorrido, sino que también lo aplican para cruzar el mar entre Melilla y la Península. A esta actividad se la denomina “risky” que significa arriesgar, algo que todos o casi estos niños conocen de primera mano. Una vez en Melilla, buscan la manera de llegar al resto de España, que realmente suele ser en algunos casos sólo un puente con el resto de Europa.
Sin embargo, González y Bautista nos demuestran que muchos niños no consiguen llegar a la Península, que muchos otros se quedan atrapados en Melilla y que otros cuantos simplemente afrontan la realidad y vuelven a cruzar la frontera para regresar a sus casas. Lo que les conduce a una frustración incontrolable es saber que no tienen salida de Melilla y que la situación no mejorará.
Cuando pensamos en Menores Extranjeros No Acompañados pensamos en unos niños y adolescentes que reciben protección, alimento y vestimenta por parte del país que lo recibe. Además de ser esta la realidad que deberían de experimentar estos niños, vemos en este trabajo cómo en Melilla estos menores prefieren vivir en la calle a vivir en los centros de acogida. No se trata de desagradecimiento ni tampoco inconformidad, sino que estos centros son el foco de muchas agresiones por parte de otros compañeros y/o los trabajadores, las condiciones son infrahumanas y acumulan en cada habitación a una cantidad desorbitada de niños. No se les concede ni la protección física, ni la seguridad, ni el alimento ni la comida, la higiene queda lejos de ser la necesaria y cada colchón es compartido por un par de niños.
La situación de la calle no es mejor, pero es preferible ya que al final del día pueden conseguir algo para llevarse a la boca, además de dinero con algún que otro trabajo, como el de limpiar parabrisas de coches, con el que comprarse ropa y jabón para lavarse en las duchas de la playa. Todo este recorrido nos aleja del desconocimiento y la desinformación bajo el que nos vemos expuestos como población, y nos abre los ojos para descubrir y solucionar cada duda que podamos tener respecto a este tema.
Se trata de una lectura necesaria que nos enseña el día a día de un menor en Melilla, cómo su vida va perdiendo sentido y cómo se desmotivan cayendo en la droga y en el alcohol cuando ven que recibir un permiso de residencia no es tan fácil como debería de ser. Atrapados en Melilla, desprotegidos, perseguidos y discriminados, los menores sufren las consecuencias de la mala gestión gubernamental y sistemática, la desprotección por parte de los que deberían de velar por su seguridad y la marginación social por ser niños y migrantes.